Aquellos helenos borrachos

Ya en un artículo anterior hablamos del alcohol como agente socializador a lo largo de la historia. Hoy nos adentramos en la cultura helena, esa cultura enmarcada geográficamente entre Próximo Oriente y Europa. Considerada la cuna de la cultura europea y, como tal, también representa muy bien el interés del ser humano por el alcohol y la borrachera.

El contexto de la cultura griega

Llegamos a la Antigua Grecia, considerándose desde las culturas Micénicas y Minoicas hasta la derrota contra los romanos en el siglo II a. C. pasando por las épocas Obscura, Arcaica y Clásica hasta el fin en el periodo Helenístico. En este artículo vamos a desmembrar lo que fue la ceremonia del simposio, el banquete griego. Esta reunión social se originó a partir de la construcción de las poleis, en época Arcaica (a partir del siglo VIII a. C.). Con la consolidación de una mentalidad comunitaria el beber también se adaptó a estas nuevas condiciones sociales.

Las características del simposio

Una pregunta que se nos puede venir a la cabeza al hablar de la borrachera helena es: ¿quiénes iban al banquete? Antes de nada hay que tener en cuenta que la sociedad griega era excluyente y, claro está, los simposios no iban a ser menos. A los simposios solo podían acudir iguales, ciudadanos aristócratas. Por supuesto las mujeres tenían vetada la entrada a los banquetes, bueno “vetada”: sí que había mujeres, pero eran heteras, mujeres con habilidades musicales y artísticas y en ocasiones ofrecían servicios amorosos. De hecho, en el mundo griego se consideraba que el alcohol disuadía el autocontrol sexual. Por ello, si una mujer acudía a un simposio acababa teniendo muy mala reputación.

Ya sabemos quiénes acudían a estas actividades, pero ¿dónde se reunían?Solían ser salas relativamente pequeñas, entre 4,5 y 7 metros cuadrados. Un punto interesante es que el mundo heleno recoge tradiciones de culturas orientales. Una de estas costumbres es la de beber reclinados. Esto se puede encontrar en la gran cantidad de cerámica griega, donde se escenifican los simposios y se muestra a los partícipes recostados mientras comen y beben.

La hora de la bebida

Vayamos a lo importante, al ritual para la borrachera. Los participantes del simposio primeramente realizaban una comida. Cuando habían finalizado, los esclavos retiraban lo sobrante y traían agua para que todos se pudieran limpiar las manos. A los comensales se les ofrecía frutas, miel y queso como acompañantes del néctar alcohólico. Además, se les depositaban guirnaldas en la cabeza y se les perfumaba con aceites. A cuerpo de reyes estaban.

Una vez preparados para la embriagación, los participantes dedicaban diversas plegarias a los dioses. Primero se realizaba una libación con vino puro en honor a Agathos Daimon, una divinidad que se encargaba de la protección de los campos de trigo y los viñedos. Posteriormente, se realizaba una invocación a los dioses, otra a los héroes y otra a Zeus. Para finalizar, entonaban un cántico en honor a Apolo. Si revisamos bien todo este ritual tampoco está tan lejos de lo que hacemos en pleno siglo XXI: quedamos con un grupo de amigos para comer, los respectivos posaderos nos apartan los platos, podemos entonar un par de canciones y ya nos ponemos a beber.

El simposiarca, como el cumpleañero en su celebración

Tras estos rituales y cánticos se escogía al simposiarca, uno de los comensales cuya función era velar por el correcto desarrollo del simposio. Además, elegiría el aguado del vino (porque los griegos estaban acostumbrados a mezclar el vino con agua; de hecho, beberlo sin mezcla lo consideraban una tradición bárbara), así como cuántas copas por ronda se debía beber cada participante. Por otro lado, este personaje podía imponer reglas del banquete e incluso sancionar a los que no las cumplían.

Una vez realizados todos estos trámites, el vino corría y llegaba la borrachera. Eso sí, según la finalidad del simposio se marcaban las actividades complementarias. Podía ser una jornada intelectual con debates, una jornada más animada con recitales poéticos o un simposio con música de acompañamiento. Dedicado a lo que estuviera dedicado siempre se encuentra la importancia del vino y la borrachera.

Y ahora … ¿a qué conclusiones podemos llegar?

Ya hemos visto lo que era la actividad como tal, pero ¿realmente lo hacían únicamente para emborracharse? Hay teorías que afirman que esta actividad pretendía consolidar redes clientelares entre la aristocracia (Gómez, 2001). Gracias a este tipo de actividades la aristocracia conseguía afianzar alianzas, conseguir mayor prestigio o legitimar intrigas políticas. Obviamente el condicionante político siempre ha existido, pero desde luego los griegos también pretendían embriagarse como actividad social, una evasión del mundo real y un divertimento extra en el mundo cotidiano.

Como vemos, tampoco estamos tan lejos en nuestras prácticas cotidianas ¿Quién no queda con su grupo cercano para hacer una cena, beber hasta emborracharse y escuchar música? ¿Acaso no se usa también el ocio en pleno siglo XXI para estrechar vínculos políticos?

Bibliografía

De Dios de Gea, J. (2016), “El mundo del vino y su aplicación didáctica en el aula en las asignaturas de Cultura Clásica, Griego y Latín”, Methodos: revista de didáctica del estudis clássics, 3, pp. 207-227

García Soler, M. J. (2007) El simposio griego: vino, música y compañía, UPV

Gómez Espelosín, (2001), Historia de la Grecia antigua, Madrid: AKAL

Martín Puente, C. (2007), “Vino, banquete y hospitalidad en la épica griega romana”, Revista de filología románica, 5, pp. 21-33

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