De lo que pasó en los infiernos antes de la resurrección al tercer día

Jesús fue a celebrar la Pascua a Jerusalén de acuerdo a la tradición. Todo terminó con su aprehensión y posterior ejecución. Y luego aquella etapa de tres días: «…descendió a los infiernos… y al tercer día resucitó entre los muertos…» ¿Qué pasó allá abajo?

Inanna y su descenso al inframundo

Inanna decidió viajar al inframundo. Vestida con sus siete me, su ropa, representando sus poderes, se puso en marcha, dando instrucciones a su sirvienta Ninshubur sobre qué hacer si no hubiera vuelto después de tres días. Inanna empujó la puerta del palacio Ganzir, la entrada al inframundo, gritando al portero, Neti, para que la abriera. Neti la dejó esperando y bajó donde su ama Ereshkigal. Alarmada por la ropa de Inanna y su forma de llegada, la reina del inframundo emitió instrucciones a Neti.

Al descender con Inanna, Neti abrió cada una de las siete puertas y en cada una tomó una prenda, argumentando que era costumbre del inframundo.  Inanna, por lo tanto, llegó al inframundo desnuda y «subyugada». Al encontrarse frente a frente, Ereshkigal se levantó del trono e Inanna se sentó inmediatamente sobre él. Esto se consideró una afrenta y los dioses Anunna la condenaron. Tras su asesinato, fue colgada de un gancho. Después de que hubieron pasado tres días y noches e Inanna no regresara, Ninshubur procedió a cumplir las instrucciones de su ama.

Inanna/Ishtar en un sello imperial acadio. La diosa tiene armas en su espalda, un casco y pisotea a un león a sus pies

Tres días después de la muerte

Ninshubur primero fue donde Enlil en su templo en Nippur, pero el dios enfurecido decidió no ayudar y hasta condenó el deseo de Inanna de poder en el mundo superior e inferior. Nanna, en Ur, respondió igualmente. Como Inanna había predicho, fue Enki, dios de la sabiduría, quien respondió favorablemente. Creó dos figuras, el kur-gar-ra y el gala-tur-ra. A estas figuras les dio la planta que da vida y un poco de agua. Luego les instruyó sobre el procedimiento para asegurar la resurrección de Inanna.

Al descender al inframundo, las criaturas de Enki simpatizaron con Ereshkigal, quien yacía desnuda en labor de parto, llorando de dolor. La diosa, complacida, les ofreció regalos, pero ellos rechazaron las ofrendas y pidieron en cambio el cuerpo de Inanna. Rociaron agua sobre Inanna y le dieron la planta de la vida para comer. Inanna se levantó. Había resucitado al tercer día. Procedió a salir del inframundo. Sin embargo, los dioses Anunna la agarraron, declarando que nadie había salido del inframundo vivo, y que, si ella quería salir, debía suministrar un sustituto.

Salida del inframundo y precio a pagar

Una multitud de demonios hostiles e inhumanos acompañó a la diosa naciente. Al emerger, Inanna se encontró con Ninshubur, su sirvienta, quien estaba vestida con harapos y arrastrándose en el polvo. Inanna se negó a dar a los demonios clamorosos a su fiel sirvienta como su sustituto. La escena se repitió con otros servidores de la diosa. Sin embargo, en el gran manzano en la llanura de Kulab, Inanna encontró a su esposo Dumuzi sentado en un trono y «vestido con una magnífica prenda». La diosa enfurecida le dio Dumuzi a los demonios. No será la última deidad que baje al inframundo.

La Divina Comedia y el Infierno de Dante

No podía faltar el más famoso de los Inframundos de los últimos siglos. El «Infierno» de la «Divina Comedia» es una representación simbólica del infierno cristiano. Aquí, el castigo de cada alma depende del pecado específico. La idea del castigo se hace más presente que en infiernos anteriores, donde la aventura del héroe tenía más importancia. Dante describió el Infierno como un lugar oscuro, frío y doloroso, poblado por demonios y almas torturadas. Veamos brevemente los círculos del infierno.

Los castigos de los círculos del infierno

Primer círculo: Limbo, hogar de las almas no bautizadas. Segundo círculo: La Lujuria. El castigo es vientos huracanados sin control. Tercer círculo: La Gula. Almas atormentadas por una lluvia fría, sucia y persistente. Cuarto círculo: La Avaricia y la Prodigalidad. Las almas están divididas en dos grupos que empujan pesadas rocas en direcciones opuestas. Quinto círculo: La Ira. Almas están sumergidas en un río hirviente y luchan violentamente entre sí. Sexto círculo: La Herejía. Castigo para las almas que negaron la verdad de la fe y están encerradas en tumbas ardientes.

Mapa del infierno de Botticelli. El artista se basó en el infierno de Dante con sus círculos para elaborar su cuadro.

Séptimo círculo: La Violencia. Este círculo se divide en tres anillos, y se castigan a las almas que fueron violentas contra otros, contra sí mismos o contra Dios. El castigo es el tormento por demonios. Octavo círculo: El Fraude. Este círculo se divide en diez fosos, y se castigan a las almas que cometieron fraude en distintas formas. Noveno círculo: La Traición. Este es el círculo más profundo y se divide en cuatro zonas, donde se castigan a las almas que traicionaron a sus seres queridos, a sus patrias, a sus huéspedes o a Dios. Castigo en el hielo y frío extremo. Como se aprecia, el castigo es el denominador común de cada círculo. ¿De dónde viene esta idea del castigo como lugar común del Inframundo?

Castigo y premio en el Antiguo Egipto

En el Antiguo Egipto era una necesidad el prepararse para la muerte. Era común la creencia que después de la muerte, el alma (ka) abandonaba el cuerpo y viajaba al más allá. Osiris y su séquito de jueces se encargaban del juicio. Éste se basaba en la evaluación de las acciones del individuo en vida y si eran dignas o no del paraíso, llamado «Campo de las Cañas«.

Para ayudar al alma a llegar al más allá, se realizaban rituales funerarios que incluían la momificación del cuerpo, la realización de ofrendas funerarias y la colocación de amuletos en la tumba. Era común la creencia de que el corazón del fallecido era pesado en una balanza durante el juicio, y que debía pesar lo mismo que la pluma de la verdad. Si el corazón era más pesado, se consideraba que el individuo había llevado una vida pecaminosa y se castigaba con la destrucción del alma. Si el alma era juzgada como digna, era llevada a la Duat, el reino de Osiris, donde viviría para siempre en el Campo de las Cañas, un lugar de felicidad y descanso.

Ciclo de Setme

Estaba el joven Senosiris recitando sus logogrifos junto a su padre Setme. Dos cortejos fúnebres pasaron cerca a su casa, la de un pobre y la de un rico. Senosiris manifestó entonces su deseo de que su padre algún día recibiera el cortejo fúnebre del pobre. Setme se sintió dolido ante las palabras de su hijo. Senosiris llevó entonces a su padre a un lugar de la montaña de Menfis.

Los dos llegaron a un sitio de 7 grandes salas. En la cuarta sala, se encontraron con gente que se agitaba mientras detrás de ellos los asnos comían. Otros tenían el alimento encima y trataban de bajarlo para consumirlo. Sin embargo, nunca llegaban ya que se excavaba agujeros debajo de ellos para impedirles su tarea. En la quinta sala, las personas inculpadas de crímenes suplicaban en la puerta. El gozne de la puerta estaba apoyada en el único ojo de un hombre que daba gritos y rogaba. Como se aprecia, la idea del castigo al estilo de Dante ya estaba presente en el Antiguo Egipto desde antaño, tal vez desde época tinita (3150 a.C. – 2686 a. C.).

Juicio, castigo y recompensa

En la sexta sala, Senosiris y su padre asistieron a una especie de juicio. Los dioses del consejo del Amentit ocupaban su lugar mientras mujeres anunciaban las causas. En la séptima sala, Osiris estaba sentado en su trono. Anubis se hallaba a su izquierda y Thot a su derecha. Una balanza estaba frente a ellos. Thot hacía de escriba y Anubis les dirigía la palabra a los juzgados. Si las maldades eran mayores a los méritos, el sojuzgado era entregado a Amait, la perra del señor del Amentit, para la destrucción de su alma y cuerpo. Caso contrario, su alma iba junto a las almas venerables.

Osiris. El dios egipcio también pasó por su propio ciclo de muerte y resurección.

Fue en estas salas donde Setme y Senosiris encontraron a los fallecidos que habían visto pasar cerca de su residencia. Al pobre se lo había vestido con el ajuar del rico. Al hombre rico se le encontraron más fechorías y era el hombre que sufría la tortura del gozne de la puerta sobre su ojo y que profería gritos y lamentaciones. Setme no pudo sino reconocer la sabiduría de su hijo. El destino del pobre era lo mejor, ya que ahora recibía recompensa después de la vida terrenal. Esta historia refleja la idea de retribución o castigo final como consecuencia de las buenas y malas acciones ejecutadas en vida.

Búsqueda de justicia

Según Herodoto, Rampsiniste (Ramsés II) habría descendido a los infiernos y habría jugado a los dados con una diosa egipcia. El episodio habría dado lugar a la institución de una fiesta que celebraba el descenso a los infiernos. Parecido al relato que de Setme que vimos, están los siete cielos del segundo libro de Enoc. Mismas referencias hay en el libro de los Muertos egipcio. En términos generales, las habitaciones tienen la misma configuración que las del palacio del faraón cuando éste administraba justicia. En otras palabras, este infierno es una forma de búsqueda de justicia en el más allá.

El evangelio de Lucas da una idea parecida. Un pobre llamado Lázaro, al morir, fue llevado al seno de Abraham. Un rico, en cambio, es llevado al infierno para sufrir torturas. Este hombre ve a lo lejos al pobre y pide misericordia. Abraham le recuerda que él ya recibió sus bienes en vida y que recién ahora recibía consuelo el pobre. Admitiendo sus penas, el rico le pide a Abraham que al menos diera testimonio en su casa en la Tierra a sus familiares para que se salvaran de su cruel destino. La idea de una justicia, así fuera después de la muerte, está presente en este y en otros textos religiosos, cristianos y de otras filiaciones.

Justicia después de la muerte

Como se ha visto en estas líneas, la idea de la justicia después de la muerte es común en muchas religiones y mitologías antiguas. En la mitología egipcia está la creencia que el corazón de una persona era pesado en una balanza contra una pluma de la verdad en el juicio de Osiris. Si el corazón era más pesado que la pluma, el alma de la persona era devorada por Amait pero, si el corazón era más ligero, el alma era permitida a entrar en el paraíso, el Campo de Cañas. Y por supuesto, están historias como la de Setme, que también muestran sufrimiento para los que han cometido faltas en vida.

Por su lado, el cristianismo retomará esta idea del infierno como un lugar de torturas. En general, muchos de estos inframundo reflejan una especie de búsqueda de justicia. Por lo regular, la creencia es que después de la muerte, el alma de una persona es juzgada yenviada a un lugar adecuado según su comportamiento en vida. Este lugar puede ser un lugar de castigo para los pecadores o un lugar de recompensa para los justos. Sin embargo, no es la única forma de ver el Inframundo. Hay otras formas de plantearlo.

Viaje del héroe

El mito del héroe es un arquetipo muy presente en muchas culturas y mitologías, y se puede encontrar en historias como las que mencionamos. Según Joseph Campbell, el mito del héroe sigue un patrón común en el que el héroe comienza en el mundo ordinario, donde recibe una llamada a la aventura. Luego, el héroe cruza el umbral hacia el mundo de lo desconocido, donde enfrenta pruebas y desafíos. En este proceso, el héroe puede enfrentar una muerte simbólica o literal (justamente el motivo de este artículo), que representa una transformación o renacimiento.

Jesús, Inanna (quien inicia este artículo), Hércules y los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué son ejemplos de este patrón en el que el héroe enfrenta pruebas en el inframundo o en un lugar simbólico de muerte y transformación, y luego regresa a la vida o al mundo ordinario, transformado por la experiencia en el mundo subterráneo.

Hércules y el trabajo de Cerbero

En algunas versiones del mito, Heracles (Hércules para los romanos) tuvo que iniciarse en los Misterios de Eleusis antes de poder descender al Hades para capturar a Cerbero.

Los Misterios de Eleusis eran una serie de rituales religiosos que se llevaban a cabo en la antigua ciudad de Eleusis, en honor a la diosa Deméter y su hija Perséfone. Estos misterios eran considerados muy sagrados. Solo aquellos que habían sido iniciados podían participar. Se cree que Hércules se inició en los Misterios de Eleusis para poder obtener la bendición y protección de los dioses antes de emprender su peligroso viaje al inframundo. Por su lado, Cerbero era un monstruo de tres cabezas y cola de serpiente que guardaba la entrada del inframundo. Hércules bajó al Hades para cumplir uno de sus doce trabajos, que era capturar a Cerbero y llevarlo a la superficie.

Hércules en el foro Boario. Uno de sus trabajos fue bajar al inframundo y capturar a Cerbero

En el mito, Hércules pide permiso al dios Hades para llevarse a Cerbero y este le permite hacerlo a cambio de que Hércules lo capture sin armas. Hércules se enfrenta al monstruo con sus propias manos y logra someterlo. Después de cumplir su tarea, Hércules lleva a Cerbero a la superficie y lo muestra a los dioses, completando así uno de sus trabajos y asegurándose su lugar en la historia como un héroe legendario. Otros héroes también han bajado al Inframundo a enfrentar sus propias pruebas.

Popol Vuh maya

En el Popol Vuh, dos héroes gemelos llamados Hunahpú e Ixbalanqué bajan al inframundo (Xibalbá), para jugar a la pelota con los señores del inframundo. El juego es una prueba para los héroes, ya que si pierden, serán sacrificados. Hunahpú e Ixbalanqué utilizan sus habilidades y trucos para ganar a los señores del inframundo. Al final, los héroes triunfan y se convierten en dioses, mientras que los señores del inframundo son humillados y castigados.

Esta historia tiene varias interpretaciones, incluyendo la idea de que la lucha entre los héroes y los señores del inframundo, lo que representa el perenne conflicto entre la vida y la muerte. Además, también puede ser interpretado como una alegoría sobre la lucha entre el bien y el mal, o sobre la importancia de la astucia y la inteligencia para superar las pruebas y dificultades. En este mismo sentido, pueden aquí citarse otros descensos famosos como el de Eneas, el de Odiseo o el de Orfeo. Hemos visto motivos de justicia y de superación de pruebas para la existencia del Inframundo. Claro, falta una idea importante. Está la idea del sacrificio, algo que persiste en la liturgia católica.

El sacrificio de Osiris y de otros dioses

El sacrificio es una temática común en las religiones y mitologías antiguas. Se trata de un acto simbólico que implica dar algo precioso o valioso a cambio de algo más, como un favor divino, una bendición o una salvación.

Otra vez volvemos a Egipto. En la rica mitología de esta cultura, el dios Osiris es asesinado y despedazado por su hermano Set, pero su esposa Isis lo reúne y lo resucita. De esta forma, Osiris se convierte en el dios del más allá y la resurrección. De hecho, ya lo hemos visto en el juicio de las almas mortales. Otra diosa que vimos haciendo algo similar es la Inanna sumeria, diosa del amor y la fertilidad. Esta diosa desciende al inframundo para enfrentarse a su hermana Ereshkigal, la diosa de la muerte, como vimos en el primer relato. Muere, pero es resucitada gracias a la intervención de su asistente Ninshubur y es liberada del inframundo.

Interpretaciones del sacrificio

La muerte de un dios es el sacrificio máximo y, como otros historias, pueden encontrarse varios significados. Como en el caso de los misterios de Eleusis, está la temática de la muerte y la vida que se refleja en los ciclos de la naturaleza. En este sentido, los dioses mueren y reviven como la naturaleza parece hacerlo después del paso del invierno.

Y claro, aquí entra la figura de Jesús, quien de acuerdo a la tradición, se sacrificó en la cruz para redimir los pecados de la humanidad. En este sentido, su muerte y resurrección son vistos como el acto de amor supremo que permite la salvación para la humanidad. A propósito, ¿qué hizo Jesús allá abajo en esos días?

El viaje de Jesucristo

La primera pista son los propios libros de la Biblia. En Hechos 2:31 se menciona el descenso de Jesucristo a los infiernos. El versículo dice: «Viendo esto antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción«. El versículo ha sido interpretado como una referencia al descenso de Jesucristo al infierno después de su muerte en la cruz, y su posterior resurrección. En este sentido, se entiende que Jesucristo no permaneció en el Hades (o infierno) sino que resucitó y ascendió a los cielos.

Pedro 3:19 dice al respecto: «En el Espíritu fue también y predicó a los espíritus encarcelados«. Y Efesios 4:9-10 dice: «Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenar todas las cosas». Es decir, hay referencias a su descenso y alguna pista de lo que hizo, como la prédica a los espíritus encarcelados. ¿Algún otro detalle referente a su permanencia en aquellos territorios? Sí, pero habrá que ir a los Evangelios Apócrifos.

Descensus Christi ad Inferos

El Evangelio Apócrifo de Nicodemo relata eventos que ocurrieron antes, durante y después de la crucifixión y resurrección de Jesucristo. El texto está dividido en dos partes principales: el «Acta Pilati» o «Actas de Pilato» que narran el juicio y la crucifixión de Jesús, y el «Descensus Christi ad Inferos» o «Descenso de Cristo al Hades«, que relata la redención de las almas en el infierno tras la muerte de Cristo.

Allí, Jesucristo se reúne con Adán, Isaías, David, Juan Bautista y otros patriarcas del Antiguo Testamento, que habían muerto tiempo atrás. También aparece uno de los ladrones junto a quienes había sido crucificado. Y claro está, también se encuentra con Satanás y el Infierno. Jesús subyuga a estos dos últimos y ordena al Infierno que mantenga prisionero a Satanás hasta su segunda venida. A las almas de los patriarcas y demás personas, las libera y se las lleva con él. Puede verse aquí una mezcla de motivos. Jesús había hecho el sacrificio supremo con su muerte. También está la lucha que mantiene con Satanás y el Infierno. Y por supuesto, está su resurrección, en una versión cristiana del Viaje del Héroe.

Jesús desciende a los infiernos. Mosaico bizantino del siglo XI. A la derecha están Adán y Eva. A la izquierda David y Salomón

Conclusión

Lo que hay más allá de la muerte siempre ha atraído a las personas. Un viaje épico de redención, una búsqueda de poder, un lugar de castigo y recompensa, una lucha milenaria entre el bien y el mal, tal vez la nada… El infierno ha sido imaginado de multitud de formas por diferentes culturas. Es normal. Lo que nos espera después de la muerte es una pregunta que acucia a cada ser humano en diferentes momentos de la vida. Y la respuesta no es definitiva. Tal vez sea mejor así. Mientras tanto, a disfrutar con los inframundos que nos ofrece la historia.

Bibliografía

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Carter, J. (1996). Evangelios apócrifos. Editorial Sirio, SA.
Dalley, S. (Ed.). (1998). Myths from Mesopotamia: creation, the flood, Gilgamesh, and others.
Garrote, J. (2012). Popol Vuh.
Versión Reina Valera de la Biblia (1960).

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