Las Perseidas, también conocidas como “Lágrimas de San Lorenzo” por coincidir con la fecha en la que se celebra esta festividad, es una lluvia de meteoros de alta intensidad que puede observarse cada año durante el mes de agosto.
Los astrónomos indican que la mejor fecha para disfrutarlas este año es del 11 al 13, a partir de la una de la madrugada, concentrándose la máxima actividad la noche del 11 al 12 de agosto. El fenómeno será observable en ambos hemisferios, aunque en el Hemisferio Norte será más evidente.
Las partículas que provocan la lluvia de estrellas provienen del cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862. La lluvia se produce cada año por la misma fecha debido al movimiento anual de traslación que realiza la Tierra respecto al Sol. Con cada una de las vueltas, el planeta se encuentra de nuevo con la acumulación de partículas de la cola del cometa. Al entrar éstas en la atmósfera se produce una combustión que da lugar a la estrella fugaz que nosotros vemos, y que dura menos de un segundo.
El mito de las Perseidas
El nombre que se le da a cada lluvia de estrellas viene de la constelación de la que parecen provenir los meteoros. A este hecho se le llama radiante. En el caso de las Perseidas, el radiante es la constelación de Perseo.
La mitología clásica narra que Perseo es el fruto de una relación amorosa entre el caprichoso y omnipotente Zeus, y una ninfa llamada Dánae.
La ninfa se encontraba encerrada, por lo que el poderoso Zeus tuvo que idear una metamorfosis que le permitiese llegar hasta su amada. El dios de dioses decidió convertirse en una lluvia dorada, que sería la lluvia de estrellas que nosotros observamos.
Para el cristianismo, las Perseidas son conocidas como “Lágrimas de San Lorenzo”. El martirio del santo se produjo el día 10 de agosto. San Lorenzo fue quemado vivo en una parrilla, en Roma. Se dice que las estrellas son las lágrimas del mártir tras pasar su calvario.
Consejos para observar la lluvia de estrellas
Uno de los requisitos más importantes para poder disfrutar del espectáculo de la lluvia de estrellas implica alejarse de núcleos urbanos, cuya contaminación lumínica dificultará la observación. Un horizonte completamente libre de obstáculos visuales facilitará también la tarea.
No obstante, sí se puede intentar observar el fenómeno desde la ciudad. Aunque probablemente solo se puedan ver aquellos meteoros de mayor potencia lumínica, que son a su vez la minoría. El resto, quedarán enmascarados por el exceso de luz de estas zonas.
Es posible que la lluvia de estrellas coincida con una noche de luna. Para potenciar las posibilidades de observación, es recomendable retirar la vista de la zona en la que se ubica la luna, y fijar la mirada en las áreas más oscuras del cielo.
No es necesario hacer uso de ningún tipo de instrumento para mejorar la visibilidad. De hecho, el uso de prismáticos o de un telescopio hace que focalicemos la mirada en una zona concreta, mientras que la experiencia es más sencilla cuando abarcamos el máximo campo visual de cielo.
Ver el cielo con suficiente amplitud es un importante requisito para poder avistar los meteoros. Debemos dejar que la visión se acostumbre al entorno oscuro, y tener paciencia para esperar el tiempo suficiente que requiere la observación.
Abrigarse siempre es una buena opción, pues se pasarán unas cuantas horas mirando al cielo al aire libre.
Con todos estos consejos, estamos listos para disfrutar de las Perseidas de 2016.