En 1943, las Potencias del Eje debieron replegarse del Norte de África ante el avance imparable de los aliados. Hacía tiempo que se estaba planeando una invasión de Italia, pero para ello era necesario convencer al alto mando alemán, mediante un engaño, de que un desembarco iba a tener lugar en Grecia y Cerdeña, y no en Sicilia. Esta última isla había sido la elegida para llevar a cabo la llamada ‘Operación Husky’, una gran operación anfibia que daría origen a la campaña italiana.
Preparativos de la operación
Sicilia era un punto estratégico vital para los ejércitos aliados, ya que desde ella se podía llevar a cabo la invasión de la península italiana desde un punto cercano y la apertura de un nuevo frente en Europa que acelerara la derrota de Hitler y Mussolini. Pero también tenía importancia para las Potencias del Eje, con un base utilizada por la Luftwaffe para bombardear el enclave británico de Malta. Resultaba primordial dividir a las fuerzas enemigas antes de llevar a cabo cualquier ataque masivo a la gran isla del Mediterráneo por parte de los Aliados.
Al capitán de la RAF, Charles Cholmondeley, se le había ocurrido una estratagema para confundir a la inteligencia alemana, la Abwehr, bajo el mando de Wilhelm Canaris, utilizando para ello una pista falsa. Un oficial de inteligencia naval británico llamado Ewen Montagu miembro del Comité de los Veinte, un grupo especializado en el contraespionaje y la desinformación, fue el encargado de idear un plan lo suficientemente veraz como para engañar al enemigo. Se debía buscar un cadáver que simulase haber sido víctima de un accidente aéreo que portara documentación muy sensible que fuera fácilmente hallada por las autoridades alemanas. Debido al particular sentido del humor de Montagu, se decidió llamar a la operación con el sobrenombre clave de ‘Mincemeat’ (carne picada).
Búsqueda del cuerpo
En primer lugar, era necesario encontrar un cuerpo que encajara con las características de un soldado británico. Se localizó el cuerpo de un hombre de unos 34 años de edad que había muerto por neumonía. No hubo contacto con la familia del fallecido y el cuerpo se obtuvo por mediación del personal del hospital St. Pancras. Después se creó una leyenda falsa en torno al personaje. Se le llamó ‘William Martin’, con el título de comandante del Cuartel General de Operaciones Combinadas. Se le inventó una novia imaginaria llamada Pam (ésta se trataba sin embargo de una agente del MI5), incluyendo una fotografía y cartas de amor. Para darle todavía más credibilidad al engaño, se aportaron otros efectos personales. Tanto los documentos como el cuerpo se debían encontrar en el mismo lugar para que pudiese tener éxito la operación.
Aportación de documentación falsa
Las tropas alemanas debían creerse que un gran desembarco aliado iba a tener lugar en Grecia. Este plan quedaría descrito a través de una carta del teniente general Sir Archivald Nye, segundo jefe del Estado Mayor Imperial al general Sir Harold Alexander, comandante británico de las tropas del norte de África. Se pretendía crear un doble juego psicológico ya que en esa carta se describía como se intentaría engañar a los alemanes haciéndoles creer en un supuesto desembarco en Sicilia (el que verdaderamente tendría lugar). Existía otra carta de Lord Louis Mountbatten, Jefe de Operaciones Combinadas al almirante Sir Andrew Cunningham, comandante en jefe del Mediterráneo, en la que se especificaban las extraordinarias aptitudes de William Martin. Además se señalaba que el contenido de dicha carta era de vital importancia y se incluía una referencia acerca de unas “sardinas”, lo que podría interpretarse como la isla de Cerdeña (Sardinia).
Ejecución del plan
El cuerpo del «comandante William Martin» fue conservado en hielo y puesto en un contenedor estando a bordo de un submarino llamado HMS ‘Seraph’. Dicho submarino zarpó desde Escocia el 19 de abril de 1943. Navegó hasta posiciones cercanas a las costas de Huelva. La elección de España para la operación se tuvo en cuenta por la cercanía ideológica del régimen de Franco con las Potencias del Eje. La presencia de espías nazis en territorio español era más que abundante. Además Huelva constituía un enclave perfecto debido a su cercanía al Estrecho de Gibraltar como nudo de comunicaciones entre el Reino Unido y el Norte de África. Debido a la escasa población de este enclave costero, el hallazgo del cuerpo resultaría asombroso.
A las 4:30 del 30 de abril, se dispuso el cadáver de William Martin en cubierta, se le ató un chaleco salvavidas junto con un maletín portando los documentos confidenciales que debían ser interceptados por la inteligencia alemana. Esa misma mañana, el cuerpo fue avistado por un pescador originario de Punta Umbría llamado José Antonio Rey María en la playa de El Portil. Cuál sería la sorpresa de este humilde pescador cuando se encontró con lo que parecía ser un soldado británico fallecido en el mar. Muy pronto, las autoridades españolas tuvieron noticia del peculiar descubrimiento. Por suerte para los Aliados, un agente de la inteligencia militar alemana (la Abwehr) llamado Adolf Clauss también tuvo constancia del extraordinario hallazgo.
Éxito de la Operación Mincemeat
El cuerpo de William Martin fue entregado al vicecónsul británico Francis Haselden y enterrado con todos los honores militares en el cementerio de Huelva. El hecho de portar una cruz hizo que se procediera a su pronta sepultura, al creerse que era católico. Antes de eso, el médico forense Eduardo del Torno fue el encargado de redactar el informe de la autopsia. Debido al gran tiempo transcurrido desde el inicio de la operación, el hedor del cuerpo se había hecho insoportable. Existían ciertas dudas acerca del supuesto ahogamiento de William Martin, pero los alemanes no le concedieron demasiada importancia. Por otro lado, Montagu decidió incluir el nombre de Martin en la lista de bajas británicas que más tarde sería publicada en el Times. También se enviaron mensajes urgentes del Almirantazgo al agregado naval británico pidiendo la devolución inmediata de toda la documentación por su contenido altamente confidencial.
Pero antes de todos aquellos acontecimientos, el agente local de la Abwehr, Adolf Clauss intervino para que la inteligencia alemana pudiese hacerse con la documentación confidencial. Tras muchos esfuerzos, se pudo fotografiar el contenido del maletín. Posteriormente el contenido de las cartas fue enviado a la embajada alemana y entregado a Gustav Wilhelm Leissner, jefe de la Abwehr en España. El encargado de enviar la información a Alemania fue el agente Karl-Erich Kühlenthal. Los agentes británicos comprobaron tiempo después que el maletín de Martin había sido abierto y la documentación vuelta a guardar cuidadosamente como si nadie hubiese hurgado en aquel maletín. Más tarde se envió un telegrama a Winston Churchill avisándole del éxito de la operación. Los alemanes habían picado el anzuelo. Tras analizar todos los documentos, un agente nazi llamado Alexis von Roenne convenció firmemente a la cúpula militar alemana de la autenticidad de la información suministrada por el cadáver de William Martin. Con el fin de evitar una nueva autopsia que pudiese desbaratar el plan, se añadió a la tumba del comandante caído una lápida de gran peso.
Operación Husky: inicio de la campaña italiana
Tanto Hitler como Mussolini sospechaban de un desembarco aliado en algún lugar del Mediterráneo. El führer al tener noticia de la documentación hallada, se encontraba tan convencido de que un desembarco aliado tendría lugar en Grecia y en Cerdeña que mandó reforzar allí sus tropas aun cuando otros albergaban dudas de la autenticidad de los documentos hallados. Con este propósito, mandó al mariscal Rommel a crear un poderoso ejército en Atenas. La Operación ‘Husky’ tuvo lugar el 9 de julio de 1943, pero los alemanes seguían convencidos de que el verdadero desembarco tendría lugar en Grecia y no en Sicilia. Como consecuencia de ello, la caída de Sicilia se completó el 17 de agosto sin encontrar demasiada resistencia.
Identidad real de William Martin y posteriores reconocimientos
Durante muchos años se desconoció la verdadera identidad de William Martin. Historiadores británicos apuntan a un vagabundo alcohólico de origen galés llamado Glyndwr Michael. Éste murió por haber ingerido mataratas desconociéndose con exactitud las circunstancias de tal acción.
El éxito de la misión de contraespionaje fue clave para los Aliados. A Even Montagu se le concedió la Orden del Imperio Británico por su participación en la Operación Mincemeat. Más tarde escribiría un libro en 1953 titulado ‘El hombre que nunca existió’ que sería llevado posteriormente al cine.
Desde el entierro de William Martin siempre se hallaban flores frescas en su tumba. En el año 2002 se descubrió que las depositaba una mujer llamada Isabel Naylor. Era hija de un trabajador inglés de la Rio Tinto Company Limited. Debido a este honorable gesto, fue condecorada por el gobierno británico.
A día de hoy, el comandante William Martin sigue enterrado en el cementerio de Huelva. Así pues, se convirtió sin saberlo, en el principal testigo de una de las operaciones más famosas de contraespionaje. Dicha operación ayudó a acelerar la derrota de las Potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, al desviar tropas en otros frentes diferentes al verdadero lugar del desembarco.
Bibliografía
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