Las juntas militares argentinas

En Argentina, el día 24 de marzo de 1976 se produjo un golpe de estado con el que se dio inicio al “Proceso de reorganización nacional” presidido por las juntas militares.

Contexto internacional

En los años 70´ y 80´ del siglo XX el mundo asistía a uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Estas dos superpotencias mundiales, como fueron definidas por primera vez por el profesor Fox de la Universidad de Columbia, ejercían su influencia en prácticamente todos los países del mundo. La Unión Soviética a través del Pacto de Varsovia y Estados Unidos mediante la OTAN (Organización Tratado del Atlántico Norte). América Latina fue una región que tardó en incorporarse a la lógica de la Guerra Fría pero la Revolución Cubana de 1959 y más tarde la “Operación Cóndor” acabarían por introducir al sur del continente americano en el gran tablero de ajedrez internacional.

La “Operación Cóndor” es como se llama al plan firmado en Santiago de Chile el 26 de noviembre de 1975 entre Argentina, Uruguay, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Brasil con el objetivo de llevar a cabo una estrecha colaboración para frenar el avance de los grupos de ideología marxista y próximos a las ideas de la Unión Soviética. En este contexto las juntas militares argentinas (1976 – 1983) supusieron uno de los momentos más oscuros de su historia debido a la censura, la falta de libertad y especialmente a la represión ejercida desde el gobierno.

Antecedentes de las Juntas Militares

Antes de hablar de las juntas militares o la dictadura argentina hay que comprender cual era la situación del país en los años previos. En primer lugar, había una gran conflictividad social, en la que participaban grupos terroristas como la Alianza Anticomunista Argentina la “Triple A” o Montoneros que respondía a una corriente de pensamiento más de izquierdas. En segundo lugar, había una gran crisis económica en parte derivada de la crisis del petróleo de 1973 y de la propia estructura argentina en donde el estado tenía un gran peso en la economía nacional. En último lugar estaría la inestabilidad política, que se vio agravad por la dimisión del presidente Héctor Campora y su vicepresidente Vicente Solano en 1973. Como consecuencia de ello se produjeron unas elecciones cuyos resultados devolvieron al poder a Juan Domingo Perón, que se había exiliado en Madrid desde el golpe de estado de 1956. Desgraciadamente, solo un año después de ser elegido fallece ascendiendo al poder su mujer María Estela Martínez de Perón.

La nueva presidenta no fue capaz de solventar los problemas políticos, económico y sociales del país. Con ella empezó la violencia ejercida desde el estado contra los grupos opositores, que se intensificaría con la llegada de los militares al poder. La incapacidad para resolver los problemas de María Estela Martínez de Perón fue aislándola hasta llegar a un punto en donde la situación era propensa para la intervención de los militares en la política argentina. Esto, al contrario de lo que podría parecer, no era algo extraño, sino que era algo relativamente habitual en los países de América Latina.

Gobiernos de las juntas militares

En estas circunstancias el día 24 de marzo de 1976 se produjo un golpe de estado con el que se dio inicio al “Proceso de reorganización nacional” presidido por las juntas militares argentinas. El primero de sus dirigentes fue Jorge Rafael Videla, que estaría en el cargo hasta el 1981. Los dos momentos más importantes de su presidencia fue la “Crisis del Canal de Beagle” y el Mundial de 1978.

La crisis del canal de Beagle tiene origen en la disputa sobre la jurisdicción de unas islas en dicho canal. Como consecuencia de ello la tensión con el Chile de Augusto Pinochet fue en aumento hasta que en el año 1978 estuvo a punto de estallar una guerra entre ambos países. Afortunadamente, la mediación internacional del papa Juan Pablo II logró evitar el conflicto. En ese mismo año se celebró el Mundial de 1978, que fue usado para intentar lavar la cara de la dictadura mostrando a todos los visitantes la supuesta normalidad de la vida diaria. Se ocultaron los campos de detención como la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), la pobreza y cualquier disidente que pudiera acercarse a periodistas o turistas con la intención de contar cualquier otra versión que no fuera la oficial del gobierno. El mundial fue un éxito en lo deportivo para Argentina y un gran fracaso en lo económico, la corrupción y los sobrecostes en la construcción de los estadios diezmaron las ya exiguas arcas argentinas.

En el año 1981 Roberto Eduardo Viola sustituyó al frente de las juntas militares a Videla, que no estaba siendo capaz de solucionar los problemas del país. Viola apenas estuvo unos ocho meses en el cargo cuando, por los mimos motivos que a Videla, los militares decidieron sustituirlo. Leopoldo Fortunato Galtieri fue el siguiente presidente, que es recordado entre otras cosas como la persona que llevó a Argentina a la “Guerra de las Malvinas” en 1982.  La disputa entre Gran Bretaña y Argentina sobre su jurisdicción era un tema que se prolongaba mucho en el tiempo.

Sin embargo, en ese año Galtieri acorralado por la mala marcha de la economía nacional y la presión social ejercida por la represión gubernamental, provocó que intentase recuperar las islas Malvinas con la intención de aunar a la nación en un proyecto común y reforzar el sentimiento nacional. En ese aspecto hay gente que equipara la guerra de las Malvinas al Mundial de 1978 por los sentimientos y las pasiones que generó.

Galtieri creía erróneamente que Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos, los apoyaría diplomáticamente y que Margaret Thatcher no iba a movilizar la flota británica para recuperar unas islas en el sur del Atlántico. Sin embargo, la primera ministra británica también estaba pasando por un momento complicado para su gobierno y vio en las Malvinas una ocasión para alejar el foco mediático de las manifestaciones mineras.

El ejército argentino no estaba preparado para enfrentarse al británico ni a nivel tecnológico ni a nivel de preparación. Como consecuencia de todo esto 649 argentinos perdieron la vida en el archipiélago. Actualmente, estos soldados se hallan enterrados en el cementerio Darwin y son considerados «Héroes Nacionales» desde el año 1998.

Hacia junio de ese mismo año la guerra concluía con victoria británica. Este fracaso militar supuso un punto de inflexión para las juntas militares argentinas que poco más de un año después darían paso de nuevo a la democracia.

Transición a la democracia

Aunque todavía quedaría una cuarta junta militar liderada por Reynaldo Bigonte, que tampoco sería capaz de resolver los problemas económicos de la nación, y fue el que acabó convocando unas elecciones para julio de 1983, a finales de año el nuevo presidente, Raúl Alfonsín, juraba el cargo de presidente de la República Argentina. Poco tiempo después de llegar a la presidencia Alfonsín llevó a juicio a los principales responsables de las desapariciones en Argentina por “Crímenes de lesa humanidad” y muchos de ellos fueron condenados como Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola o Adolfo Scilingo, una de las personas que llevó a cabo los llamados «Vuelos de la Muerte». A pesar de ello en 1986, todavía bajo el gobierno de Alfonsín, se promulgó la “Ley de Obediencia Debida” por la cual se indultaba a los militares que durante el proceso de “reorganización nacional” tuvieran un rango inferior al de coronel y la “Ley de Punto Final” según la cual quedaba libres aquellas personas que no hubieran sido llamadas a declarar sesenta días después del establecimiento de la ley. En el año 1990 con Carlos Menem en el poder se indultó a los integrantes de la dictadura.

Represión gubernamental

Las juntas militares son recordadas en Argentina por la represión y la censura que llevaron a cabo. Lugares como la ESMA se convirtieron en auténticos campos de concentración en los que se recluyó a todas aquellas personas que eran consideradas “subversivas”, que en muchas ocasiones simplemente se limitaban a denunciar las acciones de la dictadura, el caso más conocido fue el de Rodolfo Walsh, “desaparecido” en 1977. A diferencia de otros regímenes dictatoriales sangrientos en Argentina a los asesinados por el gobierno no se los considera “asesinados” o “fusilados” sino “desaparecidos” porque en numerosas ocasiones nunca se llegó a encontrar el cuerpo de la persona. Por otra parte, la comisión de la verdad encargada de investigar lo sucedido durante la dictadura publicó el célebre informe Nunca Más en el que se pretendía esclarecer, en la medida de lo posible, que había sucedido con los “desaparecidos”.

Hay dos asociaciones que lucharon para visibilizar el problema de la represión argentina, las “Madres de la Playa de Mayo” y las “Abuelas de la Plaza de Mayo”. Estas mujeres se reunían cada jueves a las 16:00 para intercambiar información sobre sus familiares desaparecidos. Como no se podían manifestar ni hacer reuniones se dedicaron a dar vueltas a la Plaza de Mayo sorteando así la prohibición de reunión.

Finalmente dejo una pequeña recomendación. Si a alguien le ha gustado esta pequeña entrada, la película de El mismo amor, la misma lluvia de Ricardo Darín y Laura Esquivel muestra como fue la Argentina de las juntas militares y de la década siguiente.

Bibliografía:

MARTINEZ LILLO, Pedro y RUBIO APIOLAZA, Pablo: América Latina Actual del populismo al giro de izquierdas, Madrid, UAM Ediciones, 2017.

MILLÁN VALENCIA, Alejandro y PERASSO, Valeria: “Unos lloran, otros hacen fiestas, otros se toman selfies: el duro encuentro de las familias con los huesos de sus parientes desaparecidos”, BBC Mundo, 11 de octubre de 2016. (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37419585)

KUPER, Simon: Futbol contra el enemigo, Barcelona, Contra, 2012

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