Entre las manifestaciones geológicas más imponentes encontramos a los volcanes. La fascinación que causan los volcanes sólo se asemeja al peligro que suponen las extraordinarias erupciones.
Los volcanes son estructuras geológicas de las que sale magma del interior de la Tierra. Las violentas emisiones en la superficie del material interior se denominan erupciones. Pocos espectáculos naturales pueden igualar a estos implacables fenómenos de explosiones, lava y gases. Un volcán no es un mero relieve, sino la culminación de largos procesos geológicos.
Los volcanes están, por tanto, vinculados con la generación y evolución de los magmas en el manto superior o la corteza inferior de la Tierra y con la particular situación tectónica del territorio. Las salidas del magma pueden ser de diferente tipo en virtud de los mecanismos de las distintas erupciones y de las propiedades del magma.
Los peligros asociados a las erupciones volcánicas son numerosos: los flujos y oleadas piroclásticas, las avalanchas e inundaciones, la precipitación de ceniza, los dañinos efectos respiratorios y oculares, los efectos tóxicos, el colapso de edificaciones y la destrucción de industrias agrícolas y ganaderas, la radiación ionizante, los riesgos infecciosos, los relámpagos, los gases, la lluvia ácida, el flujo de lava o los sismos. A todo esto hay que sumarle consecuencias secundarias igualmente catastróficas como los problemas en el transporte, las comunicaciones y los servicios de salud pública.
Muchas erupciones han quedado grabadas en la historia por causar desastres naturales de monumental envergadura. Las pérdidas no sólo materiales, sino de vidas provocadas por estos episodios convierten a los volcanes en temibles elementos naturales. A continuación, presentamos cinco catastróficas erupciones volcánicas. No se trata de las cinco primeras en la lista de número de muertes causadas, sino de cinco de especial repercusión en la historia de la humanidad.
1. Erupción del volcán Tambora en 1815
En la isla de Sumbawa, en Indonesia, se encuentra un extraordinario estratovolcán cuya erupción de 1815 fue la que encabeza la lista de número de víctimas mortales. Un estratovolcán tiene una figura cónica y es de gran altura. No obstante, su característica más destacada es que está compuesto por sucesivos estratos de lava endurecida y piroclasto.
El Tambora tuvo su mayor erupción en el año 1815. El volumen de la expulsión se estima que se aproximó a los 160 kilómetros cúbicos. El rugido de las explosiones se llegó a escuchar a una distancia de 2000 kilómetros y la ceniza volcánica alcanzó a distintas islas de la zona. Se calcula que la erupción del Tambora provocó la muerte de 82.000 personas (otras fuentes acercan la cifra a 71.000). Entre 11.000 y 12.000 de ellas murieron por los efectos directos del cataclismo, el resto falleció por la inanición y las enfermedades causadas por las secuelas de la erupción. Además, la erupción influyó en el clima causando un “invierno volcánico” por la reducción de la temperatura debido a la ceniza volcánica.
En la lista de erupciones volcánicas ordenadas por víctimas mortales, esta erupción guarda mucha distancia con la siguiente (la segunda), pues la erupción del volcán Laki al sur de Islandia en 1783 provocó aproximadamente 39.000 muertes.
2. Erupción del volcán Krakatoa en 1883
Krakatoa es una isla del estrecho de la Sonda (entre las islas indonesias de Java y Sumatra) que contenía tres conos volcánicos. El nombre también se usa para hacer referencia al archipiélago y al volcán. Dicho volcán ha entrado en erupción en sucesivas ocasiones.
Antes del año 1883 empezó una intensa actividad sísmica alrededor del volcán hasta que en mayo de tal año comenzaron las erupciones. Las cenizas llegaron a los 6.000 metros de altura, pero la actividad cesó. Un mes más tarde volvió a entrar en erupción de forma más violenta provocando altas mareas en la región. Las erupciones se fueron intensificando hasta el 27 de agosto, el día del cataclismo por cuatro enormes explosiones que causaron fuertes tsunamis. La última, a las 10:02 horas, fue la peor de todas. Los flujos piroclásticos cubrieron la región y el estruendo se escuchó a 5.000 kilómetros de distancia. La erupción destruyó gran parte de la isla.
Las víctimas mortales ascendieron a 36. 417, de las cuales el 70 por ciento falleció por los tsunamis. Este fue el agente letal principal. Sin embargo, los flujos pirocláticas viajaron a una velocidad de 300 kilómetros por hora y también acabaron con la vida de miles de personas.
3. Erupción del monte Vesubio en el 79
La erupción del monte Vesubio en el año 79 d. C. es una de las más célebres de la historia. La ciudad de la Antigua Roma, Pompeya, fue sepultada por dicha erupción y en la actualidad se ha convertido en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes por su estado de conservación.
Lo que se ha conservado no fueron sólo las edificaciones, sino también documentos arqueológicos del drama del cataclismo. Según el estudio de las capas de ceniza, se entiende que la erupción tuvo dos fases. Primero una erupción pliniana que provocó una intensa lluvia de piedra pómez y conformó una capa de casi tres metros de altura. Este tipo de erupción recibió este nombre por la descripción que Plinio el Joven hizo de la catástrofe. En segundo lugar, el flujo piroclástico envolvió la ciudad.
Los pompeyanos murieron de forma instantánea debido a la temperatura del flujo piroclástico. Hasta hace poco tiempo se creía que murieron por asfixia, pero estudios recientes han revelado que el veloz paso de la nube volcánica fue el fenómeno decisivo que acabó con la vida de los habitantes de la ciudad.
4. Erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985
Se conoce como la tragedia de Armero (municipio colombiano) a la catástrofe de la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985. Después de casi ochenta años de inactividad, a las 21:09 horas del 13 de noviembre, el Nevado del Ruiz expulsó material sólido a más de 30 kilómetros de altura. Un total de 35 millones de toneladas fueron emitidos y los flujos piroclásticos fundieron parte del glaciar de la montaña.
Los agentes letales fueron los lahares provocados por la erupción. Un lahar no es más que el flujo de sedimento y agua que cae por las laderas de un volcán. El lodo descendió a 60 kilómetros por hora y arrasó Armero, localizado a 50 kilómetros del volcán. 23.000 muertos produjo este desastre. El lodo dificultó severamente las operaciones de rescate.
5. Erupción minoica entre el 1650 y el 1500 a. C.
Se conoce como erupción minoica a aquella que aconteció en la isla de Santorini o Thera en el mar Egeo. Se denomina erupción minoica por que afectó a la civilización minoica, así llamada por referencia al legendario Rey Minos. La datación de la erupción difiere en función de la naturaleza de los diversos estudios (por radiocarbono, análisis dendrocronológico o datos arqueológicos); sin embargo, las diferencias se sitúan entre los siglos XVII y XVI a. C.
Actualmente Santorini es un archipiélago circular compuesto por islas volcánicas. La erupción supuso el colapso de la caldera volcánica, lo cual provocó la desaparición de gran parte de la superficie de la isla. Otro efecto de la intensa explosión fue el surgimiento de un tsunami que puso en crisis a la civilización minoica en Creta.
Bibliografía
Baxter, P. J. 9 erupciones volcánicas. (Documento online)
Blong, R. (1984). Volcanic Hazards. A Sourcebook on the Effects of Eruptions. Australia: Academic Press.
Martí, J. y Folch, A. (1999). El porqué de los volcanes. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. Pp. 194-199.
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