“’ ¿Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban en el aire sin estrellas?’, y éste le responde que ‘vienen del Antiinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por elección de su propia cobardía’”
Dante Alighieri, La Divina Comedia.
Tras la pequeña polémica ocurrida en España por la negativa del Congreso de los Diputados a conmemorar al Ángel de Budapest, uno de los pocos hombres condecorados por Israel como “Justo entre las Naciones”, es hora de conocer un poco su historia.
Primeros pasos
Ángel Sanz Briz nació en Zaragoza, España, en 1910. Tras los turbulentos años 30 españoles y la ascensión del régimen franquista, Sanz Briz, licenciado en derecho por la Universidad Central de Madrid, se unió en 1943 al servicio diplomático español destinado la embajada de España en Hungría. Inmersos en la Segunda Guerra Mundial, Hungría se encontraba sometida al poderío nazi siendo liderada por Miklós Horthy. A pesar de todo, y pese a las deportaciones masivas de otros países, la mayoría de los 825.000 judíos húngaros todavía permanecían con vida.
Una situación que comenzaría a cambiar tras la rápida invasión nazi de Hungría en marzo de 1944. Con la llegada del régimen alemán, comenzarían las deportaciones masivas a los campos de exterminio polacos. En pocos meses, los nazis y los colaboracionistas húngaros deportaron a más de 400,000 judíos. La mayoría de ellos acabarían siendo asesinados en Auschwitz.
Sin embargo, en el interior de esta dantesca situación, aún se mantenía brillante una tenue luz. Sanz Briz, junto a otros diplomáticos extranjeros como el suizo Carl Lutz y el italiano Giorgio Perlasca, maquinaron un complot para salvar al mayor número de personas. Así, gracias a su inmunidad y sus cargos institucionales, comenzarían a emitir pasaportes falsos para el mayor número posible de judíos, evitando su deportación.
Nace el Ángel de Budapest
Como jefe de la sección consular de la Embajada española en Budapest, Sanz Briz y sus colaboradores serían los principales autores del ingenio. Él mismo se encargó de emitir miles de pasaportes falsos vinculando a judíos con la antigua diáspora sefardí española. Una labor que continuó incluso cuando los nazis descubrieron las falsificaciones, lo que les obligaría a cambiar su diseño para evitar su detección.
Un trabajo de riesgo que le colocaría en la mira de los propios gerifaltes nazis. Incluso el propio Adolf Eichmann, el oficial nazi responsable de la deportación masiva de los judíos en Europa, llegaría a amenazarle de muerte directamente. Pero ninguna intimidación a su integridad frenaría el trabajo del Ángel, consciente de que su trabajo podría significar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas.
Conforme el fin se acercaba, el Ángel de Budapest continuaría implicándose en su cometido, llegando a establecer una red de casas refugio en Budapest para los judíos perseguidos y negociar con las propias autoridades húngaras la libertad de los presos “españoles” sometidos a los campos de concentración. En estos emplazamientos de amparo, los judíos podían sobrevivir con seguridad mientras se activaba su huida del país. Todo gracias a un sistema de transporte establecido por el propio Sanz Briz.
Fin del dominio Nazi
Budapest sería conquistada por las fuerzas soviéticas en enero de 1945. Tras ellos, quedaban intensos meses de trabajo desinteresado por parte del diplomático español. Su labor, la emisión de miles de pasaportes, permitió la salvación de más de 5.000 judíos húngaros del tormento de la deportación y la muerte. Una cifra que podría ser incluso mayor, dada la dificultad de determinar el número exacto de vidas auxiliadas gracias a sus esfuerzos. Números incomparables al de otros personajes ilustres más reconocidos, como Oskar Schindler, salvador de más de 1.200 judíos alemanes.
Reconocimientos
Sin embargo, a pesar de este heroísmo desmedido, su inestimable papel no sería reconocido dentro de España. Una gratitud que sí recibiría en el exterior, a partir de 1966, cuando el Ángel de Budapest recibió finalmente un homenaje del Estado de Israel, que le otorgó el título de «Justo entre las Naciones», el más alto honor que se otorga a los no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos durante el Holocausto.
En Budapest, se ha erigido un monumento en su honor y una placa conmemorativa en la casa española donde se refugiaron muchos judíos húngaros durante la guerra. Y, aunque en España también se ha construido un monumento en su memoria, su valentía ha quedado desmerecida por su vinculación al servicio exterior franquista. Pecado irreparable a visión de muchos, para quienes sus nobles actos no encubren su supuesto carácter “fascista” y su trabajo diplomático para el régimen dictatorial que le tocó vivir.
El legado del Ángel de Budapest es un recordatorio de la importancia de luchar contra la injusticia y la opresión, incluso en las circunstancias más difíciles. Sanz Briz arriesgó su propia vida para salvar a otros y su valentía y humanidad deberían inspirarnos. Su historia también destaca la importancia del papel de los diplomáticos en tiempos de crisis, y cómo el servicio diplomático puede desempeñar un papel fundamental en la protección de los derechos humanos y la promoción de la paz y la justicia en el mundo.
Bibliografía
Excelencia, esto ocurre en Auschwitz. Reportaje El País, https://elpais.com/diario/2010/03/21/domingo/1269147153_850215.html
En nombre de Sanz Briz, el español que salvó a 5.000 judíos del Holocausto. Reportaje El Mundo, https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/10/18/5623b105ca47411d0d8b464b.html
Ángel Sanz-Briz, el español que salvó a miles de judíos en la Segunda Guerra Mundial pero no es héroe en su propia tierra. Reportaje BBC News, https://www.bbc.com/mundo/noticias-47617366
REAL DECRETO 1197/1980.Sse concede, a título postumo, la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III a don Angel Sanz Briz. BOE, https://www.boe.es/boe/dias/1980/06/20/pdfs/A13897-13897.pdf