Belchite es una localidad situada en la provincia de Zaragoza (España), a unos 49 km de la capital. Es conocido por haber sido el escenario de una de las batallas más simbólicas de la Guerra Civil española en el Frente de Aragón, la batalla de Belchite. Tras la destrucción del pueblo, el general Francisco Franco decidió crear una nueva localidad (hoy conocido como Belchite nuevo) y dejar las ruinas intactas como recuerdo de los ‘excesos’ del bando vencido según la visión del dictador. Pese a haber trascurrido tantos años, el misterio todavía envuelve a estas enigmáticas ruinas.
Historia anterior a la Guerra Civil
Las evidencias históricas hablan de una población celtíbera de algún grupo étnico denominado Bel. La presencia romana en este emplazamiento data de entre mediados o finales del siglo I. a. C. Después de la invasión islámica y el posterior establecimiento de los reinos de taifas, la localidad conocida como Balsal o Blesid perteneció a la Taifa de Zaragoza hasta la conquista por el rey aragonés Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador, entre 1117 y 1118. Belchite experimentó un notable crecimiento económico durante la Edad Media, siendo un importante centro agrícola y administrativo. Su población estaba conformaba por cristianos, judíos y musulmanes, con un claro predominio de población morisca. Debido a este pasado, se destacó la arquitectura mudéjar observada en ejemplos como la iglesia de San Martín de Tours. La expulsión de los moriscos, decretada en 1609 por Felipe III, dejó un vacío muy importante en Belchite por lo que se creó una carta de población con el fin de atraer a nuevos habitantes.
Con la llegada de la Edad Contemporánea, empezó el lento declive para esta localidad. El primer Sitio de Zaragoza ocurrido en 1808 por parte de las tropas napoleónicas afectó de lleno a Belchite. Posteriormente, en el contexto de la primera guerra carlista (1833-1840) tuvieron lugar diversos enfrentamientos entre carlistas y liberales por el control de esta zona. Las desamortizaciones llevadas a cabo en las décadas siguientes provocaron que la Iglesia se desprendiera de muchas propiedades que acabaron en manos privadas, aumentado así la brecha social entre las clases pudientes y las más humildes. Durante la tercera guerra carlista (1872-1876), Belchite se vio de nuevo en la pugna entre las tropas carlistas y las liberales. Tras sufrir numerosos conflictos al ser una zona sumamente estratégica de paso hacia Zaragoza, se produjo el estallido de la Guerra Civil española (1936-1939). Este cruel conflicto dejó a la población de Belchite marcada para siempre. Antes de iniciarse esta contienda, esta localidad tenía unos 3.812 habitantes según el censo de 1935.
Inicios de la Guerra Civil y la batalla de Belchite
Entre los días 17 y 18 de julio de 1936 se produjo el golpe de Estado contra la Segunda República por parte de los militares africanistas. Como consecuencia del fracaso de este golpe, en los días siguientes España se dividió en dos zonas bien diferenciadas: la sublevada (llamada ‘nacional’ por los rebeldes, con una extensión aproximada de un tercio del territorio) controlada por los golpistas y la que permaneció leal a la República (alrededor de dos tercios). Dicha división desembocó en una cruenta guerra civil cuyas secuelas perviven hasta nuestros días. Buena parte de Aragón, incluidas las tres capitales de provincia junto con el pueblo de Belchite, permaneció bajo el control de los militares insurrectos. Durante la confusión de los primeros días y semanas, se practicaron acciones para desmantelar el poder del oponente por parte de los dos bandos en casi toda la geografía española. En Belchite se llevó a cabo una fuerte represión contra las autoridades consideradas enemigas, incluyendo al alcalde socialista y su familia. Posteriormente algunas de las batallas más devastadoras de toda la guerra se libraron en el Frente de Aragón, donde por desgracia tuvo un destacado protagonismo el pueblo de Belchite. Pese al establecimiento del Comité de No Intervención que buscaba evitar la intervención extranjera en la Guerra Civil, países como Alemania, Italia, Portugal e Irlanda apoyaron al bando sublevado mientras que la URSS y las Brigadas Internacionales hicieron lo propio con el gobierno republicano.
Gracias a la ayuda alemana e italiana, se produjo el desembarco de las tropas sublevadas africanas en la península. En los primeros meses de la guerra el ejército golpista avanzó rápidamente por Andalucía occidental y Extremadura en su firme determinación de conquistar Madrid, la capital. No obstante, el general Francisco Franco al frente del Ejército Español de África, consideró oportuno desviarse primero hacia Toledo para rescatar a un grupo de sublevados que todavía resistía en su Alcázar. Finalmente el asedio fue levantado el 27 de septiembre de 1936. Este episodio fue utilizado por la propaganda del bando sublevado para apuntalar el liderazgo de Francisco Franco sobre el resto de generales golpistas, si bien también evitó la toma de Madrid al conceder cierto tiempo al gobierno republicano para organizar su defensa. A finales del mes de noviembre, las tropas franquistas fracasaron en su ofensiva para conquistar la capital. Por esta razón, se trató de envolverla mediante una serie de enfrentamientos ocurridos a finales de 1936 y principios de 1937 (batallas de la carretera de La Coruña, el Jarama y Guadalajara), saldándose con victorias republicanas. Después de numerosos intentos de tomar Madrid, los esfuerzos de los sublevados se redirigieron hacia la Campaña del Norte, acontecida entre la primavera y el otoño de 1937.
Fue durante el desarrollo de esta campaña, cuando el bando republicano trató de distraer al ejército franquista mediante una serie de ofensivas en Madrid y posteriormente en el Frente de Aragón. Después del empate técnico durante el enfrentamiento en la localidad de Brunete (Madrid), el 24 de agosto de 1937 gobierno republicano lanzó la Ofensiva de Zaragoza con el objetivo conjunto de tomar la capital del Ebro y evitar la caída de Santander. Se decidió atacar en cinco puntos a lo largo de un frente de 100 km. Para la operación se destinaron 80.000 hombres del recién creado Ejército del Este junto con las XI y XV Brigadas Internacionales, la 35º División al mando de Karol Swierczewski (también conocido popularmente como el General Walter), tres escuadras republicanas compuestas por unos 90 aviones y 105 tanques soviéticos modelo T-26 B (la URSS de Stalin fue la principal administradora de recursos y material bélico a la República). Es justo durante estos ataques donde se produjo la famosa batalla de Belchite, en la cual se movilizaron a un gran número de tropas y maquinaria bélica procedentes del Ejército Popular. La población de Belchite estaba fuertemente fortificada y desde principios de 1937 constituía uno de los principales objetivos del Frente de Aragón para el gobierno republicano presidido por Juan Negrín.
En el marco de las operaciones republicanas para llevar a cabo la conquista de Zaragoza, la 11º y 35º Divisiones se encargaron de eliminar a un foco de resistencia en Belchite compuesto de 3.000 a 7.000 combatientes sublevados dirigidos por el alcalde Alfonso Trallero. Entre los días 24 y 25 de agosto empezaron los primeros combates. Las tropas republicanas realizaron una maniobra de pinza para cercar la localidad. Para el día 26, Belchite estaba completamente rodeado. Las fuerzas sublevadas se encontraban parapetadas bajo barricadas y varios nidos de ametralladoras con el fin de retrasar el avance del enemigo. Ante la falta de tiempo de la que disponía el ejército republicano, la XV Brigada Internacional asaltó Belchite. El 1 de septiembre, tuvieron lugar bombardeos por parte de la aviación republicana que afectaron al casco urbano. Entre los días 3 y 4, cayeron los últimos reductos franquistas. La lucha era despiadada, avanzándose calle por calle y casa por casa. Finalmente, el día 5 de septiembre la iglesia de San Martín fue tomada por los atacantes. Alfonso Trallero murió durante la manipulación de un mortero. Los restantes supervivientes franquistas trataron de huir hacia Zaragoza ante el triunfo de los republicanos. Para el día 6, se dio por terminada la batalla.
Destrucción del pueblo de Belchite y propaganda franquista
La batalla de Belchite ocasionó la completa destrucción del pueblo que quedó bajo el control republicano. Algunas estimaciones hablan de 5.000 muertos y 6.000 heridos en 15 días además de 2.411 prisioneros tomados por los republicanos. A pesar de este pequeño avance, la toma de Belchite ocasionó un retraso clave para la Ofensiva de Zaragoza. Este aplazamiento fue utilizado posteriormente por el ejército rebelde para reforzar sus posiciones y estabilizar el frente. De esta manera, el objetivo principal de la ofensiva republicana de conquistar Zaragoza fracasó en último término. Además, tampoco se pudo evitar la caída de la cornisa cantábrica por el bando sublevado. No sería hasta el 11 de marzo de 1938, cuando Belchite fue de nuevo reconquistado por las tropas franquistas.
Una vez terminada la Guerra Civil en 1939, el régimen franquista decidió no llevar a cabo la reconstrucción de Belchite por sus altos costes, por lo que se edificó un nuevo pueblo justo al lado de las ruinas. El objetivo principal de esta medida era utilizar el pueblo devastado de Belchite como propaganda en contra del bando vencido. Para construir Belchite Nuevo (nombre con el que se conoció a esta localidad), se utilizaron presos republicanos como mano de obra esclava. A estos trabajadores se les alojó en un campo de concentración llamado ‘Pequeña Rusia‘, junto a otras familias represaliadas de ideología de izquierdas. Poco a poco, lo que había quedado de Belchite fue cayendo en el olvido. El último residente de Belchite Viejo data de 1964, cuando el pueblo quedó totalmente abandonado.
A lo largo de los años, estas ruinas han sido víctimas de expolio y pillaje. Desde el año 2013, el Pueblo Viejo de Belchite se halla vallado para evitar posibles accidentes pues el estado de muchos edificios está próximo al derrumbe. En la actualidad, el ayuntamiento de Belchite Nuevo realiza visitas guiadas tanto diurnas como nocturnas para los turistas. Este lugar tan lleno de recuerdos dolorosos también ha sido objeto de curiosidad por parte de los amantes de lo paranormal, constituyendo un emplazamiento idóneo para realizar psicofonías y otras actividades similares. Por otra parte, en las ruinas de Belchite se han realizado numerosos documentales y rodajes cinematográficos dada su peculiar trayectoria. La memoria de este desdichado lugar siempre permanecerá en el corazón de sus antiguos habitantes y de los curiosos que se atreven a visitarlo:
Pueblo Viejo de Belchite, ya no te rondan los zagales.
Ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres…
(Cita de Natalio Baquero, autor y vecino de Belchite)
Bibliografía:
Galán E. J. (2005). Una Historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie. Editorial Planeta, Barcelona.
Madonado, J. M. (2007). El frente de Aragón. La Guerra Civil en Aragón (1936-1938). Mira Ediciones
Medina P. A. (2019). ‘Escalofríos en Belchite’. National Geographic. https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/que-ver-belchite-y-alrededores_14742
Veramendi J. (2020). ‘Belchite, la batalla que no debió ser’. Larazón. https://www.larazon.es/cultura/20201109/x5paskuk2ba3lngsyjj4iamnn4.html