Valencia, origen romano, ciudad del Cid, Balansiya para los musulmanes, fue reconquistada en 1238 por Jaime I el Conquistador. El monarca otorgará a estas tierras unos fueros particulares que constituirán un reino independiente: el Regne de València.
La conquista y los repartos que se hicieron quedaron recogidos en el Llibre dels Feits y en el Llibre del Repartiment. Desde entonces, el Reino de Valencia fue un reino próspero que llegó a superar a Barcelona a nivel comercial y cultural desde el siglo XV, una etapa conocida como el Siglo de Oro Valenciano. La ciudad se convertiría en el centro político social y cultural de la Corona de Aragón.
El comercio del reino se extendía hasta la propia China, desde donde llegaba el vellut (la seda). Fue en Valencia donde se instaló la primera imprenta de España en 1470, realizándose así la primera obra impresa en la península: Trobes en lahors de la Verge Maria y también la primera Biblia en lengua romance de Europa, en valenciano, con permiso del Papa. Grandes humanistas habitaron la Corte valenciana impulsados por diferentes monarcas como Martín el Humano o Alfonso V, quienes impulsaron una rica política cultural.
Uno de los símbolos más curiosos del Reino de Valencia lo constituye su bandera, la Real Senyera. Su apelativo de «real» la hace única en el mundo. Todos conocemos el pendón cuatribarrado propio de la Corona de Aragón, que acompañó a Jaime I en la conquista de Valencia. Pero como sabéis la bandera del Reino de Valencia posee una franja azul y una corona. La Senyera Coronada fue otorgada por Pedro II el Ceremonioso en 1377, por la heroica resistencia de Valencia al ataque de las tropas de Pedro el Cruel, de Castilla, en la conocida Guerra de los dos Pedros (1356-1369).
La Senyera tiene rango real, es decir, es como si ella misma fuese un rey. A nivel protocolario las banderas, banderines y personas deben inclinarse ante el rey. Si os fijáis los militares inclinan la cabeza cuando saludan al rey de España o también podemos ver un ejemplo en el desfile de las Fuerzas Armadas, cuando los banderines y la bandera nacional se inclinan ante el rey. Pues bien, la Real Senyera no se puede inclinar ante nadie, porque tiene rango real por sí misma, tampoco ante Felipe VI en el caso que se encuentren. Solamente se debe inclinar ante Dios, como también hacen los reyes.
A la Senyera Coronada se le rinden honores militares con 21 salvas de cañonazos, como a los monarcas. El 9 de Octubre, día en el que se conmemora la entrada en Valencia de Jaime I, la Senyera baja solemnemente desde el balcón del ayuntamiento de forma vertical, como símbolo de esta dignidad conferida en el s. XIV.
Durante la Transición se produjo una guerra de símbolos conocida como la Batalla de Valencia, donde se enfrentaron los grupos pancatalanistas seguidores de Joan Fuster, quienes proponían para la autonomía valenciana una bandera cuatribarrada desnuda como la catalana y un acercamiento a lo que se conoce como Països Catalans. Del otro lado estaban los blaveros (del blau, azul en valenciano, de la bandera), que defendían los antiguos símbolos valencianos. Finalmente se llegó a un pacto que respetó los símbolos propios de Valencia, dio el nombre de Comunidad Valenciana a la región (frente al procatalanista País Valencià y al blavero Antiguo Reino de Valencia) y otorgó un estatuto de autonomía a las provincias de Castellón, Valencia y Alicante.
Hoy en día todavía este conflicto perdura en tierras valencianas, algunos son partidarios de unirse al movimiento separatista en Cataluña, otros sin embargo, manteniendo las costumbres de su tierra y su identidad como valencianos, prefieren seguir luchando para, como dice la letra del himno de la región: ofrenar noves glòries a Espanya… (ofrendar nuevas glorias a España).
Bibliografía
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García, J. Todas las pruebas contra la mentira catalanista. Valencia, España. (Nou Valencianisme) (2016)