La historia de Ali Dia es una de esas extrañas situaciones que pasan de vez en cuando en el mundo del fútbol.
Unos lo llaman hobby, otros afición, pero en definitiva viene a ser un entretenimiento con el que pasar infinidad de horas de evasión disfrutando. Hay pasiones con las que nacemos, sin recordar el momento exacto en el que empezamos a vivir con ellas, y hay pasiones que creamos, que nacen cuando encontramos una actividad que nos llena y nos activa.
Hoy hablaremos sobre una pasión que llevó a una persona a hacer todo lo que pudo para convertir esa pasión en un sueño y, además cumplirlo. Esta pasión, comúnmente conocida como el deporte rey, es el fútbol.
El fútbol, más allá de la satisfacción que como deporte provoca, tiene el poder de unir ciudades y naciones enteras, al mismo tiempo que también puede forjar amistades inquebrantables o crear rivalidades eternas. Son estas emociones las culpables de que los apasionados de esta disciplina, al menos en algún momento, hayamos tenido la ilusión de participar en las grandes ligas. Sin embargo, acceder a ellas no es sencillo.
Son millones los jóvenes talentos que se inscriben en academias de fútbol y rara vez tienen una oportunidad. En España, por cada 1.800 niños federados en divisiones inferiores, sólo uno consigue convertirse en futbolista profesional. En Inglaterra, famosa por su amplia y profunda infraestructura de escuelas deportivas, en el último año han debutado en todo el país únicamente 17 futbolistas.
Es por esto que hay ocasiones en las que, cuando alguien es capaz de superar estas barreras y hacerse un hueco en un equipo, se le encumbra y se le idolatra como a un héroe. Pero, ¿qué ocurre si alguien se salta este sistema?, ¿es suficiente una pasión para justificar una oportunidad a la que muchos no acceden jamás? Para valorarlo, podemos recurrir a una de las historias más curiosas que se han vivido en el fútbol profesional.
Premier League inglesa de 1996
El Southampton Football Club, mítico equipo de la conocida ciudad portuaria de Reino Unido al que de forma coloquial sus aficionados denominan como “Los Saints”, venía realizando un estupendo inicio de liga. Llegaron a batir al Manchester United por 6 a 3. No obstante, conforme fue avanzando la temporada, una plaga de lesiones y enfermedades diezmaron la plantilla del equipo, lo que se reflejó en una racha de malos resultados y en la amenaza del descenso.
Graeme Souness, el por aquel entonces entrenador del Southampton, estaba realmente incómodo con esta situación, y viendo cómo al equipo le pasaban factura las continuas recaídas de sus jugadores, decidió realizar unas pruebas para encontrar posibles nuevas incorporaciones a la plantilla.
Fue entonces cuando Souness recibió la llamada de un amigo, el jugador, que en aquel momento era balón de oro, George Weah. Este, consciente de la mala situación del Southampton, llamó para recomendar a un futbolista: a su propio primo.
Ali Dia, un primo peculiar
Tras pasar por la liga alemana, Ali Dia formaba parte del equipo juvenil del Paris Sant Germain. Además jugaba a nivel internacional con Senegal, habiendo marcado dos goles con su selección en el último partido. Dia buscaba un equipo que le permitiera dar el salto a primera plana. Y ese equipo iba a ser el Southampton.
Con el beneplácito de Weah, Souness no se resisitió. Aceptó a Ali Dia como refuerzo para la delantera del Southampton, ofreciéndole un contrato de un mes. Dadas las circunstancias, la incorporación de un ariete africano podría ayudar al equipo a paliar sus numerosas bajas en ataque.
En su primer entrenamiento, Dia no sobresalió. Tenía un gran ánimo y su esfuerzo se hizo notar, pero sus compañeros no vieron en él a una estrella. Ni mucho menos.
En aquel entonces el capitán del equipo era Matthew Le Tissier, toda una leyenda del Southampton, quien jugó más de 500 partidos y marcó más de 200 goles con los Saints. Le Tissier declaró tiempo después que cuando vio tocar el balón por primera vez a Ali Dia pensó que éste habría ganado un concurso para asistir a un entrenamiento y que por eso estaba allí. Nada más lejos de la realidad.
El debut de Dia estaba previsto para un partido amistoso entre los reservas del Southampton y los del Arsenal, pero el destino quiso que en el día previsto para este encuentro de reservas unas lluvias torrenciales obligaran a suspender el partido.
Así, sin que ningún miembro de la plantilla o del cuerpo técnico hubiera visto a Dia jugar un solo partido, llegó el partido contra el Leeds United, uno de los equipos más en forma de la Premier. No era un encuentro cualquiera, los Saints necesitaban sumar puntos para alejarse de los puestos de descenso. Cuando llegó la hora de realizar la convocatoria, Souness decidió seguir el consejo de Weah, e incluyó a Ali Dia en la lista de jugadores para el partido.
Realmente nadie daba crédito de lo que estaba ocurriendo. Este chico llevaba en el equipo cinco días y nadie lo había visto jugar. No obstante, era una sólo una convocatoria, y quizás no pasara de ahí. Quizás se quedara en el banquillo y no llegara a entrar al campo.
El 23 de noviembre de 1996, en el estadio The Dell, el Southampton recibió al Leeds United. Los equipos presentaron sus alineaciones habituales y el partido comenzó con normalidad. Las ocasiones empezaron a generarse pero ningún equipo era capaz de encontrar el gol. Estaba siendo un partido equilibrado hasta que en el minuto 33, la mala fortuna que había acompañado al Southampton durante toda la temporada asestó un nuevo golpe.
Matt le Tissier, la leyenda de los Saints y máximo exponente en ataque del equipo, se acababa de lesionar. Tenía que ser retirado del campo. En el banquillo, el único delantero disponible capaz de sustituirle llevaba, por casualidad, el número 33 a la espalda: era Ali Dia. Así es como Dia, prácticamente un desconocido, saltó al campo sustituyendo al jugador más grande de la historia del Southampton.
La grada, que estaba a rebosar, empezó a corear su nombre. La expectación por ver al nuevo fichaje era máxima, y su desconocido origen no hizo sino aumentar el interés de los espectadores.
En la primera jugada del equipo con Dia en el campo, el Southampton inició un contrataque. Dia acompañó el contragolpe generando un espacio en la defensa rival que hizo que uno de sus compañeros le pasara el balón y le dejara, cuando llevaba únicamente un minuto en el campo, sólo delante del portero.
En ese momento, todo el estadio contenía la respiración ante la posibilidad de que Dia marcara gol. Cuando recibió el balón, el senegalés orientó su cuerpo para dar más potencia a su disparo y chutó. La pelota se dirigía dentro de la portería pero el arquero la mandó fuera. Saque de esquina.
La grada y los compañeros aplaudieron y animaron. En su primera intervención, Dia había generado una clara ocasión y casi marca un gol, sin embargo, teniendo en cuenta lo que vino después, puede considerarse que la suerte le concedió esa ocasión para, a continuación, devolver las cosas a su orden natural. Quizás si hubiera marcado ese gol, todo habría sido diferente, pero la realidad es que conforme pasaron los minutos, cada persona que había ese día en el estadio empezó a darse cuenta de que Dia ni era profesional, ni era futbolista.
Dia se movía por el campo sin una lógica clara. Perseguía el balón por todo el césped sin respetar las demarcaciones. Su primer toque no era malo pero su conducción de balón y su regate eran tan toscos como los de un submarino, lo que dejaba en evidencia la clara diferencia de calidad entre él y sus compañeros.
Los medios deportivos lo calificaron directamente como “terrible”, alegando que se movía como un auténtico “pollo sin cabeza”, y los aficionados le compusieron una canción en la que el estribillo decía que era un mentiroso “Ali Dia, it´s a liar, it´s a liar”.
A falta de 8 minutos para finalizar el partido, el Leeds United se adelantó en el marcador y Souness retiró a Dia del terreno de juego. El Southampton acabaría perdiendo ese partido por un 0 a 2.
A la mañana siguiente, Dia se presentó en las instalaciones del Club alegando que iba a tratarse una lesión. Recogió todas sus cosas y desapareció. En Southampton, jamás lo han vuelto a ver. Y eso es debido a que Ali Dia ni era futbolista, ni había jugado con la selección de Senegal, ni era primo de George Weah.
Ali Dia era un joven estudiante de economía que estudiaba en la universidad de Northumbria, en Newcastle. Jugaba en equipos de fútbol de nivel amateur, pero no era futbolista. Él creía que tenía el talento suficiente para jugar con los mejores, y decidió intentarlo. A día de hoy, todo el mundo sabe que la persona que llamó a Souness para recomendarle el fichaje de Dia, no fue Weah, pero nadie sabe con certeza quién realizó esa llamada. Hay versiones que dicen que fue un compañero de la universidad, un agente, o el propio Dia. En cualquier caso, Souness se lo tragó y cuando el verdadero George Weah se enteró, ya era demasiado tarde.
Lo mejor de esta historia es que Ali Dia era una persona normal, como cualquiera de nosotros. A cualquier apasionado del fútbol, o de cualquier otra disciplina, le encantaría tener la oportunidad de Dia. Él, sabiendo que estaba engañando a todo el mundo, lo intentó. ¿Está mal? Seguramente. ¿Nos habríamos alegrado por él si llega a marcar ese gol y tiene mejor fortuna? Seguramente, también.
Al igual que Dia, cuando alguien persigue un sueño puede llegar a actuar de modos irrazonables e incomprensibles, o incluso incorrectos. Pero si el único que va a sufrir las consecuencias eres tú, ¿Es realmente incorrecto perseguir un sueño?
Con el paso del tiempo, y aunque siguió probando suerte en equipos amateurs, Ali Dia realizó un MBA en San Francisco, y a día de hoy trabaja entre Londres y Qatar en una agencia de representación de futbolistas. Se mantiene en el número 1 de la lista de los peores jugadores de Inglaterra creada por por The Times y The Sun, y además permanece en el número 4 de los peores delanteros de la liga inglesa de todos los tiempos, elaborada por the Daily Mail.
Su camiseta, con el número 33, se ha llegado a vender por cantidades desorbitadas, y su historia parece haber alcanzado el estatus de Leyenda. A día de hoy, en Southampton la mayoría de la gente sabe quién es y cada año cuentan cómo llego a debutar en la Premier y como casi marca un gol. Los aficionados de vez en cuando cantan su canción y Graeme Souness, que finalizó su etapa como entrenador de Southampton ese mismo año, sigue preguntándose quien le llamó.
Bibliografía
- Aragó, Laura: “No, su hijo no va a ser futbolista profesional”, Diario “la Vanguardia”, 28 de junio de 2020.
- De Laurentis, Francisco: “Ali Dia, La historia del impostor que engañó a todos y jugó 53 minutos en la Premier League.” Diario “ESPN”, 30 de marzo de 2020.
- Del Moral, Milton: “Prócer o Estafador: quién fue Ali Dia, el delantero que protagonizó el mayor engaño en la historia del fútbol”, Revista “INFOBAE”, 7 de octubre de 2018.
- “Ali Dia, un día de gloria en la Premier League lo puede tener cualquiera”, Portal “KODROMAGAZINE.COM.”
- Perfil de la Premier League en el Portal “Transfermarket”