Cayo Julio César fue un militar y político romano del período tardorrepublicano que vivió entre los años 100 a. C. y 44 a. C. Se trata de uno de las figuras históricas más conocidas y uno de los personajes más determinantes en la historia de Roma, que acabó siendo asesinado por los senadores en los idus de marzo.
La célebre sentencia fue una expresión que Julio César enunció para aludir a su victoria en la batalla de Zela contra Farnaces II de Ponto, en el Senado romano. Veni, vidi, vici es una de las muchas locuciones latinas que han perdurado en el lenguaje castellano tanto en el uso técnico como en el popular. Estas expresiones son grupos estables de varias palabras que actúan como unidades léxicas con significados particulares que no resultan del sentido literal de los términos que lo conforman. De este modo, se trata de una combinación permanente de diversos componentes con una significación unitaria distinta de la de la suma de sus elementos. Las locuciones latinas se emplean en la actualidad con un significado aproximado al del uso original.
En este caso, veni, vidi, vici quiere decir “vine, vi y vencí” y hace referencia a la velocidad con la que se ha realizado una acción o empresa con éxito. Con ella, Julio César quería remarcar su destreza militar y la eficacia de su liderazgo ante el Senado. También se ha interpretado como una muestra de displicencia hacia el Senado patricio, mostrando así su poder.
Esta manifestación de fuerza adquiere su sentido en el marco de la segunda guerra civil de la República romana, en la que se enfrentaron Julio César y la fuerza tradicionalista comandada por Pompeyo Magno. Dicha guerra transcurrió entre el 49 a. C. y el 45 a. C., y se resolvió con la victoria cesariana y su ascenso al poder como dictador romano. La guerra civil dio comienzo con el cruce de las tropas de César del río Rubicón, como respuesta a los poderes excepcionales que el Senado concedió a Pompeyo y a la proclamación del estado de emergencia. El Rubicón era la frontera natural que separaba la Galia Cisalpina e Italia, de modo que la acción de cruzarlo inició su marcha hacia Roma y la persecución de Pompeyo, lo cual significaba el enfrentamiento definitivo ante la autoridad del Senado. Otra famosa locución latina se pronunció en tan crítico momento: Alea iacta est, esto es, “la suerte está echada”.
La batallad e Zela fue una importante campaña de la segunda guerra civil de la República romana. César derrotó a las fuerzas del reino del Bósforo comandadas por Farnaces II, el cual era un rey oriental que aprovechó la guerra civil para conquistar Ponto, Armenia Parva y Capadocia. Farnaces II vio su oportunidad cuando las tres legiones de Gneo Domicio Calvino, el gobernador de Asia (la provincia romana), se alejaron para fortalecer la situación de César en Egipto. Farnaces II quería recuperar territorio que se encontraban bajo el gobierno de su padre antes de ser derrotado por Roma. La victoria de César fue rápida y contundente, de ahí el acierto de la expresión.