La época victoriana es uno de los períodos de la historia del Reino Unido más prominentes. Este período estuvo marcado por la Revolución Industrial y la consolidación del Imperio británico. No obstante, en la segunda mitad del siglo XIX surgieron potencias que hicieron competencia al Imperio británico en su expansión colonial y en su economía industrializada.
La modernización y los cambios políticos estuvieron ligados a novedosas manifestaciones culturales y formas de vida social peculiares que se desenvolvían en la pintoresca estructura urbana. En este ambiente se dieron avances científicos, se renovaron ciertas formas de pensamiento, surgieron ideas y movimientos políticos (como el desarrollo del movimiento obrero) y brotaron fascinantes expresiones literarias y artísticas. Ahora bien, también fue el escenario de formas de explotación humana, miseria, vidas degradadas, decadencia moral, sucias calles oscuras, enfermedades y aterradores crímenes.
Respecto al último elemento, el caso más célebre, aunque quizás no el peor, es el de Jack the Ripper o Jack el Destripador, en español. En la ciudad de Londres del victorianismo tardío irrumpió la figura de este aterrador asesino en serie. En abril del año 1888 empezaron los denominados asesinatos de Whitechapel que no concluyeron hasta el mes de febrero del año 1891. Se trata de once mujeres asesinadas dentro o cerca del barrio londinense de Whitechapel. No es posible determinar que todos los crímenes fueron perpetrados por un mismo autor; no obstante, cinco de los mismos presentan elementos coincidentes, los cuales han llevado a atribuir la culpa una persona: Jack el Destripador. Estos cinco casos son conocidos como los “cinco canónicos”.
El pérfido modus operandi del asesino trastornó la sensibilidad de la sociedad londinense de una época en la que la opinión pública ya estaba acostumbrada a las noticias sobre asesinatos de prostitutas. No obstante, el modo de obrar con el que se llevaron a cabo los cinco canónicos estremeció por completo a la metrópoli. La espeluznante actuación criminal dejó escenas con los característicos cortes en la garganta, mutilaciones en la zona genital y abdominal, desfiguración facial y extirpaciones de órganos. Las víctimas fueron prostitutas.
La zona East End de Londres, donde se encuentra Whitechapel, en la época de los acontecimientos se había convertido ya en un espacio caracterizado por la violencia, la prostitución y el alcoholismo. Esta dimensión también era característica de la vida urbana de ciertas zonas de la ciudad de Londres de la época victoriana. A mediados del siglo XIX esta área de la ciudad adolecía de superpoblación y la vida de sus habitantes alcanzaba altos niveles de miseria. Los barrios de clase baja habían proliferado, el desempleo incrementó y la calidad de vida decayó sustancialmente. Los índices de pobreza y criminalidad se dispararon. El punto culminante lo puso el expediente de los asesinatos de Whitechapel con los homicidios de Jack el Destripador.
El 4 de abril del fatídico año 1888 la prostituta Emma Elizabeth Smith perdió la vida en el Hospital de Londres a causa de una terrible peritonitis, según el informe médico. La rotura del peritoneo se produjo por la introducción de un objeto contundente dentro de su vagina. El día anterior, el 3 de abril, fue asaltada y logró sobrevivir al ataque, pero murió a causa de las heridas infligidas por sus agresores. Meses después, el 7 de agosto, fue asesinada Martha Tabram, también prostituta, con 39 puñaladas repartidas por todo el cuerpo. Estos fueron los dos primeros casos de los asesinatos de Whitechapel, pero no se asocian a los obrados por Jack el Destripador: Emma Smith llegó a declarar que fueron varias personas las que la atacaron y las heridas de Martha Tabram no siguen los patrones de los casos canónicos.
El primer caso canónico fue el de Mary Ann Nichols. Esta prostituta fue asesinada el 31 de agosto de 1888 en la calle Buck’s Row. El autor del crimen, supuestamente Jack el Destripador, le cortó la garganta dos veces. Con el mismo cuchillo realizó diversas incisiones en el abdomen además de varios cortes violentos en trayectoria ascendente. Al ser el tercer asesinato, el miedo empezó a crecer y la prensa especuló sobre la existencia de una banda criminal o la de un asesino en serie.
El asesinato de Annie Chapman constituyó el cuarto caso del expediente de Whitechapel y es el segundo de los cinco canónicos. Esta mujer sufrió una violenta muerte el día 8 de septiembre del año 1888. Su cuerpo fue encontrado en el patio trasero del 29 Hanbury Street. En este caso el sadismo del autor del crimen fue mayor que el anterior puesto que no sólo le cortó la garganta, sino que la víctima fue destripada. Los intestinos de Annie Chapman fueron extraídos y colocados sobre sus hombros. En esta ocasión sí se pudo asociar el homicidio con el asesinato anterior debido a las heridas abdominales, el corte en la garganta y el tamaño y diseño del cuchillo empleado.
El tercer y cuarto caso de los cinco canónicos fue un asesinato doble el día 30 de septiembre del mismo año de los anteriores. Las víctimas fueron las prostitutas Elizabeth Stride y Catherine Eddowes. La primera fue encontrada en Dutfield’s Yard en Berner Street con un corte en la garganta sobre un reciente charco de sangre. Algunos consideran que no fue atacada por Jack el Destripador, ya que no hubo mutilaciones ni más heridas que la de la garganta. Sin embargo, otros alegan que las características coinciden con los otros homicidios pero en esta ocasión el autor debió de ser interrumpido. Catherine Eddowes fue la segunda víctima del “doble evento”. Esta vez el cuerpo sí fue terriblemente mutilado. Su garganta fue cortada y partes de su rostro cercenadas. Asimismo, su abdomen fue rajado y sus intestinos extraídos al igual que un riñón y otros órganos.
El último caso de los cinco canónicos fue el asesinato de Mary Jane Kelly. Se trata de la más joven de las víctimas de Jack el Destripador con tan sólo 25 años de edad en el momento de su brutal muerte. Esta fue la acción más macabra del asesino. Mary Jane Kelly fue encontrada en su cama el 9 de noviembre de 1888 con el estómago abierto, trozos de la cara y del cuerpo seccionados y multitud de órganos internos esparcidos por la habitación. Según las notas de Thomas Bond, uno de los médicos que examinaron el cuerpo, el asesino le vació a la víctima las vísceras de la cavidad abdominal, le cortó los senos, le hizo cortes en los brazos y piernas, le desfiguró el rostro, le cortó el cuello hasta las vértebras y, entre otras muchas mutilaciones más, le abrió el pericardio y le extrajo el corazón.
En conclusión, el halo de misterio que envuelve a la figura de Jack el Destripador se sigue manteniendo por ser un siniestro asesino en serie sin identificar. La conmoción causada por los infames asesinatos no sólo afectó al ambiente de las prostitutas de Londres, en el cual fue devastador, sino que provocó una histeria social que se extendió por todo el país debido a la acción de la prensa, la cual empezaba a proyectarse como medio de comunicación de masas.
Sobre el personaje se han hecho multitud de investigaciones y todo tipo de especulaciones. El carácter misterioso de su figura se ha empleado para creaciones en distintos medios artísticos y literarios con grandes dosis de ficción, como es normal. A este respecto destaca la serie de cómics From Hell guionizada por Alan Moore y dibujada por Eddie Campbell. Es una de las mejores obras de la historia de la novela gráfica. Todo esto ha contribuido a que Jack el Destripador se convirtiera en el asesino en serie más conocido de todos los tiempos.
Bibliografía
Begg, P. (2006). Jack the Ripper: The Facts. Londres: Robson Books.
Evans, S. P. y Skinner, K. (2009). The Ultimate Jack the Ripper Sourcebook. Londres: Constable and Robinson.