Javier Santamarta del Pozo empezó a trabajar como «plumilla» en un periódico alicantino . Persona curiosa que creció entre libros, le dio por estudiar de todo, desde Derecho a Historia, y acabó colegiado como Politólogo. Pasó años trabajando en el campo de la Ayuda Humanitaria en varios conflictos, y como experto sigue dando formación para expatriados civiles y militares. Fue colaborador habitual en varios programas de radio, con una sección sobre protocolo en el programa “Es la mañana del fin de semana”, en esRadio, y con otra sobre literatura en Gestiona Radio. Como colaborador en el diario Vozpópuli, ha escrito durante años sobre costumbrismo, arte, libros… y, sobre todo, acerca de la Historia de España. Ha sido invitado habitual de podcast de Historia como La Escóbula de la Brújula. Es miembro del Ateneo Escurialense y de la Asociación Escritores con la Historia
Empecemos por su último libro: «Siempre estuvieron ELLAS. Galería histórica de hispanas memorables».
¿Un hombre ensalzando a féminas ejemplares?
¿Por qué no? A lo mejor por ser hombre puedo ayudar desde una perspectiva, tal vez diferente pero no por ello menos rigurosa, a difundir y dar a conocer a tantas mujeres olvidadas de nuestra Historia. No es algo nuevo para mí pues tengo artículos publicados sobre varios personajes femeninos desde hace más de un lustro en medios nacionales, aunque nunca de manera intencionada. Me han interesado de siempre los hechos o protagonistas de la Historia más desconocidos u olvidados, sin plantearme el sexo de quienes lo llevaban a cabo. Aunque es cierto que es un número importante el de los más olvidados si nos referimos a mujeres.
¿Qué peso ha tenido la mujer en nuestra historia? Es bien cierto que si cogemos un libro de historia el 90% de los personajes que vamos a encontrar son hombres.
Es evidente que la Historia, además de haber tenido una visión androcéntrica de la misma, está desarrollada sobre hechos de armas, de luchas por el poder, de conquistas y descubrimientos. O de revoluciones. Acciones en las que la mujer no ha tenido, y es un hecho objetivo, el mismo peso en ellas. No digo importancia, pero sí participación. Esa es una de las razones, aunque injusta, y seguramente la principal.
¿Ha sido España tradicionalmente un país machista?
No lo creo. O al menos no más que cualquier otro del Planeta. Y a la hora de hacer la inevitable comparación, creo que menos que muchos otros. En España la mujer mantiene sus apellidos se case o no, y no ha sido ninguna anormalidad que sea el apellido de la madre el que haya perdurado, como en el caso de Velázquez o de Góngora, por poner dos ejemplos. Si nos comparamos con Francia, uno de los países ejemplo de avances en temas de derechos, las mujeres francesas no pudieron votar hasta 1944 ni abrir una cuenta corriente hasta 1965. En España pudieron votar en 1933 y tener una cuenta en 1975. Como vemos no hay tanta diferencia, pero aparentemente nos gusta ver que sí.
¿Cree usted en las cuotas? A nosotros nos han afeado la conducta porque en nuestro libro aparecen más hombres que mujeres.
A mi particularmente no me gustan. Entiendo el propósito de las mismas para dar acceso de este modo a las mujeres en ciertos ámbitos, pero prefiero tener a mi lado o trabajar junto a una persona competente, al margen de su sexo. Pues la verdadera igualdad se ha de conseguir permitiendo la libertad de acceso acorde a las capacidades de cada cual, y aplicando el artículo 14 de nuestra Constitución donde se establece tal igualdad jurídica. Jurídica, insisto. Iguales no podemos ser pues ni entre el mismo sexo todos valemos para todo, y sería descabellado cuotas, por poner un ejemplo en que se verá claro lo absurdo que resultarían, dentro de las Fuerzas Armadas, en la minería, o entre los bomberos. En la Historia nos va a resultar complicado hacer un libro paritario pues no hay igual número de conquistadores que de conquistadoras de América (¡que las hay!), como de emperadores o de emperatrices. Es una realidad.
¿Qué tipo de mujeres podemos encontrar en estas páginas?
Pues he querido que hubiera de todo tipo y condición. Mujeres del pueblo y gobernantes. Con poder o sin él. Pues la Historia es mucho más que el ejercicio del mismo o las batallas para conseguirlo. Aunque también las encontraremos en estas páginas. Y mujeres viajeras, inventoras, literatas, doctoras, periodistas, abogadas, catedráticas… Una auténtica galería de mujeres de lo más ecléctico que, junto con las reflejadas en el capítulo cero, llamado “Matria”, donde sustento la importancia de la mujer precisamente en España, harán que nos asombremos de todos estos personajes muchas veces increíblemente olvidados.
Ahora vayamos a su anterior libro: «Siempre tuvimos héroes». Hay que matizar que es usted un autor español y por eso se has centrado en héroes españoles. No encontrará en estas páginas a Cortés, al Gran Capitán o a Don Pelayo. ¿Qué tipo de héroes salen en su libro?
Salen los marginados de la Historia pese a que su contribución ha sido tan importante o más que la de los clásicos héroes épicos. No parece haber mucha épica en la Escuela de Salamanca o en la de Traductores de Toledo, pero sin esos dos hechos, el mundo sería posiblemente muy diferente al que conocemos. Pero sí hay épica en la Expedición Balmis, la primera de este tipo en la Historia, o heroísmo en nuestros soldados desplegados como Misión Internacional Humanitaria nada menos que en la guerra del Vietnam. O el reconocimiento de la labor de Alfonso XIII durante la Primera Guerra Mundial, por la que casi consigue el Premio Nobel de la Paz; o el de mujeres tan especiales como Carmen de Angoloti en la terrible guerra en el Rif. Hay héroes de todo tipo, pero sobre todo, que aportaron con su labor un legado que transcendió fronteras e incluso el tiempo.
Ha elegido a un inquisidor entre esos héroes. Concretamente a Alonso de Salazar y Frías. Alguien que no conozca a este tipo podría escandalizarse…
De hecho cuando digo que uno de mis héroes preferidos es un inquisidor la gente se escandaliza. Lo que es normal pues nada más nos hemos quedado con su parte más aberrante, que la tuvo, pero no con la visión alejada de esa Leyenda Negra española que parece no queremos abandonar ni siquiera en España. Sin entrar en debates acerca de lo que fue esta institución, Alonso de Salazar logró un hito como fue que las persecuciones y juicios contras las brujas (y brujos, que hasta a los niños se les llegó a condenar y ejecutar, como en Suiza), dejaran de tener lugar antes que en ningún otro lugar del mundo en España donde, por otro lado, no abundaron tales procesos. Tras el famoso de Logroño sobre las llamadas Brujas de Zugarramurdi, mediante el método empírico y deductivo, logró este inquisidor burgalés desmontar tales mitos y que jamás se volvieran a repetir hechos como el citado.
Un amigo mío está emparentado con Fidel Pagés y no me perdonaría que no te preguntase sobre él. ¿Por qué este personaje tan importante en nuestra historia es tan poco conocido? ¿Por qué nos vendemos tan mal?
Tuve la gran suerte de poder hablar con sus descendientes directos, y sé que no han parado de luchar para que se le reconozca como merece. Pues que el inventor de, ahí es nada, la anestesia epidural, sea un español y sigamos con la tontería de que somos el país que inventó el chupachups, la fregona o el futbolín, me parece de escándalo habiendo tenido a pioneros como Ramón y Cajal, e inventores como De la Cierva, Isaac Peral o Torres Quevedo. Un español, Emilio Herrera, hace el prototipo del primer traje espacial y lo tenemos olvidado. ¡Cómo no lo va a estar la figura de este comandante médico español, Fidel Pagés, del que se apropiaron su trabajo de manera impune! Además, es cierto que su temprana muerte nos dejó sin la posibilidad de un seguro futuro Premio Nobel y de quién sabe qué más descubrimientos de este genio, pero es imperdonable que no tenga ni una calle fuera de su Huesca natal, que le recuerde.
¿Deben avergonzarse los españoles de su pasado?
No. Aunque creo que somos los únicos que lo hacemos, pese a que nuestra Historia no tiene hechos de los que estar especialmente avergonzados. Que los hay. Pero sobre todo porque otros países con historias de crueldad probada mayores y más numerosas no lo están (cuando deberían) y nosotros con tantos hechos de los que estar orgullosos, no lo estamos. Somos la cuna del Parlamentarismo, de los Derechos Humanos y del Derecho Humanitario Internacional. Sede de las primeras Universidades como Salamanca, con 800 años a sus espaldas, donde aparece la base de la ciencia moderna o de la economía actual. De las primeras gramáticas, la castellana o española así como de las lenguas del Nuevo Mundo antes que la francesa o la inglesa la tengan. De una constitución como la de 1812 que fue ejemplo y referente de modernidad… Todo pueblo puede avergonzarse de su pasado pues la Historia es poliédrica y nadie está libre de actos de los que abochornarse. Lo que no entiendo es por qué nos humillamos tanto con ellos y no presumimos de todo lo bueno que hicimos. Que fue mucho.
¿La concepción imperial española con respecto al Descubrimiento de América fue diferente a otros modelos coloniales?
Fue el más clásico. Muy parecido a lo que fue e hizo Roma, o hasta a la epopeya de Alejandro. Con relación a otros países modernos, el tipo inglés, francés, holandés y hasta portugués, se basó en un sistema economicista y de establecimientos territoriales muy al estilo fenicio. Sin embargo el imperio español tenía la idea de ser España allá donde fuera, y por tanto, de establecer instituciones y de considerar las nuevas tierras como parte de ella y no sólo como dominios de sus reyes. Felipe II se llamará ya “Hispaniarum rex”, esto es, Rey de las Españas. Y en ellas habrá universidades, hospitales, imprentas… España fue la que más emuló a Roma en todo ello, llevando ese mismo espíritu de la romanidad allá donde llegara. Sin embargo queda la idea de un genocidio que, para colmo, no fue tal.
¿Protegió la Corona de Castilla al indígena?
Absolutamente. ¿Pudo hacerlo? En muchas ocasiones es cierto que de facto no (la distancia en aquellos tiempos era un gran hándicap), pero casi desde el principio lo intentó de iure, mediante la promulgación y sanción de unas leyes que le convertían en súbdito de la Corona al mismo nivel y rango que lo podía ser un natural de Segovia o de Toledo. El Testamento de Isabel la Católica es claro al respecto de cómo han de tratárseles, y las Leyes de Burgos de 1512 y todas las posteriores conocidas como Leyes de Indias, establecen legalmente la relación con estos nuevos integrantes. Las Leyes Nuevas de 1542 dejaban claro la firme voluntad de proteger al indígena. Estamos en el Siglo XVI, no lo olvidemos, adelantándonos en mucho a otros países con mejor fama, algunos de los cuales tenían zoos humanos, como Bélgica, en 1958; o como Australia, donde hasta 1967 no lograron los aborígenes que se les discriminara por su origen. Increíble.
¿Cómo podemos combatir nuestra Leyenda Negra?
Con conocimiento. Leyendo más. Dejando atrás complejos. No entiendo que incluso despreciemos nuestra Historia cuando es tan desconocida. Está llena de tópicos y de clichés, muchas veces venidos de fuera por intereses espurios, pero que hemos asumido como verdades absolutas. Y éstas no existen. Ningún país, pueblo o nación ha sido buena o mala. Ha sido de todo. Y está claro que los conquistadores no eran miembros de una ONG. Pero si no hacemos más que centrarnos en todo lo negativo que hicimos, jamás seremos capaces de librarnos de ese negrolegendarismo que en tantas ocasiones es más que matizable. Ni podremos estar justamente orgullosos de tantos hechos de nuestra Historia.
¿A cuál de estos héroes le ha cogido más cariño mientras escribía sobre él?
Muy difícil de decir. Alonso de Salazar, como cité, me pareció de una modernidad increíble. Pero también Celestino Mutis y su labor en América. O el arrojo de Balmis luchando contra la viruela. La entrega de Fidel Pagés, o la profesionalidad de nuestros soldados más allá del deber, me ha resultado siempre admirable. Cuanto más estudiaba y leía sobre cada uno de ellos, más cariño inevitable llegaba a tenerles. Y sobre todo, admiración. Muchísima.
Hace poco hemos sabido que Amancio Ortega donó 46,5 millones de Euros que permitió a la Sanidad dotarse de 23 equipos de última generación contra el cáncer. ¿Podríamos decir que Amancio Ortega es un héroe del siglo XXI como los que describe en su libro?
No lo creo. Es un gran trabajador. Una persona que se ha hecho a sí misma a base de esfuerzo y de emprendimiento personal. No lo pondría como un héroe aunque en estos tiempos conseguir lo que ha hecho parezca una hazaña. Pero lo que creo que sí está claro es que es un gran filántropo, y hemos de estarle agradecidos por ello. No todos en su situación lo serían ni harían lo que él ha hecho.
¿Se puede revelar cuál va a ser su próximo libro?
Pues la verdad que estoy rondándole a varias ideas y llevo trabajando en varios proyectos, pero aún no tengo claro cuál va a ser por el primero que me decidiré. A lo mejor mientras voy recogiendo la información para ellos intento alguna novela, histórica seguramente, pues aunque la realidad siempre supera la ficción, también apetece de vez en cuando poder vivir aventuras en esos tiempos no tan remotos a los que llamamos, Historia.
Muchas gracias Javier. Te deseo mucho éxito con estos magníficos libros y con los que vengan. Ha sido un verdadero placer entrevistarte. Pronto nos tomaremos un vino o dos en el cafetín Croché (San Lorenzo de El Escorial), ya que ambos somos gurriatos, y continuaremos esta magnífica conversación. Se me han quedado muchas preguntas en el tintero y quiero que me enseñes ese Real de a Ocho que guardas entre tus tesoros.
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