Oswald Mosley, el Adolf Hitler británico

A finales de los años 20 y principios de los 30 del siglo XX, surgieron en las naciones europeas partidos de una ideología que comenzaba a ponerse de moda: el fascismo. Gran Bretaña no fue una excepción, el militar y político británico Oswald Mosley fundó la Unión Británica de Fascistas en 1932.

El fascismo, la moda política europea de los años 30 del siglo XX

El fascismo es una ideología política que mucha gente cree conocer pero que pocos son los que verdaderamente saben qué es lo que implica a nivel político y social. Hoy en día es muy común tachar de «fascistas» a cualquier partido o persona que muestre cierta reticencia a políticas de carácter progresista. Sin embargo, el fascismo tiene una historia y una ideología muy específica que no puede ser comparada con cualquier otra.

Vamos a resumir en pocos términos sus características: se otorga al Estado el máximo poder; control mediante un partido único; la propiedad privada no se abole, pero se subordina al servicio del Estado; posee una fuerte ideología social donde el pueblo (base racial o cultural) está por encima del individuo; para crear esta unidad total recurre a la historia, manipulándola y ensalzando las glorias patrias.

Según el economista liberal Ludwig von Mises la raíz del fascismo, en sus diferentes vertientes, se encuentra en las ideas colectivistas del socialismo y más propiamente como una escisión patriótica del marxismo, con el que comparte algunas de sus ideas, pero son antagónicos en muchos otros aspectos. Baste como ejemplo la evolución de los diferentes líderes fascistas: Mussolini fue miembro del Partido Socialista Italiano antes de fundar el Partido Nacional Fascista. Adolf Hitler pertenecía al Partido Obrero Alemán (DAP) que evolucionó al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). En España, Jose Antonio Primo de Rivera fundó la Falange Española y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas).

El laborista Oswald Mosley

Entre otros muchos ejemplos nos encontramos con el personaje objeto de este post: Oswald Mosley. Mosley nació en Inglaterra en 1896, en el seno de una próspera familia de terratenientes. Fue educado en la Real Academia de Sandhurst y participó como lancero en el frente occidental durante la I Guerra Mundial, donde fue herido. Se casó con Lady Cynthia Curzon, hija del ex-Virrey de la India y entonces secretario de estado de asuntos exteriores, Lord Curzon. En uno de sus viajes a la joya de la corona británica, Mosley se encontró con Ghandi, del quien dijo que poseía una «personalidad simpática de inteligencia sutil».

Comenzó su carrera política en el Partido Conservador (Tories), fue uno de los miembros más jóvenes que hasta entonces había tenido el Parlamento y destacó como un excelente orador. Los problemas en Irlanda y la forma de atajarlos del gobierno, hizo que dejara el partido y pasara a ser un miembro independiente de la oposición. Sus ideas fueron evolucionando y fue mostrando su apoyo hacia la clase obrera. Por ello pasó a formar parte del Partido Laborista Independiente, de carácter marxista y él y su mujer estuvieron comprometidos con la Sociedad Fabiana.

Evolución hacia el fascismo

Al darse cuenta de la incertidumbre económica que enfrentaba la nación debido a la muerte de su industria nacional, Mosley escribió un memorando donde pedía elevar los aranceles para proteger a la industria británica, la nacionalización de las principales industrias y un programa de obras públicas para solucionar el paro. Además, el memorando sentó las bases del estado corporativo en el que pretendía combinar empresas, trabajadores y gobierno en un solo cuerpo como una forma de «eliminar el conflicto de clases y hacer que la economía británica vuelva a ser saludable».

Bandera de la British Union of Fascists

Mosley fundó entonces el New Party, un partido creado con sus principales ideas y al que se sumaron tanto laboristas como conservadores. En 1931 no obtuvo plaza en el Parlamento, año que aprovechó para viajar por Europa y conocer las nuevas corrientes políticas que se expandían rápidamente por el continente. Viajó a Italia y se entrevistó con Mussolini, del que tomó buen ejemplo. Volvió a Gran Bretaña seguro de que el fascismo era la vía política que su país necesitaba para solucionar sus problemas. Reunió entonces a los diferentes grupos fascistas y a quienes se quisieron unir a su causa y fundó la Unión Británica de Fascistas (BUF en sus siglas en inglés) y de Nacionalsocialistas a partir de 1936.

Ante la reacción de otros grupos como comunistas, judíos y católicos, Mosley creó la Fuerza de Defensa Fascista, el brazo paramilitar de la BUF, llamados también Blackshirts. Este grupo organizaba marchas por los barrios de las principales ciudades y provocó numerosos altercados y revueltas en Londres. Uno de los más famosos fue la Batalla de Cable Street, donde judíos, católicos irlandeses y comunistas detuvieron una marcha organizada por Mosley a través del East End.

Cynthia Curzon, la mujer de Mosley, murió de peritonitis en 1933. Tres años después, en 1936, ya siendo líder de la BUF, contrajo matrimonio con su amante Diana Mitford. Esta boda no fue un enlace cualquiera: fue celebrada en Berlín, en casa de Joseph Goebbels y contó con la presencia de Adolf Hitler como invitado de honor.

El final del fascismo británico

Las violentas marchas que organizaba la BUF fueron consideradas un asunto preocupante en Westminster, por lo que en enero del 37 se entró en vigor una ley que prohibía los uniformes políticos y los grupos paramilitares entre otras cosas. Su popularidad siguió creciendo y en julio de 1939 organizó el mayor mitin político de la historia inglesa, reuniendo en el Earls Court Exhibition Hall a unos 30.000 simpatizantes.

Durante la II Guerra Mundial lideró una posición favorable a la paz con Alemania Nazi. Pero la deriva violenta del movimiento, la caída de Francia y el bombardeo que Hitler llevó a cabo sobre Londres le hicieron perder popularidad, incluso llegó a sufrir varios ataques. Su simpatía con el régimen nacionalsocialista alemán provocó las sospechas del gobierno inglés, que consideró a la BUF como una quinta columna de Hitler en suelo británico. El partido fue prohibido y Mosley detenido y encerrado junto a su familia en una casa de la prisión de Holloway. En noviembre de 1943 fueron liberados, pero su reputación siguió cayendo durante el transcurso de la guerra.

Después de la guerra fundó otro partido que pretendía la unir a los europeos en una sola nación, pero ya no contaba con el apoyo que tenía antes del conflicto. No volvió a obtener ningún cargo político y acabó su vida en Francia. La figura de Mosley ha aparecido en numerosas novelas y películas tanto de ficción como históricas, así como en cómics y videojuegos. También en series como la sexta temporada de los Peaky Blinders, donde su figura juega un papel esencial en la trama.

Fotograma de la serie Peaky Blinders, Oswald Mosley interpretado por Sam Claflin

¿Por qué el fascismo no cuajó en Gran Bretaña?

Aunque se podría hacer un análisis exhaustivo de los diversos factores gracias a los cuales el fascismo no llegó establecerse en Reino Unido como lo hizo en otras naciones europeas. Vamos a dar tres ideas esenciales. En primer lugar, la democracia inglesa era una de las más antiguas de Europa y esta tradición le daba bastante estabilidad. No fue así en Italia o Alemania, tampoco en España, donde imperaba la inestabilidad política.

Alemania e Italia habían sufrido de cerca las consecuencias de la I Guerra Mundial, mientras que la integridad física de Reino Unido no se vio afectada, gracias a su condición de isla. El caso de Francia también es especial, pues aunque la Gran Guerra le afectó especialmente, su experiencia democrática venía de lejos y la invasión nazi creó un importante rechazo al fascismo.

La II Guerra Mundial acabó con las esperanzas de Mosley, que fue considerado traidor y enemigo de Inglaterra por confraternizar con el enemigo.

Referencias

Dorril, Stephen (2006). Blackshirt: Sir Oswald Mosley and British Fascism. Viking Publishing.

Mosley, Oswald (1968). My Life.

Skidelsky, Robert (1969). «The Problem of Mosley: Why a Fascist Failed». Encounter. 33 (192). pp. 77–88.

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