Los Druidas

La cultura celta es muy diversa y su historia y modos de vida se conocen gracias a los restos arqueológicos como armas, objetos cotidianos o lugares de culto, entre otras cosas, además de testimonios romanos o evocaciones mitológicas presentes en leyendas de la Edad Media.

Druida celta. Foto de Roman Zawadzki

La aparición de los pueblos celtas se data dentro la época conocida como “Protohistoria” en torno a los siglos XIII y V a.C. y viene acompañada de la expansión por Europa en diversas zonas (Galia, Norte de Italia, España, Bohemia, Irlanda, Gran Bretaña y la zona del Danubio Medio). Tenían una lengua indo-europea y su modo de vida era tribal. Es un conjunto de pueblos con características culturales y sociales similares que aparecen en la Edad de Hierro y que hablaban lenguas celtas, una variante de las lenguas indoeuropeas –indicativo de un origen común-.

Sin embargo, la religión celta, que es lo que vamos a tratar en este artículo, era muy importante y se sostenía gracias a sus sacerdotes, los druidas, que eran los sabios que mantenían las tribus unidas. En este sentido, hay que establecer que la religión celta estaba íntimamente ligada a los druidas y, por consiguiente, al pueblo celta. Así, la RAE establece que un druida era un miembro de la clase sacerdotal, considerada depositaria del saber sagrado y profano, y estrechamente asociada al poder político[1].

La religión para los celtas era fundamental constituyendo el mejor medio de socialización, labor que realizaban estos sabios. Gracias a ellos se organizó la vida de los pueblos celtas coherentemente durante sus primeros siglos de vida (Yáñez Solana, pp. 57-58, 1996). Existieron druidas en Irlanda, Gales, en la Bretaña y en la Galia, en España no hay constancia de su existencia y en Italia recibieron el nombre de vates. Esto no quita que no existieran ya que se han encontrado hallazgos celtas en estas zonas.

Aunque su origen es confuso y, en muchos casos, desconocido, según las fuentes antiguas el origen de los druidas se debe a que eran los conocedores de las plantas como, por ejemplo, la encina y el muérdago, plantas sagradas con las que hacían sus rituales (Percivaldi, pp. 57-60, 2011).

¿Quiénes eran los druidas? Funciones y tipos de los druidas

Los druidas eran los sacerdotes celtas y constituían una clase sacerdotal jerarquizada y presidian los sacrificios, ejercían la adivinación y realizaban magia así como también actuaban como educadores y jueces. Sus casas eran toscas chozas en forma de colmena y son conocidos como hechiceros o brujos.

En cuanto a las druidesas hay diversas opiniones, aunque todas ellas aceptadas. Se cree que la druidesa tenía las mismas funciones que el druida y, en muchos casos, era simplemente la hija del druida, en cualquier caso los estudios históricos acerca de ellas son tardíos y se sabe más bien poco acerca de estas sacerdotisas.

En cualquier caso, la palabra Druida proviene de la interacción de dos términos como son drus (según los griegos significa roble) y wid (palabra indo-germana que significa sabio). Su significado proviene de la realización de los ritos en torno a los encinares y robledales, considerados arboles sagrados.

Sus rituales se realizaban en los bosques sagrados, Nemeton, y los sacrificios humanos constituían uno de los principales rasgos de sus fiestas quinquenales -las víctimas eran en muchos casos empaladas o quemadas en una hoguera dentro de unas jaulas de mimbre, esto se hacía como castigo por alguna norma incumplida, para asegurar el triunfo en lo militar, la salud del jefe de la tribu…-. Los sacrificios eran dirigidos hacia ladrones, salteadores y otros delincuentes, siendo todos ellos sacrificios gratos para los dioses. Tales rituales se hacían en el Nemeton y fueron duramente reprimidos por los emperadores romanos, exceptuando Irlanda donde el druidismo sobrevivió hasta el año 500 d.C. Otro tipo de ritual consistía en cortar muérdago (también sagrado para los celtas), aquí el druida vestido de blanco y portando una hoz de oro iba acompañado por dos toros blancos (Estrabón nos habla de sus áureos collares o torques y sus brazaletes de oro y escarlata).

Aunque abundaban los rituales en el bosque, había ritos que se realizaban bajo el amparo de algún árbol, entre lajas de piedra –dólmenes-, cerca de ríos o lagos…. Un ejemplo de ello es el Stonehenge en Salisbury, un lugar sagrado para los celtas y, sobre todo para los druidas. Es un conjunto megalítico que, según los autores, aunque sea anterior a los celtas (data del Neolítico) estos lo usaron como “templo” o lugar sagrado y repercutió mucho en la vida de los celtas británicos.

El druidismo era una casta de sacerdotes que, en un primer momento, tuvo su sede principal en Britania, expandiéndose después a la Galia. Ambas zonas se han considerado por los autores como los principales centros del saber donde los druidas se reunían una vez al año[1]. Estas escuelas o Cors suponían el sustento del sistema druídico y por tanto de la religión y sabiduría celtas.

Los druidas mantenían la idea de que solo a cierta edad los niños podían y debían empezar sus estudios. El principal cor de ámbito internacional de los druidas se situaba en Anglesey (Isla de la Enseñanza) mientras que el cor femenino, para las druidesas, se situaba en Avalon. En los cors observamos tres rangos de aprendizaje como los Vates o profetas, los Bardos y el propio druida, a los cuales añadiré el de druidesa pero se desarrollarán más abajo cuando se hable de los tipos de druidas que hay. Cabe decir que los cors a medida que desaparecen serán usados por los monjes cristianos como escuelas pues estaban bien organizados. Esto creará un neodruidismo durante algún tiempo, es decir la convivencia de las culturas cristiana y celta juntas, sobre todo en Irlanda pues estos monjes usaron las escuelas hasta bien entrada la Edad Media.

Se sabe que los druidas eran eruditos, filósofos de la naturaleza, magos…, poseían conocimientos sobre astronomía, matemáticas, medicina y botánica entre otros y realizaban diversas prácticas que consternaban a la población como la toma de contacto con los dioses. Además, en todos los conflictos eran ellos quienes decidían las medidas a tomar y emitían sus sentencias, una vez al año, reunidos en una asamblea general. También eran al mismo tiempo universalidad, Iglesia y tribunal, lo que les daba un gran prestigio, aunque a su vez se les exigía el máximo de inteligencia y sabiduría. Eran autónomos y se preocupaban por las tradiciones locales con su carácter básico y unitario que se manifiesta en su organización social e historias mitológicas.

Imagen de un druida. Foto de Rastislav Le

Lo que se sabe de estos sacerdotes es gracias a las tradiciones de pueblos irlandeses, franceses o ingleses, algunas fiestas cristianas…, pero también a las crónicas y relatos que nos han transmitido autores antiguos como César que escribió: “la fe, al igual que las ideologías, es lo mejor para las personas. Los druidas la han sabido llevar de modo extraordinario”, o Estrabón, Diodoro y Tácito quienes hacen referencia que los druidas “practicaban la adivinación por el vuelo de las aves y los movimientos convulsivos de los prisioneros que sacrificaban a tal fin”. Esto es un ejemplo de la impresión que causaban los druidas fuera de la cultura celta.

Por otro lado, aunque la cultura celta carecía de escritura la transmisión de esta se realizaba vía oral siendo los druidas los principales difusores. En este sentido, no tenían escritura aunque si “alfabeto”. El alfabeto Ogámico, del cual se han conservado restos en documentos y alguna piedra, era el que usaban los celtas y provenía de estructurar palabras en torno a los árboles, -cada letra se correspondía con una hoja de un árbol y se basaba en la escritura a base de signos como palitos o líneas (muy parecido al sistema rúnico empleado por nórdicos y daneses y por los vikingos)-.

Funciones de los druidas

Las funciones druídicas eran diversas, los druidas realizaban todo tipo de funciones, excepto guerrear, desde aconsejar a los jefes del clan hasta juzgar, curar, hacer conjuros…. sus funciones eran las siguientes:

  1. Los druidas eran sacerdotes y se encargaban de los sacrificios (la mayoría de los casos, con un toro blanco y siempre cerca de los arboles sagrados) así como dirigir las ceremonias religiosas (Yáñez, Op. cit.).
  2. Los druidas eran adivinos. Se fijaban en la naturaleza, hacían el horóscopo…, Los druidas eran astrólogos y astrónomos (grandes observadores del cielo) y, de su observación, obtenían la adivinación y preveían el futuro.
  3. Los druidas también eran magos, mediante sus conocimientos de la naturaleza, estos realizaban sus conjuros y pociones destinados a curar heridas o infecciones, pero también como castigo o usado como veneno.
  4. Los druidas eran “profetas”, se encargaban de enseñar y transmitir conocimientos, eran personas sabias (Berresford Ellis, pp. 79-103, 2001).
  5. Gracias a su sabiduría, los druidas ejercían de médicos (realizaban curaciones mediante plantas curativas…).
  6. Los druidas elaboran el calendario, basándose en la observación de cuerpos celestes y la alternancia de las estaciones (Samain, Imbolc, Beltaine y Lugnasad), todas estas actividades van vinculadas a la astrología y son de gran relevancia para la ganadería y las cosechas.
  7. Desempeñaban diversas funciones como poetas (memorizaban poemas para después transmitir esas historias a los celtas), músicos, historiadores, jueces, filósofos… todas ellas admiradas por la población celta, la cual respetaba a estos sabios.
  8. Los druidas eran consejeros. Aconsejaban a los jefes clánicos pero también a los guerreros. Eran quienes decidían la batalla y cómo. También aconsejaban a la población mediante ese vínculo sagrado con la naturaleza y su religión.
  9. También, instruían a la población mediante la religión de la que son los artífices y se encargaban de mantener el culto.

Tipos de druidas

  1. VATE. En primer lugar, nos encontramos con el rango inicial de druida que es el Vate o profeta. Son estudiantes que usaban túnicas de color verde, como el color de lo nuevo, lo que crece, y estudiaban lo básico del druidismo y leyes, así como también música, poesía, astronomía, botánica…
  2. BARDO. El siguiente rango, superior al anterior, sería el de los Bardos. Estos serían estudiantes más avanzados y mayores y los podríamos considerar casi druidas, con conocimientos similares. Vestían túnica azul o moradas como color de la verdad. Para llegar a este rango se pasaban ciertas pruebas. Estudiaban magia, música, filosofía, oratoria, historia y se sabían unos 20.000 versos y, por lo general, también latín y griego. Su misión era la de ir proclamando esos versos y transmitiendo la cultura celtica. Podían tardar unos 20 años en acabar sus estudios.
  3. DRUIDA. Con túnica blanca, como color del espíritu, la sabiduría y el conocimiento, eran sacerdotes, jueces, consejeros, místicos, magos y profetas, eran los más respetables de los demás rangos y una vez a la semana se dirigían al pueblo (el día del sol, origen del Sunday). Todos los druidas estaban dentro de una hermandad y el jefe o archidruida era el que más conocimientos ostentaba de todos ellos. Para llegar a ser druida, tenían que buscar las tres maestrías: búsqueda del temor personal, del pasado propio y del futuro personal, en un rito lleno de iluminación.
  4. DRUIDESA. Según la leyenda son brujas, brigit (diosa de las tres caras que representa la poesía) o hadas (Yáñez Solana, p. 64). Otros ven a las druidesas como Morgana, la protectora del rey Arturo. De lo que no hay duda es de que entre los druidas no había ninguna ley que prohibiera la existencia de druidesas. Tenían las mismas funciones que el druida y ayudaban en las ceremonias religiosas, solían ir de negro en estas ceremonias. También aparecían en tiempos de guerra y daban ánimo y proporcionaban valor a los guerreros, solían ser curanderas y protectoras, aparte de predecir el futuro.
Druidesa celta. Foto de Wicca & Bruxaria

En muchas cosas se distinguía un druida pero sobre todo por su amor a la naturaleza y por su amor al aprendizaje, basado en la observación de los ciclos naturales, como ya hemos visto. Además los druidas eran conocidos por la excelencia de sus escuelas o Cors, de sus bibliotecas y de su forma de enseñanza, esto se ve también en la siguiente cita de César en cuanto a la calidad de sus escuelas: “los druidas están en completa posición del motor de la educación. A nadie se le permite tener un cargo público si no se ha educado en sus establecimientos”. Se observa que los druidas basaban su sistema en la autoridad, autoridad sobre y a través de uno mismo, pues se acumulaba de la misma forma que el conocimiento.

Los druidas, mediante su sabiduría, realizaron el calendario celta, las festividades y la escritura (ya mencionada). En la realización de un calendario, los druidas se cuidaron de establecer la relación existente entre los astros (sol, luna y estrellas) lo que les permitió crear un calendario de interpretación bastante complicada. Se conoce el calendario celta por haberse encontrado una placa de bronce de unos 15cm de altura con numeración romana en Coligny (Francia). El calendario de Coligny fraccionaba el año en meses y estaciones, que correspondía a las fiestas dedicadas a dichas estaciones, unos 62 meses lunares (el fin de Coligny era anunciar al pueblo celta las festividades más que el cambio de tiempo).

En cuanto a las fiestas, los druidas implantaron festividades en torno a la división del año en 4 estaciones. En este tiempo los druidas se dedicaban a realizar ofrendas y rituales a los dioses (sacrificios de animales). En las festividades se destacan 4 sobre todo, las más importantes.

En primer lugar, la festividad de la diosa Imbolc en Febrero en la que se solicitaba la fertilidad de los animales. A continuación, durante la primera semana de Mayo, estaba la festividad de Beltaine en torno a Belenos, dios del fuego, también asociada a la fertilidad y a la siembra en la cual los druidas purificaban a los animales en torno a las hogueras. En la segunda mitad de julio encontramos la festividad de Lugnasa, también bajo el amparo de Belenos, suponía la fiesta más agraria de todas, dedicada al campo. Por último, vemos la última fiesta que se realizaba el día 1 de noviembre y que se denominaba Samain en la que se celebraba el final del mundo, tiempo idóneo para que los muertos abandonasen sus lugares de reposo y paseasen por el mundo de los vivos.

Pero como la sabiduría druídica era muy extensa, los druidas elaboraron la escritura ogámica que impedía formar escritos muy extensos. La escritura celta permanece en madera o piedra sobre todo en Irlanda, pues en los demás lugares sus inscripciones aparecen mezcladas con el latín romano o el ibero.

Por otro lado, la sabiduría milenaria de los druidas residía también en la doctrina del “desequilibrio constructivo”, que creará el equilibrio perfecto, esta teoría se basaba en que el espíritu del hombre necesita oposición para estimular el crecimiento espiritual de este. El poder del silencio era primordial, los druidas tenían lo que hoy en día se conoce como “secreto de profesión”, es decir, estaban obligados a guardar secretos. Un druida podía ser depuesto por mentir, revelar un secreto, asesinar…. los druidas afirmaban que sus enseñanzas suponían una dualidad de las cosas, todo está formado por “ese aquel” y su contraparte, es decir todo era visto como masculino (sol) o femenino (luna), bueno y malo, tierra y cielo…. Su magia giraba en torno a un reflejo del comportamiento de la tierra, los ciclos naturales que eran representados por el arte céltico con la forma de la espiral celtica o trisquel. El trisquel representaba los tres mundos:

Awbredh– el mundo de las necesidades, centro del universo, es donde el alma comienza sus aprendizajes.

Gwynnedh– el alma puede descansar pues ya ha alcanzado la perfección completa, el objetivo es la purificación.

Kawgynt– el cielo, aquí las almas ya purificadas gozarán de la compañía de los dioses.

Es decir, esto era la transmutación, el proceso por el cual uno aprendía más cosas y pasaba por diferentes vidas.

El final de los druidas

El final de los druidas se corresponde con las Guerras de las Galias en torno a los años que van del 58 a.C. al 51 a.C., en donde la debilidad de los pueblos celtas es una realidad y el César lo aprovechará acabando con ellos.

En el siglo I a.C. los pueblos celtas se encontraban divididos en numerosas tribus y además tenían dos frentes a los que combatir, por un lado a los romanos y por el este a los pueblos germanos, este fue el caso de los helvetii de Suiza. Pues bien, esta situación de declive celta fue favorable para el César que la supo aprovechar al máximo, ya que además este firmaría todo tipo de pactos y alianzas con otros pueblos y con los propios celtas galos, quienes en muchos casos traicionarían a sus mismas tribus por un puñado de dinero.

Fueron varias las incursiones romanas en la Galia y, posteriormente y violando acuerdos, en Britania, suscitando con ello revueltas y asesinatos por parte de los celtas hacia funcionarios del César. Las guerras duraron unos 9 o 10 años y, finalizadas estas, la religión fue prohibida en la Galia que quedó sometida a los romanos y sufrió una gran romanización.

Julio César durante sus campañas

Pero los druidas, en los momentos de producirse la irrupción romana en la Galia, ostentaban un gran papel y su protagonismo social abarcaba no solo el campo religioso, sino también el jurídico, el educativo y el político. Será por ello por lo que el César destruyó sus bosques y sus lugares sagrados y, posteriormente, el fenómeno druida habría quedado definitivamente inexistente durante los mandatos de Augusto, Tiberio y Claudio, respectivamente. A lo largo de los mismos sus miembros tuvieron que pasar de la clandestinidad a la ilegalidad. Según Suetonio: “Suprimió completamente en las Galias la cruel y atroz religión de los druidas que Augusto se había limitado a prohibir a los ciudadanos”.

El César sabía que el poder celta residía en los druidas, como ya hemos visto, siendo este el objetivo primordial. Entonces aprovechando la debilidad patente en los celtas, acabaría primeramente con los druidas y después con los celtas, quedando el último reducto en Irlanda, que continuarán hasta su cristianización. La Galia pasó a ser una provincia más del vasto imperio romano y la cultura celta desapareció al desaparecer el druidismo.

Muchos druidas sufrieron las persecuciones y asesinatos sangrientos en sus bosques, otros se pasaron sin pensárselo a escuelas romanas abandonando sus ritos y sirviendo a Roma y donde se mantuvo el rito druida fue en las pequeñas tribus que quedaron, aglutinas en algunas aldeas, y en las casas alejadas del control romano, la mayoría abandonadas o muy lejos de la amenaza. En Irlanda, como ya he mencionado se mantuvo hasta la Edad Media.

Aunque también es verdad que la religión de los celtas no hacía falta prohibirla, ya que el proceso de modificación estaba siendo tan sumamente grande, que los dioses que provenían de los hiperbóreos comenzaron a ser sustituidos por los romanos, además la enseñanza de las tradiciones celtas fue siempre oral, esto quiere decir que en el momento que los padres hablasen a sus hijos de otras cosas y en otra lengua se cortaba directamente el vínculo con lo celta.

Conclusiones

El druida era el pilar que sustentaba la sociedad, cultura, religión, política y economía de los celtas en torno a sus conocimientos y su sabiduría. En este sentido, fue gracias a los druidas por lo que se movió durante tanto tiempo la civilización celta, manteniendo gran coherencia y cohesión en sus primeros siglos de vida. Es por ello por lo que podemos decir que la religión celta sublimizaba a los druidas, eran ellos la religión.

Por otro lado, el hecho de que no tengamos constancia de que hubiese druidas en España u otros lugares no quiere decir que no existieran, lo que sí está claro es que Bretaña pudo ser el centro druídico o la sede más importante ya que hay constancia de movimientos druídicos desde Irlanda o la Galia hacia allí.

Por otro lado, no hay que achacar su desaparición al César, que influyó mucho en ello, si no a la desunión patente de la cultura celta a mitad del siglo I a.C., además de la entrada en la escena europea de otros pueblos que buscaban su asentamiento más fructífero. Aun así, hay que recalcar la audacia de los romanos al perseguir a los druidas sabiendo que eran estos los pilares de los celtas. Una vez “muerto el perro se acabó la rabia”.

Otro punto a tratar es que los cristianos también los persiguieron, en este caso fue en Irlanda, donde el druidismo se mantuvo hasta bien entrada la Edad Media. Los cristianos usaron sus artimañas para crear el odio hacia los druidas a los cuales se les tacharon de brujos y brujas, y por lo tanto de herejes. Aunque el cristianismo no ha inventado mucho y la homogeneidad de las fiestas cristianas, en muchos casos, suponen la asimilación de fiestas celtas o paganas, asemejadas en el cristianismo.

Para concluir, el druidismo, a pesar del paso de los siglos, no se ha extinguido ya que quedan tradiciones suyas que se encuentran muy arraigadas en nuestra vida cotidiana y que sin darnos cuenta las realizamos como si fuesen fiestas o actos modernos y coetáneos a nosotros, me refiero sin duda a besarse bajo el muérdago en navidad, al personaje del conejo de pascuas y los huevos pintados, a las calabazas talladas en Halloween y al propio Halloween así como el Día de Todos los Santos, a la representación y escenificación de los corazones en San Valentín (ese día los druidas sacaban el corazón de un toro blanco para pronosticar el verano), el árbol de la navidad que supone un árbol derivado de la sacralización sagrada del árbol celta, la cruz de Mayo que supone la cristianización de la fiesta de Beltane…y muchas infinidades de cosas, como es el ejemplo claro del mundo del cine en donde encontramos figuras como Gandalf en El señor de los anillos o el mago Merlín en El rey Arturo, y en el mundo del comic destacamos la obra por excelencia Astérix y Obélix.

El druida Panoramix, de los cómics de Astérix y Obélix

Bibliografía

BERRESFORD ELLIS, P., DruidasEl espíritu del mundo celta”, ed. Oberon, 2001, Madrid

http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=318

DORFMANN, J. (Dir.),  Vercingetorix, la légende du druide roi [Druids], 2001, (película)

MOLAS, MARÍA D. (Coor. Científica), “Grandes Civilizaciones” El mundo Celta, Club Internacional del Libro, 2009, Madrid

PEDRERO, M., “Hiperbórea: la Atlántida de los celtas”, pp. 10-23; Año Cero, Año XXVI, número 296, 2015

PERCIVALDI, E., Los Celtas Una civilización europea, ed. Susaeta, 2011, Madrid

YAÑEZ SOLANA, M., Los Celtas, ed. Enigmas de la historia, 1996, España

Foto de portada de Roman Zawadzki

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