1. CLASICISMO
La Literatura Clásica se desarrolla en el periodo de la Antigua Grecia y el Imperio Romano.
Atendiendo a los ideales de la época, la máxima de su literatura es la búsqueda profunda de armonía y equilibrio en la forma y el estilo.
La Literatura Clásica nunca se creó con el fin de existir con independencia del receptor. Por el contrario, son obras que conectan con él a la perfección al exponer situaciones, personajes y entornos afines al mismo. Su objetivo era entretener, y se emplearon múltiples técnicas para conseguirlo.
Los máximos representantes del movimiento son Homero y Virgilio, reconocidos a lo largo del tiempo como precursores de la Literatura Universal.
El Teatro, los Mitos y las Epopeyas fueron las principales expresiones literarias del Clasicismo.
Dos de las obras más célebres del movimiento son La Ilíada de Homero, y La Eneida de Virgilio.
2. ÉPOCA MEDIEVAL
La Literatura Medieval florece en Europa, desde la caída del Imperio Romano hasta los albores del Renacimiento.
La religiosidad era un aspecto fundamental en la vida social de la época, motivo por el que inundó las representaciones artísticas del movimiento.
Resulta complejo analizar este periodo, debido al amplio espectro espacial y temporal que comprende. Sin embargo, las obras sí comparten unas características comunes:
La enorme dificultad de copiar grandes tiradas de un texto favorecía la importancia de la transmisión oral. Los autores fueron anónimos en su mayoría. El verso fue ampliamente utilizado. Habitualmente, las obras poseían una finalidad moralizante o didáctica.
Los autores de la época plasmaron los ideales y las reglas sociales a través de Cantares de Gesta, Fábulas, Jarchas o Cancioneros.
Autores como Juan Ruíz, Alfonso X el Sabio, Jorge Manrique, Juan Manuel o Fernando de Rojas aportaron obras mundialmente respetadas por la Literatura Universal.
El Poema del Mío Cid, el Libro del Buen Amor o La Celestina son algunas de las obras clave de la Literatura Medieval.
3. RENACIMIENTO
El Renacimiento evoluciona entre los siglos XV y XVI, y es propio de la cultura occidental de la vieja Europa. La invención de la imprenta en 1450 favorece la posibilidad de difundir la cultura a la sociedad.
Su objetivo principal es la recuperación del humanismo y de los ideales estéticos grecolatinos. Los temas y las formas de hacer literatura dan un giro de 180 grados.
El antropocentrismo es el tema principal de los autores. La naturaleza recibe de nuevo una especial atención, así como la filosofía, que se pone al servicio del cristianismo.
Autores de enorme nivel como fueron Dante, Petrarca o Boccaccio sentaron precedente para el florecimiento de la literatura renacentista.
Algunas de las principales expresiones literarias fueron los Tratados, la Novela Picaresca y la Lírica.
Autores como Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, Juan Boscán o Garcilaso de la Vega aportaron grandes obras al periodo renacentista.
4. BARROCO
El Barroco corresponde al siglo XVII, y surge como contrapunto al Renacimiento, una vez la crisis moral y de valores se hubo adueñado de la sociedad.
El pensamiento floreciente del Renacimiento empezó a decaer, y con ello surgió una nueva búsqueda por encontrar caminos para la expresión artística. La preocupación formal se adueña de los autores.
De la mano de la renovación de técnicas y estilos surge una estética recargada, intensificando los recursos estilísticos del lenguaje.
Los tópicos adquieren una máxima relevancia en esta etapa, dejándose ver en Novelas de Caballerías, Pastoriles, Picarescas, en la Lírica e incluso en el Teatro.
Algunos de los máximos representantes del movimiento son hoy considerados las mejores plumas de la Literatura Universal. Cultivaron el Barroco Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Quevedo o Luis de Góngora.
5. NEOCLASICISMO
El siglo XVIII supone una vista atrás a los valores clásicos propios de la cultura griega y romana. El Neoclasicismo trae consigo la nueva búsqueda por el equilibrio, la serenidad, y la formación de los ciudadanos.
Las obras están de nuevo dotadas de una finalidad moralizante, pero enfocada siempre en la razón.
El lenguaje comienza a ser fuertemente depurado, dejando de lado lo superfluo. Se estiliza y se emplea con claridad y sencillez de estilo.
Teniendo en cuenta que las obras tienen un carácter didáctico, no es de extrañar que la Fábula adquiera una especial atención como medio de expresión artística.
La Novela, la Lírica, la Fábula y el Teatro fueron algunos de los medios más empleados durante el Neoclasicismo.
Grandes autores como Goethe, Johnathan Swift, Daniel Defoe o José Cadalso cultivaron su arte en el periodo neoclásico.
6. ROMANTICISMO
La primera mitad del siglo XIX está caracterizada por un movimiento hegemónico que triunfa en toda Europa.
El Romanticismo se preocupa por reivindicar la emoción y los sentimientos por encima de todo. La imaginación y la fantasía del autor adquieren una importancia vital.
Entre las características comunes del movimiento se encuentra la defensa de la libertad, el subjetivismo de los autores, el absoluto e imperante deseo de evasión y el intimismo a la hora de expresar sentimientos.
El Drama, la Novela Autobiográfica, la Lírica y los Artículos Periodísticos son los medios preferidos por los autores para la expresión literaria.
Gustavo Adolfo Bécquer fue uno de los máximos representantes del movimiento, con obras como Rimas y Leyendas. También lo fueron José de Zorrilla, Mary Shelley y José de Espronceda.
7. REALISMO
La segunda mitad del siglo XIX da un giro estilístico, temático y formal. El Romanticismo pierde interés, y el Realismo surge para representar una sociedad caracterizada por la industrialización, el crecimiento humano, la consolidación de la burguesía y la aparición del proletariado.
Desaparece de la literatura todo rastro de subjetivismo, de sentimientos o de fantasía. Se lleva a cabo un riguroso análisis de la realidad y de la problemática asociada a la existencia humana.
Los personajes y las costumbres de la época suponen una inspiración para un nuevo tipo de novela, en la que se denuncian los defectos sociales y se proponen soluciones a los mismos.
Gustave Flaubert y su obra Madame Bovary y Benito Pérez Galdós con Marianela son dos grandes representantes del Realismo. También lo fueron Mariano José de Larra y Balzac.
8. MODERNISMO
El siglo XX comienza arrastrando una corriente literaria imperante en el siglo anterior, especialmente en habla hispana: el Modernismo.
El Modernismo se aprecia en múltiples artes, pero es en la literatura, a través de la poesía donde encuentra su principal vehículo de expresión.
La falta absoluta de conformismo, y un enorme esfuerzo de renovación caracterizan a este movimiento.
Algunos de los temas principales del Modernismo son la evasión del tiempo y el espacio, la desazón propia del Romanticismo, el rechazo de la sociedad o el amor y el erotismo caracterizado por la idealización.
El máximo representante del movimiento es Rubén Darío. El poeta definió los límites del nuevo modo de hacer poesía en obras como Azul…
9. VANGUARDISMO
A principios del siglo XX empieza a fraguarse un nuevo movimiento, que engloba a su vez otros muchos que han venido a denominarse Ismos.
El Vanguardismo se construye sobre una base renovadora para el arte, en la que el inconformismo con la tradición da lugar a nuevas formas experimentales.
La libertad de expresión adquiere un nuevo significado, alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y reinterpretando los parámetros literarios.
Se le considera un movimiento, pero sus características resultan tan heterogéneas que es prácticamente imposible reunir distintas obras bajo una misma denominación.
Autores como Marcel Proust, Franz Kafka, Thomas Mann, Ernest Hemingway o Julio Cortázar son representantes de la literatura vanguardista.
10. POSMODERNISMO
Tras la Segunda Guerra Mundial surge el Posmodernismo, teniendo como objetivo abordar y superar al movimiento precursor: el Modernismo.
Al igual que el Modernismo, el Posmodernismo continúa con el proceso experimental en estilo, forma y estructura narrativa. Se produce una reconceptualización de la sociedad y se hace patente la sensación de fragmentación.
De este espíritu novedoso surgen varios subgéneros de gran relevancia para la Literatura Universal: La Novela Posmoderna, el Realismo Mágico, el Teatro del Absurdo y la Literatura Feminista.
Borges y Gabriel García Márquez fueron dos grandes representantes del Realismo Mágico. Albert Camus y Samuel Beckett dedicaron parte de su producción a cultivar el Teatro del Absurdo. Por su parte, Elsa Morante o Simone de Beauvoir aportaron todo su talento a la Literatura Feminista del Posmodernismo.