Un elemento no desdeñable de las religiones políticas contemporáneas, desde el jacobinismo al nazismo, fue la emulación del pasado clásico, no solo en sus formas culturales y artísticas, sino también en lo que tenía de retorno a la ética presocrática y precristiana con su desprecio por la debilidad. El peligro de la evocación del imperialismo del mundo clásico no ha estado circunscrito a los nacionalismos o al colonialismo. De hecho, en sus orígenes estuvo más bien vinculado con tendencias políticas revolucionarias. Si Mussolini y Hitler estuvieron fascinados con la Roma imperial o la Grecia clásica se debió a que eran hijos intelectuales del siglo XIX. En esto, eran hijos de la Revolución. Pero esta es una verdad incómoda.
Guión de Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña.
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