El inicio del Universo Cinemático de DC Cómics (o DCCU, por sus siglas en inglés) ha sido un camino vertiginoso plagado de tropiezos que parecen finalmente convertirse en valiosas lecciones gracias a la última entrega de esta saga: Wonder Woman.
Podemos pasar párrafos y párrafos hablando sobre la calidad de la película y lo bien hecha que está; pero en esta ocasión revisaremos un tema muy puntual: las razones por las que Wonder Woman es un triunfo del feminismo cinematográfico.
El Club de Toby abre sus puertas
El proyecto de hacer una película de Wonder Woman no se cristalizó sin antes pasar por un infierno de pre-producción que empezó cerca del año 1996, en la apenas naciente industria de películas de cómics contemporáneas que inició el Batman de Tim Burton. Entre Silver Pictures y Warner Bros barajaron durante años bastantes nombres de productores y directores que aparentemente se iban a hacer cargo del proyecto. No fue hasta el año 2013 que al estudio se le ocurrió que tal vez involucrando al proyecto a una directora mujer podrían finalmente encontrar la mejor forma de hacer y contar esta película; así fue como Patty Jenkins se convirtió en la primera directora que se hace cargo de una película de super héroes, rompiendo un paradigma que debió haberse roto hace muchos años.
La importancia del “toque femenino”
Las comillas del título son intencionales, porque lo que en realidad aportó Jenkins a la producción no fue un toque de magia exótica a la que solo las mujeres tienen acceso, sino mucha empatía e inteligencia emocional para darle vida a Diana Prince respetando todos los valores humanos que el personaje siempre ha representado.
En palabras de Gal Gadot en entrevista para Entertainment Weekly:
“Por mucho tiempo, la gente no sabía cómo contar esta historia. Cuando Patty y yo tuvimos nuestras conversaciones creativas sobre el personaje, nos dimos cuenta que Diana podía seguir siendo una mujer normal, una con valores muy altos, aun así, una mujer. Puede ser sensible. Es inteligente, independiente y emocional. Puede estar confundida. Puede perder la confianza. Puede tener confianza. Ella es todo. Tiene un corazón humano”.
Todo buen guionista o director que pretenda contar bien una historia de un ser prácticamente invencible como Superman o Wonder Woman tiene que superar un obstáculo para hacer al personaje agradable para la audiencia: su omnipotencia y aparente perfección. Jenkins y Gadot lo superaron con creces creando un personaje cuya inocencia e idealismo es a la vez su mejor fortaleza y su peor debilidad.
El mundo a través de los ojos de Diana
Una característica importante de Diana Prince como personaje es la ingenuidad con la que inicia la aventura de involucrarse por primera vez en el mundo de los hombres. Esta inocencia; además de provocar situaciones humorísticas que le dan muy buen ritmo a la película, nos permite ver el mundo con una visión fresca y nueva, sin los paradigmas sociales a los que estamos acostumbrados.
Basta recordar la escena de la reunión de militares y lo absurda que era para Diana toda la situación; escenas como estas provocan que la audiencia “de un paso hacia atrás” y haga una reflexión sobre los roles de géneros actuales, inclusive poniendo en perspectiva que el problema está presente desde hace más de 100 años.
A pesar de que en 2017 este ejercicio de reflexión sobre los roles de género lo hace cada vez más gente; es innegable que una película de la heroína más popular en la historia de los cómics es una de las mejores maneras de hacer llegar el mensaje a un público numeroso que incluye millones de niñas que crecerán con un role model que promueve valores que el futuro necesita.
El feminismo es equidad, no antagonismo
Una virtud muy importante de este filme es la forma en que logra contar una historia que empodera a todo un género sin recurrir a lo que hubiera sido un atajo muy fácil: desvirtuar la masculinidad.
Las comparaciones son odiosas, pero pueden ser muy constructivas si se hacen entre las películas indicadas.
La historia de origen de Wonder Woman había sido previamente adaptada en un filme animado el año 2009; la estructura y personajes de la película son muy similares a su versión del 2017; con una diferencia que hace que el mensaje feminista de la versión live action sea mejor recibida: el rol de los hombres en la película.
El ejemplo más notable es Steve Trevor; quien en su versión animada cae en el estereotipo de “cerdo machista” que intenta ganarse el corazón de Diana Prince jugando el juego de “polos opuestos se atraen”, resultando en un arco romántico que termina con un épico beso que nos hizo torcer los ojos a más de uno.
Su contraparte del 2017 interpretada por Chris Pine es un personaje más moderado que le da a Diana su lugar, valorando en ella las virtudes que la hacen una heroína, resultando en una interacción más colaborativa y de respeto mutuo. Esta versión de Steve se convierte en una especie de “embajador” masculino para Diana, representando las mejores virtudes del género y dándole a Diana razones para confiar en el género masculino y entender que la clave es la unión.
En los villanos también hay una notable diferencia; mientras que la película animada siempre proyecta a Ares como un demonio manipulador movido solamente por el odio y la sed de sangre, la versión live action presenta un militar inteligente y calculador con ambiciones muy claras. En ambos casos, dichos villanos tienen “ayudantes” mujeres. La versión animada nos muestra a Persephone siendo seducida y usada por Ares cayendo en el cliché de una mujer cayendo víctima de su líbido y sus emociones, mientras que el filme cuenta con la Dra. Isabel Maru, quien sigue a Ares por su deseo de conquista y destrucción, no por ser presa de sus deseos carnales.
La cinta animada del 2009 utiliza el recurso de satanizar a los hombres para empoderar a la mujer, mientras que el filme del 2017 hace que la heroína tenga que cambiar su versión idealista de la feminidad y reconozca que la maldad que existe en la naturaleza humana no es exclusiva de los hombres, por lo tanto, la única solución viene del trabajo colaborativo de las “mejores versiones” de ambos sexos, en este caso representados por Diana y Steve. Esto es muy aproximado al ideal que busca el movimiento feminista moderno.
Un mensaje que trasciende generaciones
Recientemente, han realizado buenas películas que refuerzan mensajes feministas (Mad Max Fury Road, Sufragette, e incluso la saga de Harry Potter), pero es difícil imaginar alguna que supere a Wonder Woman en el impacto cultural y la capacidad de inspirar en múltiples géneros y generaciones.
Wonder Woman es una película feminista que llega en un momento clave para la humanidad, el movimiento ha tomado fuerza en los últimos años y cuantas más personas estén a bordo, más pronto se llegará al equilibrio que todos queremos.
En lo personal sólo espero que la escena de Diana irrumpiendo en la batalla de las trincheras y todas las metáforas que maravillosamente transmite esa escena, inspire tanto como me inspiró a mí.