La Iglesia del Santo Sepulcro: el lugar más sagrado de la cristiandad

La Iglesia del Santo Sepulcro también llamada basílica del Santo Sepulcro o la Iglesia de la Resurrección, situada en el barrio cristiano de Jerusalén, está considerada como el lugar más sagrado para la cristiandad, ya que según la tradición de los evangelios, sobre ella se halla el emplazamiento exacto donde Jesucristo murió crucificado así como su sepulcro.

Iglesia del Santo Sepulcro, Jerusalén

Historia antigua

En el siglo I d.C. durante el mandato del emperador romano Tiberio (14-37 d.C.), murió crucificado Jesús de Nazaret, si bien existe un amplio debate en torno a las circunstancias reales de este hecho histórico. Poco después, en el año 70 d.C. la ciudad de Jerusalén fue arrasada por las tropas del futuro emperador Tito en el marco de la primera guerra judeo-romana (66-73 d.C.). Así mismo, el Templo de Jerusalén fue saqueado y destruido, acontecimiento que todavía es recordado tristemente por la comunidad judía, aunque quedó el vestigio conocido como el Muro de las Lamentaciones. Posteriormente, en el año 135 d.C. el emperador Adriano mandó edificar un templo dedicado a Venus en la zona del Calvario. Siglos más tarde, tendría lugar un acontecimiento trascendental para la historia del cristianismo.

Después de observar una cruz en el cielo, el emperador Constantino I el Grande firmó el Edicto de Milán en el año 313 d.C., a través del cual se legalizaba la religión cristiana en el Imperio romano y se ponía fin a las persecuciones contra ciertos grupos religiosos. La madre de Constantino, Helena, viajó hasta Tierra Santa por encargo de su hijo con el fin de hallar la tumba de Jesucristo. Con la ayuda del obispo de Jerusalén Macario y de los rabinos del lugar, Helena encontró tres cruces cerca de una tumba, dando a entender que habían encontrado el Calvario o Gólgota. El templo de Venus fue reemplazado por un templo cristiano por orden de Constantino. Finalmente, la Iglesia del Santo Sepulcro quedó consagrada el 13 de septiembre del año 335 d.C. Pero todavía le esperaba una larga y convulsa trayectoria.

Escultura de Santa Elena de Constantinopla, descubridora de la Vera Cruz según la tradición cristiana

Edad Media

En época del Imperio bizantino, concretamente en el año 614 d.C. la Iglesia del Santo Sepulcro sufrió un incendio durante la invasión del rey persa sasánida Cosroes II, quien se hizo además con la reliquia de la Vera Cruz. Años después, tras la reconquista de la ciudad por el emperador bizantino Heraclio, la iglesia fue reconstruida y la Vera Cruz recuperada. En el año 638, Jerusalén pasó a manos musulmanas pero el templo cristiano permaneció como tal debido a la voluntad de los primeros gobernantes islámicos de proteger los lugares santos de la cristiandad. Sin embargo, esta actitud cambiaría abruptamente en el año 1009, cuando el polémico califa fatimí Al-Hákim ordenó la destrucción completa de la iglesia quedando esta seriamente dañada. Este trágico evento produjo una gran conmoción en toda Europa. Pero todavía habría que esperar varias décadas para una intervención militar cristiana en Oriente Próximo.

Entre 1027 y 1028, tuvieron lugar diversas negociaciones entre el Califato fatimí y el Imperio bizantino para la reconstrucción del templo sagrado. Las obras fueron costeadas por el emperador Constantino IX. Años más tarde, tras la petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I Comneno a causa de la belicosidad de los turcos selyúcidas, el papa Urbano II convocó la Primera Cruzada en el año 1095. Después de una larga travesía llena de peligrosos obstáculos, los cruzados se hicieron con el control de la ciudad de Jerusalén y por ende de la Iglesia del Santo Sepulcro, el 15 de julio de 1099. Las masacres llevadas a cabo contra la población en la ciudad santa quedaron reflejadas con toda su crudeza por los cronistas de la época. El príncipe Godofredo de Bouillón rechazó el título de rey de Jerusalén y en su lugar adoptó el de «Defensor del Santo Sepulcro».

Toma de Jerusalén por los cruzados, 15 de julio de 1099

La época de las Cruzadas supuso un antes y un después en el curso de los acontecimientos. Tras el éxito de la primera campaña, cuatro estados cruzados se establecieron en Tierra Santa: el Reino Latino de Jerusalén, el Principado de Antioquía, el Condado de Trípoli y el Condado de Edesa. No obstante, pese a estas ganancias territoriales, la alegría no duró demasiado para los cristianos. Poco después de la derrota a manos del sultán de Egipto Saladino en la batalla de Los Cuernos de Hattin, casi todo el Reino de Jerusalén sucumbió ante el empuje del islam, incluida la ciudad santa (2 de octubre de 1187). De esta forma, el sultán se aseguró el control de los lugares sagrados de la cristiandad. Como curiosidad, desde los lejanos tiempos de Saladino es una familia musulmana la que custodia las llaves que abren y cierran la doble puerta del templo cristiano, una acción que hoy en día constituye un gesto diplomático de primer orden.

La Tercera Cruzada (1189-1192) tenía como objetivo recuperar Jerusalén para la fe cristiana. El principal protagonista de este episodio fue Ricardo Corazón de León, quien se enfrentó a Saladino por el control de Tierra Santa. A pesar de lograr una importante victoria en la batalla de Arsuf (1191), Ricardo no logró arrebatar al sultán la ansiada ciudad santa. No obstante, ambos líderes firmaron la paz a través del Tratado de Jaffa en 1192, mediante el cual se permitían las peregrinaciones a Jerusalén siempre y cuando estas fueran de carácter pacífico. Por otro lado, los cristianos se aseguraban una franja costera desde Tiro hasta Jaffa y conservaron la isla de Chipre. Posteriormente, tras la Sexta Cruzada (1228-1229) el emperador del Sacro Imperio Federico II retomó el control de Jerusalén, junto con Belén y Nazaret, entre 1229-1244. Pero pasado ese corto período, la ciudad santa volvería a caer bajo dominio islámico por varios siglos.

Acontecimientos posteriores y significado

El Imperio otomano se hizo con el control de Tierra Santa a principios del siglo XVI tras imponerse a los mamelucos. La Iglesia del Santo Sepulcro todavía sufrió varias remodelaciones más a lo largo de la Edad Moderna y Contemporánea. Más recientemente, la disputa entre católicos y ortodoxos por el control del templo cristiano y otros lugares considerados santos, debido a las injerencias del emperador francés Napoleón III, precipitó el estallido de la Guerra de Crimea (1853-1856). Tras la desintegración del Imperio otomano al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido tomó el control sobre esta zona estableciéndose el Mandato británico de Palestina hasta la fundación oficial del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948. Uno de los muchos litigios existentes entre Israel y Palestina trata precisamente sobre el controvertido status de la ciudad de Jerusalén, considerada la «capital eterna e indivisible» para los israelíes mientras que los palestinos siguen reclamando el control sobre la parte oriental, controlada de facto por Israel desde 1967. A día de hoy, todavía no ha sido posible llegar a un acuerdo amistoso sobre esta y otras cuestiones territoriales, prologándose así el eterno conflicto palestino-israelí.

Por otro lado, después de repasar brevemente la trayectoria de este lugar tan sagrado, es necesario detenerse en su importancia. El significado religioso e histórico de la Iglesia del Santo Sepulcro es importantísimo especialmente para el conjunto de la cristiandad. De acuerdo a la tradición cristiana, fue en este lugar donde tuvo lugar la Crucifixión de Jesucristo y donde fue depositado su cuerpo en un hueco horadado en la roca hasta que, según afirman los Evangelios, resucitó de entre los muertos al tercer día. Desde su construcción en el siglo IV d.C., y después de sufrir destrucciones y posteriores reconstrucciones, esta iglesia tan venerada ha sido y sigue siendo el centro de peregrinación cristiana más importante de todo el mundo. Pero pese a la sacralidad de este lugar, no han sido pocos los encontronazos y conflictos a causa de las múltiples confesiones cristianas que actualmente rivalizan por su control (griega, armenia, etíope, siria, copta y franciscana). Por ello, se hace imprescindible reflexionar, aunque sea solo por un momento, acerca de la importancia del mensaje pacifista de Jesucristo, independientemente de cuales sean nuestras creencias religiosas.

Interior de la Iglesia del Santo Sepulcro. Fuente: lavanguardia

Bibliografía:

Asbridge, T. (2010). The Crusades. The War for the Holy Land. Simon & Schuster UK, Ltd, London.

Grant, G. R. (2017). 1001 batallas que cambiaron el curso de la Historia. Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U, Barcelona.

Guerra, A. (2019). ‘El Santo Sepulcro: una historia de fe y caos, espejo de lo que somos’. Lavanguardia. https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20190419/461696235681/santo-sepulcro-jerusalen-semana-santa-custodia-tumba-jesus.html

Losada, J. C. (2021). ‘La toma de Jerusalén’. Historia National Geographic. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/toma-jerusalen_16178

Man, J. (2015). Saladin. Penguin Random House UK, London.

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