En 1942 se creaba, cerca de la ciudad de Montauban, la Unión Nacional Española (UNE), una organización de oposición antifranquista auspiciada por el Partido Comunista de España (PCE) con el objetivo de luchar contra la dictadura del General Franco y a la vez ayudar a la liberación de Francia de la ocupación nazi.
En 1944 se iniciaba la Operación Overlord, un punto de inflexión para la Segunda Guerra Mundial. En la Francia ocupada había focos de resistencia españoles, liderados por Jesús Monzón. Viendo el éxito que estaban teniendo las guerrillas contra los nazis, confió en que se podría atacar la Península atravesando los Pirineos. Se pretendía crear un grupo de resistencia dentro del país y conformar un gobierno provisional republicano, con la esperanza de poder participar en las negociaciones de paz de la Segunda Guerra Mundial.
El PCE tenía una visión excesivamente optimista sobre la situación de la sociedad civil en España. Creían que si comenzaban un movimiento armado la población se levantaría junto a ellos, pero nada más lejos de la realidad. La sociedad española estaba completamente devastada por la Guerra Civil, demasiada sangre derramada.
La mayoría de los combatientes que se presentaron voluntarios para la operación eran miembros del maquis francés. Los componentes de la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE) veían a España como el siguiente objetivo militar después de acabar con la Wehrmarcht y la milicia vichista. El coronel encargado de dirigir la operación sería Vicente López Tovar: entre 4.000 y 7.000 combatientes se presentaron como voluntarios.
La invasión tenía dos frentes principales: un ataque por la frontera navarra y el País Vasco y otro por el Valle de Arán. El ataque por Roncesvalles comenzó el 3 de octubre de 1944 con unos 650 hombres. Otros 250 comenzaron la invasión por el Valle del Roncal. La operación fue un fracaso: los miembros del ejército franquista y de la Guardia Civil consiguieron solventar la situación. El coronel Tovar organizó la 204º División y comenzaron el ataque el 19 de octubre por varios valles pirenaicos, pero la población no se levantó en armas contra el régimen. Ante la inacción de las poblaciones locales y la incapacidad militar de las fuerzas “libertadoras”, finalmente se retiraron a los pocos días.
En cuanto al balance de muertos y heridos, fallecieron 129 guerrilleros y 588 quedaron heridos, con las fuerzas franquistas sufriendo 32 bajas. Lo cierto es que esta operación, lejos de alcanzar el objetivo de los guerrilleros, produjo todo lo contrario. La propaganda franquista utilizó este ataque como una legitimación de su victoria en la Guerra Civil ante la “invasión roja”. Por otra parte, el PCE también fue consciente del fracaso, y el 25 de junio de 1945 se disolvió la UNE de manera definitiva.
Tras la caída de Jesús Monzón, apareció Santiago Carrillo como figura fuerte del PCE, purgando a todos los sectores favorables a Monzón, entre ellos Gabriel León Trilla, quién fue asesinado en Madrid por orden de Enrique Líster y Dolores Ibárruri, la Pasionaria. A partir de los años 50, las guerrillas militares de corte comunista dejaron su actividad, también bajo presiones de Stalin, al que le quedaban unos pocos años de mandato.
Antes de que te vayas…