María Estuardo fue reina de Escocia entre 1542-1567. Única hija legítima del rey escocés Jacobo V, ascendió al trono con apenas seis días de vida. Tras ser brevemente reina consorte de Francia con Francisco II, regresó a Escocia en 1561. Obligada a abdicar en 1567, intentaría buscar refugio en Inglaterra, acabando prisionera de su prima, la reina Isabel I. Acusada de conspiración, fue condenada a morir decapitada en 1587, convirtiéndose en mártir católica y en un símbolo para la historia de Escocia.
Inicios
María Estuardo nació el 8 de diciembre de 1542 en el palacio de Linlithgow (Escocia). Su abuela paterna era Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII de Inglaterra. Sus padres eran Jacobo V de Escocia (1513-1542) y María de Guisa. El 14 de diciembre de 1542, a los pocos días de nacer, María fue proclamada reina de Escocia tras la muerte de su padre Jacobo V, después de participar en la batalla de Solway Moss contra Inglaterra. Se dice que en su lecho de muerte Jacobo V exclamó: ‘empezó con una muchacha y acabará con una muchacha’, haciendo referencia a la Casa Estuardo que empezó tras el matrimonio de Marjorie Bruce (hija de Roberto I de Bruce) con Walter Estuardo, VI gran senescal de Escocia. Sin embargo, la Casa Estuardo no se extinguiría con María Estuardo, sino con otra mujer, su descendiente lejano la reina de Gran Bretaña e Irlanda, Ana I (1702-1714).
Debido a la minoría de edad de María, dos facciones se disputaron la regencia: por el bando católico, el cardenal Beaton, arzobispo de St. Andrews y por el bando protestante, James Hamilton, II conde de Arran (segundo en la línea de sucesión, solo después de María Estuardo). El conde de Arran lograría hacerse con la regencia hasta 1554, hasta que fue destituido por María de Guisa (madre de María Estuardo). María de Guisa ocuparía entonces la regencia en nombre de su hija hasta 1560.
Enrique VIII de Inglaterra (1509-1547) intentó aprovechar la regencia de María Estuardo para casarla con su heredero Eduardo. En julio de 1543, se firmó el Tratado de Greenwich, según el cual se estipulaba que cuando María cumpliera 10 años se uniría en matrimonio con Eduardo y se mudaría a Inglaterra. Mientras tanto en Escocia, María Estuardo fue coronada en Stirling el 9 de septiembre de 1543 en una ceremonia austera. El cardenal Beaton profrancés y católico se opuso tajantemente a los intentos de Enrique VIII de controlar Escocia.
Por otro lado, el Tratado de Greenwich fue rechazado por el Parlamento de Escocia en diciembre de 1543. Esto daría lugar a una cruenta campaña militar contra Escocia por parte de Enrique VIII. El conde de Arran (regente de Escocia) se convirtió al catolicismo uniéndose al bando de Beaton. Por otro lado, el rey francés Enrique II de Francia, propuso la unión entre Francia y Escocia en contra de Inglaterra mediante la unión de María Estuardo con su hijo el delfín Francisco. El conde de Arran aceptó el compromiso a cambio de la ayuda militar francesa. El acuerdo matrimonial entre Francisco y María fue firmado en julio de 1548.
Estancia en Francia y reclamación del trono inglés
Con tan sólo 5 años de edad, María fue enviada al reino de Francia. Muy pronto deslumbró en la corte francesa siendo la favorita de todos, a excepción de Catalina de Médici, esposa de Enrique II. En Francia María aprendió latín, griego, francés, italiano, castellano aparte de hablar su nativo escocés. Se decía que era una mujer de alta estatura dotada de una extraordinaria belleza, logrando acaparar toda la atención en comparación con su prometido Francisco. María y Francisco se unieron en matrimonio en la catedral de Notre-Dame en París, el 24 de abril de 1558.
Durante la estancia de María en Francia, se habían ido sucediendo diferentes reyes en Inglaterra. El poderoso rey Enrique VIII falleció en 1547 siendo sucedido por su hijo Eduardo VI, a quien años atrás intentó casar con María. Este rey murió en 1553 a la corta de edad de 15 años sucediéndole en el trono su hermanastra católica María I Tudor de Inglaterra (hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón), tras haber derrocado a la protestante Juana Grey en julio de 1553 (la llamada ‘reina de los 9 días’). Esta reina recibió el apodo de ‘Bloody Mary’ por sus detractores debido a sus acciones contra los protestantes.
En noviembre de 1558, tras la muerte de María I Tudor ascendió al trono su hermanastra protestante la reina Isabel I (hija de Enrique VIII y Ana Bolena). En virtud de la Tercera Ley de Sucesión, Enrique VIII había excluido a la familia Estuardo del trono de Inglaterra. Sin embargo, la población católica de Inglaterra consideraba a María Estuardo como la verdadera reina legítima de Inglaterra como descendiente directo de Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII. Por añadidura, en el escudo de Francisco y María se incluyeron las armas reales de Inglaterra, lo que fue considerado toda un declaración de intenciones. La reclamación del trono inglés será un constante punto de fricción entre Isabel I y María Estuardo.
Tras la muerte de Enrique II de Francia en julio de 1559, Francisco y María fueron declarados reyes de Francia. Mientras tanto en Escocia, crecía el apoyo a la causa protestante en contra de María de Guisa, sostenida por Francia. A su muerte en junio de 1560, María de Guisa dejó tras de sí una compleja situación política-religiosa en el reino de Escocia pues la brecha entre católicos y protestantes era cada vez más evidente. En julio de ese mismo año, representantes de María Estuardo firmaron el Tratado de Edimburgo, mediante el cual Francia e Inglaterra se comprometían a retirar sus tropas de Escocia. A su vez, Francia reconocía como reina legítima de Inglaterra a Isabel I. Sin embargo, María Estuardo, aún dolida por la muerte de su madre, nunca llegaría a ratificar dicho tratado.
En otoño de 1560, María Estuardo y Francisco conocieron por primera vez a James Hepburn, IV conde de Bothwell, tras haber abandonado éste a Anna Rustung durante su boda en Flandes. Dicho conde tendrá un protagonismo clave en el posterior devenir político y personal de María, pues desde entonces María y James se mantendrán muy próximos.
Regreso a Escocia
El 5 de diciembre de 1560, Francisco II de Francia murió a causa de una infección en su oído medio que se convirtió en absceso cerebral. Tras su muerte, la suegra de María, Catalina de Médici se convirtió en regente de Carlos IX, de tan solo 10 años de edad. Profundamente afligida por la pérdida de su marido Francisco II, María regresó a Escocia, su tierra natal en agosto de 1561. Sin embargo, no le esperaba una calurosa bienvenida debido a su confesión católica.
Tras haber vivido en Francia la mayor del tiempo, María desconocía la compleja situación política en la que se hallaba inmersa Escocia, dividida entre católicos y protestantes. Su hermanastro, el conde de Moray era uno de los principales líderes protestantes. El reformador protestante escocés John Knox predicó enérgicamente contra María Estuardo debido a su origen católico. A pesar de ello, María Estuardo mantuvo a los nobles protestantes y a su hermanastro el conde de Moray como su consejero. Esto crearía una gran confusión en el bando católico. Esta estrategia de María se debió posiblemente al interés para adherir la causa protestante escocesa en su reclamación por el trono inglés.
Por otro lado, María Estuardo intentaría buscar un nuevo marido entre las casas reales europeas. Los intentos de casamiento con el archiduque Carlos de Austria (hijo de Fernando I de Habsburgo) o con el infante Carlos (el hijo mentalmente desequilibrado de Felipe II de España) fracasaron. Por su parte, Isabel I de Inglaterra intentaría casarla con un noble protestante de su confianza llamado Robert Dudley, conde de Leicester sin demasiado éxito.
Matrimonio con Lord Darnley
María conoció a su primo hermano Enrique Estuardo, Lord Darnley en febrero de 1561, estando todavía de luto por Francisco II. Los padres de Darnley, los condes de Lennox, pertenecientes a uno de los linajes aristocráticos más importantes de Escocia, esperaban una unión entre María Estuardo y su hijo. Tanto María como Darnley eran descendientes directos de Margarita Tudor (hermana de Enrique VIII). El 29 de julio de 1565, se ofició el matrimonio entre María Estuardo y Lord Darnley en el palacio de Holyrood (Edimburgo). La reina inglesa Isabel I enfureció con dicho matrimonio, al considerar que debía haberse celebrado con su permiso, ya que Darnley era su primo y su súbdito.
Con el paso del tiempo, Lord Darnley se mostró cada vez más arrogante en su matrimonio con María Estuardo. No satisfecho con el papel simbólico de rey consorte, exigió a María la corona matrimonial lo que le convertía en soberano de Escocia si sobrevivía a su esposa, a lo que María se negó en rotundo. A pesar de estos desencuentros, María y Darnley lograron concebir un hijo en octubre de 1565.
A su vez, Darnley se mostraba celoso por la relación de María con su secretario privado David Rizzio, quien se sospechaba que era el amante secreto de la reina y el verdadero padre del bebé en su vientre. Por ello, el 9 de marzo de 1566, Darnley junto con un grupo de nobles confabuladores asesinó a David Rizzio en el palacio de Holyrood delante de María Estuardo encontrándose ella embarazada. Este hecho condujo irremediablemente a la ruptura de facto del matrimonio. El hijo de Darnley y María, Jacobo, nació el 19 de junio de 1566 en el castillo de Edimburgo.
En octubre de 1566, María visitó al conde de Bothwell en el castillo del Hermitage, pues éste yacía enfermo a consecuencia de las heridas provocadas por un encuentro con bandoleros. Este viaje sería utilizado más tarde por los enemigos de María Estuardo declarando que ambos eran amantes, aunque nunca se tuvieron pruebas de tal hecho.
En noviembre de 1566, María discutió con sus nobles más fieles el ‘problema’ de su marido. Durante la noche del 9 al 10 de febrero de 1567, María visitó a su esposo en la abadía de Kirk o’Field, el cual se estaba recuperando de la viruela. A primeras horas de la mañana, una violenta explosión arrasó la abadía y el cuerpo de Lord Darnley fue hallado más tarde sin aparentes signos de violencia. Entre los sospechosos de su muerte se encontraba la propia María Estuardo, el conde de Bothwell y el conde de Moray, entre otros.
A finales de febrero, las principales sospechas sobre la muerte de Darnley recaían sobre el conde de Bothwell. El padre de Darnley, el conde de Lennox, exigió justicia por la muerte de su hijo. Sin embargo, Bothwell fue absuelto de las acusaciones de asesinato el 12 de abril. Una semana después, Bothwell logró convencer a un buen número de lores y clérigos escoceses para unirse en matrimonio con María Estuardo. A pesar de esta brillante jugada por parte de Bothwell, la muerte de Darnley seguirá acompañándole el resto de su vida.
Abdicación del trono escocés
María Estuardo visitó a su hijo Jacobo en Stirling entre el 21 y el 23 de abril de 1567. Éste sería el último encuentro entre madre e hijo. De vuelta a Edimburgo al día siguiente, María fue supuestamente secuestrada por el conde de Bothwell, de quien se sospecha que podría haber abusado de ella aunque otras fuentes lo desmienten.
El 6 de mayo Bothwell y María regresaron a Edimburgo y en el día 15, ambos se casaron por el rito protestante en la abadía de Holyrood. Este matrimonio acabó siendo muy impopular para el pueblo escocés. Por añadidura, Bothwell se había separado de su anterior esposa Jean Gordon tan solo doce días antes. Los católicos no aceptaron el divorcio de Bothwell ni la ceremonia protestante posterior. Además, tanto católicos como protestantes se sorprendieron del matrimonio de María con el hombre acusado del supuesto asesinato de su anterior marido, lo que a sus ojos la convertía en cómplice.
Los lores confederados escoceses se sublevaron contra el conde de Bothwell y María, logrando derrotarles el 15 de junio debido a las numerosas deserciones en las filas de María. Posteriormente María Estuardo fue recluida en el castillo de Leven. El 24 de julio de 1567, fue obligada a abdicar a favor de su hijo Jacobo VI de Escocia (1567-1625), de apenas un año de edad. El conde de Moray se convirtió en regente de Escocia. El conde de Bothwell fue enviado de vuelta a Dinamarca, donde le esperaba el padre de Anna Rustung, quien furioso por haber abandonado a su hija, lo mandó encerrar en prisión donde murió en 1578 completamente enloquecido.
Huida y cautiverio en Inglaterra
El 2 de mayo de 1568, María logró huir del castillo de Leven con la ayuda de George Douglas, hermano del dueño del castillo. Tras su huida, logró reunir un ejército de 6.000 hombres para enfrentarse a las fuerzas del conde de Moray el 13 de mayo, saldándose con otra derrota de María. Tras este revés, María Estuardo decidió huir hacia Inglaterra. María esperaba que su prima, la reina Isabel I de Inglaterra, la ayudase a recuperar el trono escocés. Sin embargo, Isabel I tenía otros planes para María, pues llevó a cabo una investigación sobre el asesinato de Darnley. En julio de 1568, María Estuardo fue trasladada al castillo de Bolton. Posteriormente se estableció una comisión de investigación entre octubre de 1568 y enero de 1569 para determinar la culpabilidad o no de María en el asesinato de Darnley.
Para demostrar la culpabilidad de María, el conde de Moray presentó las llamadas ‘cartas del cofre’. Dentro de ese cofre se hallaban unas cartas donde se incluían ocho misivas de María a Bothwell, dos contratos de matrimonio y varios sonetos amorosos. El presidente de la comisión, el duque de Norfolk, calificó dichas cartas de horrendas tratando de convencer a Isabel I de la culpabilidad de María. Sin embargo, María Estuardo siempre alegó su inocencia apelando a la falsificación de las supuestas cartas. La validez de las ‘cartas del cofre’ sigue siendo motivo de discrepancia entre los más refutados historiadores. Hoy en día es imposible certificar su validez pues las originales fueron destruidas en 1584 por Jacobo VI. Algunos autores defienden la inocencia de María al afirmar que existían pasajes incriminatorios fabricados intencionadamente contra ella.
Isabel I concluyó su investigación sin probar nada en contra de María Estuardo o de los lores confederados, sobre todo por razones políticas. A partir de entonces, María permanecería en custodia durante casi 20 años por parte de Isabel I. El hecho de mantenerla recluida se debía al hecho de que la antigua reina escocesa seguía suponiendo una seria amenaza por su reclamación sobre el trono inglés. En 1571, Isabel I descubrió la conspiración Ridolfi, un plan para sustituirla en el trono inglés a favor de María Estuardo con ayuda de España y el papado. Isabel I tampoco quiso condenar a María esta vez, aunque endureció su confinamiento. En 1584, María propondría una ‘asociación’ con su hijo Jacobo VI, renunciando al trono inglés a cambio de flexibilizar su cautiverio. Sin embargo, esto fue rechazado por Isabel I y por Jacobo VI, traicionando a su propia madre.
Juicio y ejecución
Finalmente, el 11 de agosto de 1586, María Estuardo fue arrestada acusada de participar en la conspiración Babington contra Isabel I a raíz de unas supuestas cartas descubiertas por el agente Walsingham. María Estuardo se defendería reclamando que las pruebas se revisaran y que al ser una reina ungida, no era súbdita inglesa y por tanto no podía ser acusada de traición. Durante el juicio contra ella, llegó a decir las siguientes palabras: ‘Mirad vuestras conciencias y recordad que el teatro de todo el mundo es más amplio que el reino de Inglaterra’. María fue declarada culpable el 25 de octubre. Sin embargo, Isabel I dudó en ordenar su ejecución pues le preocupaba el hecho de marcar un precedente matando a una reina y a las posibles represalias por parte de su hijo Jacobo VI de Escocia. No obstante, el 1 de febrero firmó definitivamente la sentencia de muerte contra María Estuardo.
La noche del 7 de febrero de 1587, María fue informada de su ejecución por decapitación para el día siguiente. Sus últimas horas las pasó rezando, repartiendo sus pertenencias y dictando testamento. El 8 de febrero los verdugos se postraron ante ella y le pidieron perdón. María respondería con gran emotividad en sus últimos momentos: ‘Te perdono con todo mi corazón, porque ahora, espero, darás fin a todos mis problemas’. Es de destacar que María no fue ejecutada de un solo golpe, prolongando de esta manera su agonía y dando lugar a un espectáculo grotesco que indignaría incluso a la propia Isabel I. Su cuerpo fue embalsado y enterrado en la catedral de Peterborough en julio de 1587. Posteriormente su hijo Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia ordenó trasladar sus restos a la abadía de Westminster en Londres, curiosamente frente a la tumba de Isabel I, la que había sido su carcelera durante 20 años.
La ejecución de María Estuardo creó una gran convulsión en el mundo católico. Debido a su enjuiciamiento por traición (considerado dudoso por muchos) y a su trágica muerte auspiciada por su prima Isabel I, la antigua reina escocesa se convirtió en un símbolo y en una mártir para la causa católica. Felipe II de España, antiguo marido de la reina María Tudor, dio la orden definitiva para la preparación de la Gran Armada con el objetivo de invadir Inglaterra y derrocar a Isabel I en verano de 1588, en el contexto de la Guerra Anglo-española (1585-1604). Sin embargo, dicha expedición resultaría en un sonoro fracaso. Tras la posterior muerte de Isabel I sin descendencia en 1603, el hijo de María Estuardo, Jacobo VI de Escocia pasaría a recibir la corona inglesa. Paradójicamente, tras numerosos siglos de lucha por mantener su independencia de las garras de los reyes ingleses, sería un rey escocés el que finalmente incorporara Inglaterra a sus dominios.
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