En el extremo norte de África, bañada por las aguas del Mediterráneo, se alza Melilla, una magnífica ciudad fortificada que, durante siglos, ha sido un preciado bastión de la corona española. Desde su incorporación en 1497, Melilla ha enfrentado innumerables amenazas, pero ninguna tan feroz como la que tuvo lugar entre diciembre de 1774 y marzo de 1775. Durante más de 100 días, la ciudad resistió el asedio de un enemigo decidido a borrar su presencia del mapa: el sultanato alauí. Bajo el mando del sultán Mohammed III, un inmenso ejército de 40.000 hombres, apoyado por la artillería británica, puso sitio a la plaza. Pero Melilla no cayó…
Por Miguel Ángel Ferreiro @RetoHistorico
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