Los impresionistas fueron el grupo de artistas más rebelde, combativo, polémico y relevante de toda la historia del arte. Rompieron con las reglas de la pintura del momento desarrollando un original y complejo modo de pintar en París y sus alrededores durante las décadas de 1860 y 1890. Se caracterizaron, a grandes rasgos, por la utilización de pinceladas sueltas, el uso de colores puros sin mezclar, el énfasis de la representación realista de la luz natural y los temas cotidianos.
Y lo hicieron enfrentándose a la Academia de París. Ésta sólo quería artistas que pintaran temas mitológicos, religiosos o de historia, y en un estilo idealizado donde primaba el dibujo. La Academia defendía la manera de pintar renacentista, de perspectiva clásica, pincelada pastosa y colores sobrios y bien mezclados.
Todo eso lo abandonan buscando un modo de pintar nuevo: tratan de captar la sensación de instante fugaz, aplicando pinceladas urgentes, toscas y vibrantes. Su obsesión será reproducir fielmente los efectos de la luz: pintan con colores y tonos que aparecían en un momento concreto bajo la luz natural. No solo buscan captar la realidad, les interesa cómo la luz incide en las cosas, en las personas, en los edificios. Los colores ya no se obtienen por la mezcla en la paleta, sino por mezcla óptica en el lienzo. Prescinden del color negro y buscan lograr colores limpios, luminosos y vibrantes.
En lugar de pintar en sus estudios, decidieron salir al aire libre, trabajando en plein air. Fueron así capaces de captar los efectos momentáneos y cambiantes de la luz. Reproducen la luz en las distintas horas del día, desde el amanecer hasta la caída de la tarde.
Se interesaron en reproducir la vida contemporánea y sus aspectos más agradables: el bullicio de la ciudad, la animación de sus cafés y espectáculos nocturnos, las reuniones campestres, las playas, los parques, etc.
La reacción por parte de la Academia fue la de condenar aquellas pinturas tachándolas de infantiles e intrascendentes. Los críticos de la época sostenían que estos pintores solo buscaban provocar. Pero otras voces defendieron que se trataba de un grupo de visionarios que habían abandonado las técnicas de los maestros clásicos y los temas tradicionales, para hacer un arte libre y sin ataduras, y mirando al futuro.
Contexto social
En París se daban todas las condiciones necesarias para romper la tradición: cambios políticos, avances tecnológicos, ideas filosóficas nuevas y el desarrollo de la fotografía. Hay en la ciudad una regeneración urbana, con avenidas y bulevares anchos y luminosos, que los pintores quieren plasmar en sus lienzos: reflejo de la vida moderna.
Otro cambio importante tuvo que ver con la pintura como tal: surge la idea de meter la pintura al óleo en pequeños tubos transportables, así los pintores pudieron salir a pintar fuera de sus estudios. Hasta entonces los artistas mezclaban ellos mismos los pigmentos secos en polvo con aceite de linaza, en sus talleres.
El desarrollo de la fotografía también les influyó de manera positiva. Fue un elemento auxiliar que utilizaron para conseguir resultados semejantes: captación de primeros planos, encuadres descentrados, etc.
También es importante señalar el papel que tuvo en la defensa del grupo de pintores, el poeta, escritor y crítico francés Baudelaire. Animó a los impresionistas a buscar en la vida moderna lo eterno en la fugacidad del instante, a captar lo universal en lo cotidiano, en el presente, porque el arte no debía tratar los asuntos del pasado, sino la vida moderna.
Primera exposición impresionista
El grupo decidió crear la Sociedad Anónima de Artistas, Pintores, Escultores, Grabadores, etc. un grupo independiente que tenía como fin convocar una exposición anual alternativa que rivalizara con el Salón de la Academia. Sus normas eran claras: no habría jurado y todos los que quisieran participar serían bienvenidos si pagaban la cuota de suscripción.
Abrieron su propia muestra el 15 de abril de 1874 en el estudio del fotógrafo Nadar. Las obras expuestas causaron un rechazo generalizado de la crítica y el público. En la muestra se expusieron más de 150 obras, entre la que se encontraba Impresión, sol naciente, de Monet. De este cuadro surgió el nombre del grupo, cuando el crítico francés Louis Leroy, escribió en el periódico satírico Le Charivari: “Impresión: de eso no hay duda. Solo que me pregunto que, dado que estaba impresionado, tenia que haber alguna impresión de la obra”.
Ésta crítica mordaz se volvió en su contra, ya que terminó por dar nombre al nuevo movimiento.
Precedentes
El impresionismo tiene sus precedentes en:
–La escuela de Barbizon: fue un grupo de paisajistas de mediados del XIX que vivían y trabajaban en el pequeño pueblo de Barbizon, a unos treinta kilómetros al sur de París. Hacían paisajes naturalistas de escenas rurales de los alrededores del bosque de Fontainebleau, y fueron los pioneros de la pintura en plein air. Algunos miembros de este grupo fueron Corot y Millet.
–Delacroix y Courbet, que también habían rechazado la rigidez de la Academia, influyeron en la pintura impresionista de manera distinta. Delacroix usaba colores sin mezclar, pigmentos puros que dotaban a sus cuadros de energía y vitalidad. Por su parte, Courbet aportó un realismo sin idealización alguna, reflejando la realidad social de su tiempo.
-Otra influencia fue la de las xilografías japonesas llamadas Ukiyo-e: pinturas de un mundo que flota. Llegan a Europa a mediados del siglo XIX. Son escenas sencillas y planas, de composiciones asimétricas, que influyeron en Manet, Monet y Degas, principalmente.
El movimiento impresionista
El impresionismo fue una nueva manera de pintar, que consistía en reproducir pura y simplemente la impresión, tal como ha sido percibida realmente. Para el artista impresionista el arte es visual e instintivo. La luz será la principal protagonista del cuadro. El artista recoge la impresión fugaz del paso de la luz, siempre cambiante.
Para precisar la forma y el volumen les basta con la aplicación directa del color, a base de toques fragmentados de tonos puros y yuxtapuestos entre sí. La pincelada es suelta, de pequeños toques en forma de coma.
Los pintores
Ėdouard Manet (1832-1883).Se convirtió en el líder y figura de referencia del movimiento, aunque él siempre negó ser impresionista. Sus obras retomaban las lecciones de Velázquez y Goya. Se apegaba a la tradición, de hecho, presentaba sus obras en el Salón de la Academia, pero a la vez, animaba a los impresionistas a seguir su camino. Su obra se caracteriza por una revolucionaria modernidad, con una novedosa técnica y temas inéditos.
“La concisión en el arte es una necesidad y una elegancia… En una figura hay que buscar captar la gran luz y la gran sombra; el resto vendrá naturalmente.”
Claude Monet (1840-1926). Es el pintor impresionista por excelencia. Obsesionado por captar el instante, la luz cambiante en las distintas horas del día y las variaciones del color.
“Yo no he tenido otro mérito que pintar directamente frente a la naturaleza, procurando plasmar mis impresiones ante los efectos más fugaces.”
Alfred Sisley (1840-1899). Su tema preferido será el paisaje. Su obra se caracteriza por el tratamiento de las variaciones atmosféricas y la delicadeza de sus toques y sus colores. Como Monet también se sintió atraído por la representación de la luz y sus efectos en el agua, el cielo, la bruma y la nieve.
Camille Pissarro (1830-1903). Paisajista sobre todo, pintó al aire libre. Su obra exalta el ambiente rústico de la campiña francesa.
Pierre-Auguste Renoir (1841-1919). Se centró sobre todo en la figura femenina y el desnudo. Pintaba la alegría de vivir, la diversión, la fiesta. Fue un gran cronista de la sociedad parisina. Su aspiración era lograr una perfecta síntesis entre figura y paisaje.
“Para mi, un cuadro debe ser algo amable, alegre y hermoso, sí, hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos más”.
Edgar Degas (1834-1917). Fue el menos impresionista de todos. Se opuso a pintar al aire libre y su estilo clasicista se modernizó gracias a la fotografía y a la estampa japonesa, llevándole a realizar composiciones descentradas, con perspectivas audaces, en las que aparecen las figuras cortadas parcialmente. Lo que más le interesó fue captar el movimiento.
Berthe Morisot (1841-1895).
Fue pieza clave en el inicio y desarrollo del impresionismo. Dominó el pastel, el carboncillo y el óleo. Estudió con Corot que la enseñó a captar la realidad a través de la luz y el color. Además la introdujo en el plein air. A pesar de su interés por el paisaje, con frecuencia pintaba pequeñas escenas de la vida doméstica propia de su ambiente. Tenía un estilo propio y auténtico.
Paul Cézanne. (1839-1906). No encajó del todo en el grupo y, con el tiempo, criticaría los métodos y doctrinas de los impresionistas.
Participó en varias de las exposiciones del grupo, aunque se le considera postimpresionista. Puente entre el siglo XIX y XX, desarrolla la perspectiva múltiple, precursora del cubismo.
El impresionismo sentó las bases del cambio en la pintura y la teoría artística del siglo XX y superó las ideas convencionales sobre la representación visual. Con sus innovaciones técnicas a la hora de representar el mundo que los rodeaba, los impresionistas influenciaron a movimientos posteriores de las vanguardias.
Bibliografía.
-GOMPERTZ, Will, ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos, Madrid: Taurus, 2013.
-MIGUEL EGEA, Pilar de, Del Realismo al Impresionismo, Madrid: Historia 16, 2000.
-POOL, Phoebe, El impresionismo, Barcelona: Destino, 1991.