Narciso y Eco, la belleza de la perdición

A veces la belleza nos puede jugar una mala pasada, sobre todo en altas dosis. Es lo que les sucedió a Narciso y Eco. Ambos personajes tuvieron un final de lo más adverso, aunque esta vez no hicieron su aparición criaturas monstruosas.

Eco y Narciso, por John William Waterhouse (1903).

Narciso y Eco

Narciso era un apuesto joven, hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. De acuerdo a la tradición, al nacer sus padres acudieron al adivino Tiresias para saber que futuro le deparaba a su hijo. Este les anunció que gozaría de una larga vida, siempre y cuando no cometiera la imprudencia de contemplar su reflejo. La razón de esta peculiar advertencia era debida a que Narciso era de tal hermosura que podría llegar a enamorarse de sí mismo.

A causa de sus dones naturales, muchas doncellas se enamoraron apasionadamente de Narciso. Sin embargo, el joven las rechazaba a todas, pues con el paso de los años se había vuelto sumamente arrogante y pretencioso. Llegó a pensar que era demasiado hermoso como para perder el tiempo con alguna de aquellas féminas. Una de las muchachas que tuvo la mala suerte de cruzarse en el camino de Narciso, fue la ninfa Eco

El destino de Eco había sido doblemente trágico. Debido a un encontronazo anterior con la diosa Hera, quien le recriminaba no haberla avisado de las infidelidades de su marido Zeus, la bella ninfa había sido castigada. Ahora solo podía repetir el final de las palabras que escuchaba, por lo que se vio reducida al silencio. Pero todavía quedaba más desdicha para nuestra protagonista. Un día, Eco se encontró con Narciso y decidió que debía ser su amor para siempre.

Narciso, por Paúl Dubios (1866).

Pero este encuentro no transcurrió de la manera en que se hubiera imaginado la desafortunada ninfa. El hecho de solo poder repetir las últimas palabras de su interlocutor, añadido a la presunción de Narciso, no jugó a su favor. El joven despreció a la ninfa Eco, como había hecho con otras tantas candidatas. Este rechazo tan rotundo ocasionó que Eco se recluyese en las montañas, pensando solo en su desgracia. Al final, dejó de comer y acabó convertida en una voz melancólica. Pero, ¿qué fue lo que le ocurrió a Narciso?

Después de alejar a Eco de sus planes, Narciso atravesó la espesura de un bosque y fue a dar con una laguna cercana. Como tenía sed, se acercó a la orilla y se inclinó para beber de sus aguas. Pero entonces, quedó asombrado por su propio reflejo. Nunca había contemplado algo de una belleza semejante. El joven creyó que se trataba de otra persona, por lo que se agachó para besar a aquel extraño tan misterioso, pero al hacerlo, los contornos de la imagen desaparecieron.

Narciso no podía creer lo que estaba pasando. Cuando su reflejo volvió a aparecer en el agua, repitió su acción con el mismo resultado. Parecía que aquel joven no tenía interés en él. Sin poder saber que no se trataba sino de él mismo, Narciso estimó oportuno acabar con su vida. -¡No puedo vivir sin ti, adiós amor!– exclamó mientras se hundía un puñal en su corazón. Una voz lejana entre los árboles susurró la palabra amor, como si fuera el último funesto episodio de todo aquel desengaño. 

Tal y como había predicho el adivino Tiresias, la propia hermosura de Narciso le había reservado un cruel destino. Pero aunque había sido sumamente egoísta y vanidoso con los de su alrededor, los dioses quedaron apesadumbrados por esta pérdida tan trágica. Fue entonces cuando decidieron transformar sus gotas de sangre en una hermosa flor. Por este honorable gesto, desde aquel momento, existe una flor que crece en las orillas de ríos y lagos. Su nombre nos resultará familiar a todos: narciso.

Narcissus.

Reflexión del mito

El narcisismo es un trastorno de la personalidad en el que una persona tiende a sobrevalorar en exceso sus aptitudes. Se trata de un ego desmedido, aquel que lo padece busca en todo momento ser el centro de atención de los demás y carece de la más mínima empatía. No existe mejor ejemplo de admiración hacia uno mismo que Narciso, víctima de su propia belleza. Por desgracia, esta actitud la vemos demasiado a menudo en nuestros tiempos. La desgraciada historia de Narciso y Eco nos hace reflexionar acerca de cómo no debemos comportarnos, en caso de que no queramos sucumbir a un oscuro final.

Bibliografía

Commelin, P. (2017). Mitología griega y romana. La Esfera de los Libros, S.L.

Goñi, C. (2017). Cuéntame un mito. Editorial Ariel.

Hard, R. (2004). El gran libro de la mitología griega. La Esfera de los Libros, S.L.

Schwab, G. Leyendas griegas. Editorial Taschen.

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