En el año 323 a.C., Alejandro Magno, el hombre más poderoso del mundo, moría acosado por terribles fiebres en Babilonia. Sin testamento ni descendencia, la falta de herederos dio lugar a las guerras de los Diádocos.
En este post te explicábamos la Primera Guerra de los Diádocos. Pero la historia continúa…
Antígono se dedicó a perseguir a los últimos aliados de Pérdicas matando a su hermano Alcetas en Psidia y derrotando a Éumenes en batalla, quien tuvo que refugiarse en la fortaleza de Nora, en las profundidades de Capadocia.
Sin embargo, la regencia de Antípatro duraría poco, pues en el 319 a. C. muere a los 78 años, dando lugar a una nueva crisis sucesoria. Antípatro desconfiaba de su hijo Casandro, por lo que le entregó la regencia del reino a uno de sus generales de confianza, Poliperconte, el cual había encargado de la protección de Macedonia durante la partida de Antípatro y Crátero para luchar en Asia contra Éumenes.
Ante la decisión del recién difunto regente, Casandro, aliado con Ptolomeo y Lisímaco, comienza una guerra en Grecia contra Poliperconte, quien consiguió el apoyo de las polis griegas declarando su libertad. En Asia, entabló también alianza con Éumenes, granjeándose de este modo enemistad con Antígono, quien se unió al bando de Casandro.
Poliperconte envió una carta a Éumenes firmada por el rey Filipo III Arrideo en la que le concede el título de «strategós de Asía», el mismo que ostentaba Antígono, así como el permiso para disponer de las reservas de oro de Persépolis. Por tanto, la guerra se disputaba entre los dos regentes y los dos comandantes supremos de Asia. Comenzaba así la Segunda Guerra de los diádocos (319 a. C. – 315 a. C.), teniendo como escenarios Grecia y la Anatolia central.
Mientras que Casandro y Lisímaco luchaban contra Poliperconte en suelo griego, Éumenes reclutó un enorme ejército con las reservas de oro de Persépolis: 40.000 hombres y 120 elefantes entregados por el sátrapa de la India. Tras esto, se dirigió a la costa fenicia a esperas de los refuerzos que Poliperconte mandaba por mar, siendo el Egeo crucial para el envío de tropas. Para su desdicha, Antígono desarticuló la flota de Poliperconte, teniendo Éumenes que retirarse a Persia en busca de nuevos refuerzos.
Antígono entabló una alianza militar con los sátrapas de Babilonia y Media —Seleuco y Peitón—, con quienes marchó en coalición contra Éumenes. La batalla tuvo lugar en Paraitacene en el verano del 317 a. C., donde Éumenes fue derrotado y tuvo que huir a Media. Ambos ejércitos se enfrentaron en la decisiva batalla de Gabine, en el 316 a. C., en la que Éumenes fue definitivamente derrotado, además de traicionado por sus oficiales y entregado a Antígono, quien mandó ejecutarle de inmediato.
Mientras esto ocurría, en Grecia, Poliperconte y Olimpia, madre de Alejandro, trataban de invadir Macedonia. En el 317 a. C., captura al rey Filipo III Arrideo y le asesina, así como a muchos partidarios de Casandro en la Corte. Pero Casandro efectúa un contraataque asediando la ciudad de Pidna, donde estaba acuartelada Olimpia, asesinándola y llevándose consigo al infante Alejandro IV y a Roxana. Sin aliados, Poliperconte se refugia en el Peloponeso, el cual controlaría hasta el final de sus días. Casandro se hace con el trono de Macedonia y consolida su posición casándose con la hermana de Alejandro, Tesalónica, fundando en su honor la ciudad con el mismo nombre.