Los historiadores siempre han tenido que acuñar, con mayor o menor éxito, nuevos términos para explicar y periodizar el pasado (Renacimiento, Edad Media, Guerra de los 100 años, Califato de Córdoba, Imperio bizantino…) Uno de ellos es el de “Reconquista”, término popularizado en la época de las construcciones nacionales, es decir en el siglo XIX, y que describe ese período de la historia de la península ibérica de aproximadamente 800 años entre la caída del reino visigodo tras la Batalla de Guadalete en el 711 y la caída del Reino nazarí de Granada ante los Reyes Católicos en 1492. En el siglo XX surgieron ciertas voces que reflexionaron sobre lo adecuado del término. Reducir la España medieval a un fenómeno militar puede parecer abusivo. “No entiendo cómo se puede llamar reconquista a una cosa que dura ocho siglos” diría José Ortega y Gasset. Obviamente durante esos ocho siglos no todo fue batallar y hubo periodos de paz, pactos, políticas matrimoniales; y motivaciones de avance y conquista muy variadas: el botín, repartos de tierras, cobro de tributos, ascenso social, etc. Pero si buceamos en las fuentes primarias sí que encontramos algo parecido, un fenómeno ideológico de larga duración, con sus obvios altibajos: el de la Restauración de la España perdida.
Guión de Javier Rubio Donzé
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