Venus: la diosa, la estrella y la inspiración

Venus, el astro más brillante del firmamento, siempre ha tenido una importancia capital a lo largo de la historia. Empezando por sus evocaciones mitológicas hasta su importancia para conocer el Sistema Solar y otros planetas, su brillo es un llamado de como entendemos y comprendemos lo que nos rodea.

La figura mitológica greco-romana

Venus, la romana equivalente a la diosa griega Afrodita. Considerada la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. También asociada a la Astarté del Levante. Según una de las tradiciones, emergió del mar tras el castramiento de Urano por parte de Cronos. Surgió en una concha de almeja y las brisas marinas la transportaron a la orilla. Se la describe como una figura divina de incomparable belleza, capaz de inspirar amor y deseo en los dioses y mortales por igual. La diosa estaba casada con Hefesto, el dios del fuego y la herrería, pero tuvo numerosos amantes.

Famosa es la leyenda donde la diosa tiene un idilio amoroso con Ares, dios de la guerra. Será Helios, dios Sol, quien todo lo veía desde lo alto, quien los descubra. Helios alertó a Hefesto de la infidelidad y éste preparó un plan para atraparlos. Con sus artes para el metal, fabricó una red finísima que inmovilizó a los fogosos amantes. Entonces invitó Hefesto al resto de dioses a que vieran a la pareja, causando su burla. Poseidón intervino para que la pareja fuera liberada y Hefesto recibiera la promesa de un pago por los desagravios sufridos.

Muchos académicos han visto en este mito una forma de representar la lucha de los elementos de la naturaleza. El fuego, Hefesto, sólo se calma con la llegada del agua, Poseidón. Naturalmente, Afrodita también está en el centro del mito de la manzana de la discordia, preludio de la más famosa de las guerras, la de Troya. Su imagen fue reverenciada en toda la cuenca mediterránea. Sin embargo, no sería el único lugar donde Venus cobraría importancia. Si se cruza el océano, otras culturas también apreciaban al astro más brillante con diferentes concepciones.

El nacimiento de Venus, de Botticelli

Venus entre los aztecas

Quetzalcóatl fue uno de los principales dioses del panteón mexica. Cuenta la historia que sufrió engaño por otros dioses que, envidiosos del florecimiento de Tollán, lo llevaron a embriagarse con pulque y enamorarse de una sacerdotisa. Avergonzado, Quetzalcóatl huyó hacia el oriente y se prendió fuego a sí mismo. Se dice que, cuando ardió, sus cenizas se elevaron y se convirtieron en el astro que anuncia el alba, la estrella matutina, nuestra Venus.

Por otro lado, Quetzalcóatl, en su papel de dios creador, descendió al inframundo para recuperar los huesos de eras anteriores, los bañó con su sangre y así dio forma a la humanidad actual (habitantes del Quinto Sol de acuerdo a los aztecas). Venus, en su tránsito celeste, desciende durante la noche y reaparece como estrella de la mañana, evocando el viaje de Quetzalcóatl. Ambos renacen continuamente como la serpiente que cambia de piel. Venus es entonces la serpiente emplumada en pleno vuelo, que guía al Sol en su recorrido.

Dios azteca Quetzalcóatl

Cuando Hernán Cortés llegó a Mesoamérica, carecía del permiso para la expedición que estaba llevando a cabo. Para justificarse posteriormente, argumentó que los pobladores locales lo asociaban al retorno del señor de aquellas tierras. La leyenda original de Quetzalcóatl, la estrella matutina y las relaciones que los conquistadores hicieron se mezclaron y fortalecieron con el tiempo. Sin embargo, par de siglos después, el planeta tomará otro tipo de significado para las nacientes ciencias.

Los tránsitos de Venus y el tamaño del Sistema Solar

El tránsito de Venus es un fenómeno astronómico donde Venus pasa entre el Sol y la Tierra, produciéndose una especie de eclipse a micro escala. En particular, los que interesan a esta historia, ocurrieron en el siglo XVIII, cuando muchas interrogantes acerca del mundo y lo que hay más allá, empezaban a obtener respuestas. Ocurrieron en 1761 el primero y en 1769 el segundo. Como resultado de aquellas observaciones, se tuvo mayor certeza acerca de las distancias del Sistema Solar. Se trató de una gran empresa de colaboración científica internacional.

Trazado del tránsito de Venus por el Sol

Tránsito de 1761

La fecha fue 6 de junio. Más allá de los ámbitos científicos, el fenómeno atrajo la atención del público en general. La ciencia comenzaba a mostrar un atractivo para el común de la gente. En su globalidad, el tránsito fue visible en Asia, en el este europeo y en el oeste de Australia. Otras regiones del planeta lo pudieron seguir de forma parcial antes de que se ocultase el Sol o después de su salida. El fenómeno se produjo en medio de la Guerra de los Siete Años, a pesar de lo cual la colaboración entre científicos de distintos países tuvo un lugar predominante.

Para realizar la medición, los astrónomos de distintos países emplearon el método del científico Delisle. Este método consistía en observar el tránsito desde diferentes puntos a nivel global y registrar el tiempo que le tomaba al planeta cruzar el disco solar. Al comparar estos datos y utilizar la trigonometría, se podía calcular la distancia Tierra-Sol. Hubo varias dificultades en cada una de las expediciones enviadas a realizar las mediciones, por lo que se planificó nuevas observaciones para el tránsito de 1769.

Tránsito de 1769

La preparación fue mayor en este caso, lo que no evitó que muchos científicos se toparan con problemas como el clima o los conflictos políticos de la época. A pesar de todo, logró realizarse una medición más precisa que la de 1761. En términos generales, hubo una mayor cooperación internacional entre los astrónomos, quienes se organizaron de manera más eficiente para viajar a diferentes partes del mundo y evitar dificultades logísticas. Adicional, se utilizaron instrumentos más precisos, como telescopios y cronómetros más avanzados para registrar los tiempos de los contactos de inicio y fin del tránsito.

A partir de estas observaciones, la distancia de 150 millones de km aproximadamente, quedó establecida. La unidad astronómica, basada en esta distancia, también quedó como referencia para las distancias planetarias. El ser humano tenía una idea más precisa del lugar de la Tierra. Y, sin embargo, nuevas interrogantes surgían en el horizonte. Uno de los problemas de los astrónomos fue el llamado efecto de gota negra. Durante los momentos de contacto y salida del disco solar, el planeta parece lagrimear. Ahora sabemos que esto se debe a la densa atmósfera de Venus. ¿Qué secretos escondía el interior de esta atmósfera?

Programa soviético Venera

En el marco de la exploración espacial, durante las décadas de los 60 y 70 del siglo XX, la Unión Soviética envió una serie de sondas al planeta Venus. Ya desde las primeras misiones, quedó claro que las condiciones extremas del planeta iban a ser un reto mayor para cualquier tipo de vehículo que se enviara al interior de Venus. El primer reto fue lograr entrar en la órbita del cuerpo estelar. De hecho, las primeras misiones Venera fallaron en establecer una órbita efectiva a su alrededor.

Sería a partir de la Venera 3 (1965) que se aterrizaría en su superficie y de la Venera 4 (1967) que se recolectarían datos directos de las condiciones de su atmósfera. La inmensa presión atmosférica, sumada a la composición química y a las temperaturas abrasivas pintaron un panorama nada alentador para la exploración del planeta vecino. Y, sin embargo, sabíamos que en un pasado lejano, Venus había sido muy diferente. ¿Qué había pasado en estos miles de millones de años?

Modelo a escala real del Venera I

El gemelo malvado de la Tierra

Venus es parecido a nuestro planeta en muchos aspectos. No sólo es el planeta más cercano, sino que su masa es similar a la de la Tierra. Desde que empezó a preguntarse qué había tras la capa de nubes que le daban su brillo, siempre hubo la interrogante de si no albergaba algún tipo de vida como el que se desarrolló en la Tierra. Las diferentes exploraciones mostraron un lugar de condiciones mucho más extremas que cualquier punto de la superficie terrestre.

Cuando en la década de los 50, la medición de longitud de onda de microonda arrojó un resultado de una temperatura de 300 °C, la esperanza de encontrar selvas exuberantes debajo se fue al suelo. La posterior sonda Mariner 2 confirmó que la atmósfera tenía condiciones extremas y las Venera soviéticas mostraron el infierno bajo las nubes a todo el mundo. ¿Qué había pasado? Para empezar, el giro del planeta es contrario al resto de planetas del Sistema Solar. Además, su rotación está sincronizándose con la del Sol, similar a lo que ocurre entre la Tierra y la Luna.

Paraíso hace millones de años

Se considera que Venus tenía océanos y que estos perduraron por al menos 600 millones de años. Eso significa que, al menos por algunos cientos de millones de años, hubo las condiciones para el surgimiento de la vida. La pregunta inevitable es si queda algo de eso. El astrónomo Carl Sagan propuso en su momento que vida microbiana podría persistir en la atmósfera a 50 km sobre la superficie, donde el clima es más templado.

Sabemos que Venus entró en una época de volcanismo desaforado hace unos 600 millones de años. ¿Explica esto las condiciones actuales del planeta? La respuesta todavía está por verse. Pero dado que, en algún momento del pasado fue un planeta con temperaturas y condiciones atmosféricas más benignas, se ha planteado la posibilidad de terra formarlo y colonizarlo.

Planeta Venus captado por la sonda Magallanes

Vista al pasado y al futuro

Venus ha representado muchas cosas para diferentes pueblos y civilizaciones. Ha sido la diosa de la fertilidad, un misterio oculto bajo nubes y un infierno de proporciones épicas. ¿Qué será en el futuro? La posibilidad de seguir su exploración estará presente para generaciones futuras. Al fin y al cabo, a pesar de que ahora sabemos cómo es su atmósfera, el planeta sigue ejerciendo su cautivante fascinación. Basta mirar al cielo y ubicar al astro más brillante en el firmamento.

Bibliografía

Gual, C. G. (2006). Introducción a la mitología griega.
Sagan, C. (2006). Cosmos.
Wulf, A. (2012). Chasing Venus: the race to measure the heavens.

Antes de que te vayas…

¿Te gustan nuestros contenidos?

Scroll al inicio