La Carta del Atlántico de Churchill y Roosevelt

La Carta del Atlántico fue una declaración conjunta realizada el 14 de agosto de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, en la que intervinieron el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill. Los principios contenidos en dicha declaración inspiraron el posterior nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas.

Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt a bordo del USS Augusta

Contexto: Segunda Guerra Mundial

El 1 de septiembre de 1939 daba comienzo el mayor conflicto de la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. Años atrás, el ex-militar de profundas ideas antisemitas, Adolf Hitler, se había hecho con el poder en Alemania dinamitando las instituciones de la República de Weimar e inaugurando el III Reich alemán. Su objetivo era llevar a cabo el resurgimiento de su nación saltándose los principios del controvertido Tratado de Versalles, el cual había condenado al pueblo alemán a pagar indemnizaciones de guerra inasumibles. Ante la inacción de Francia y Reino Unido, en los años 30 el III Reich alemán ejecutó una política de rearme y expansión territorial que ocasionó la anexión de naciones limítrofes hasta el posterior estallido del conflicto a causa de la invasión de Polonia. Tras una feroz campaña entre 1939-1940 en la que fue derrotando a diversos países como la poderosa Francia, hacia finales de 1940 Reino Unido había quedado como el único baluarte de resistencia en Europa frente al poder incontestable del führer.

La situación no podía ser más desesperada para el portentoso Imperio de Su Majestad. Por esta razón, el primer ministro británico Winston Churchill buscó la ayuda de potenciales aliados, concretamente al otro lado del Atlántico. Estados Unidos todavía permanecía neutral, aunque el apoyo al Reino Unido siempre se mantuvo firme. La situación dio un giro de 180 grados cuando el 11 de marzo de 1941, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt firmó la Ley de Préstamo y Arriendo (Lend-Lease). Mediante esta valiente iniciativa, se concretaba el envío de suministros, materias primas, víveres y cuantioso material bélico a los países beligerantes contra las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). La nación más beneficiada por esta ley fue el propio Reino Unido, aunque también se proporcionó ayuda muy valiosa a la Francia Libre, la China Nacionalista y posteriormente la Unión Soviética, entre otros. A partir de entonces, la colaboración entre Churchill y Roosevelt fue cada vez más estrecha, a pesar de la larga sombra del III Reich que se cernía sobre Europa.

A mediados de 1941, Adolf Hitler controlaba buena parte del continente europeo. El inicio de la Operación Barbarroja hizo que la Unión Soviética se uniera a Reino Unido en su lucha contra el III Reich y sus estados satélite. La apertura de un nuevo frente de miles de km suponía un claro desafío para las ansias del führer, todavía demasiado confiado en sus posibilidades. Mientras tanto, del 9 al 12 de agosto de 1941 tuvo lugar la Conferencia del Atlántico entre los jefes de gobierno de Reino Unido y Estados Unidos. Poco después, el día 14 de agosto Churchill y Roosevelt hicieron pública una declaración conjunta mientras se encontraban navegando en algún punto del océano Atlántico. Dicha declaración se conoció como la Carta del Atlántico, en la que se expresaban algunos principios sobre los cuales ellos fundan sus esperanzas en un futuro mejor para el mundo y que son comunes a la política nacional de sus respectivos países. No obstante, pese a estas buenas intenciones habría que esperar al ataque sorpresa de Pearl Harbor por parte del Imperio japonés, para que Estados Unidos se involucrase de lleno en la contienda mundial en diciembre de 1941, para gran alivio de Churchill.

Sentados, el presidente estadounidense Roosevelt y el primer ministro británico Churchill durante la reunión de la Carta del Atlántico. Foto procedente del National Museum of the U.S. Navy. Fuente: Cemeri.org

Texto íntegro de la Carta del Atlántico

El Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro representante del Gobierno de S. M. en el Reino Unido, habiéndose reunido en el Océano, juzgan oportuno hacer conocer algunos principios sobre los cuales ellos fundan sus esperanzas en un futuro mejor para el mundo y que son comunes a la política nacional de sus respectivos países:

1. Sus países no buscan ningún engrandecimiento territorial o de otro tipo.

2. No desean ver ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los votos libremente expresados de los pueblos interesados.

3. Respetan el derecho que tienen todos los pueblos de escoger la forma de gobierno bajo la cual quieren vivir, y desean que sean restablecidos los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno a aquellos a quienes les han sido arrebatados por la fuerza.

4. Se esforzarán, respetando totalmente sus obligaciones existentes, en extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio y a las materias primas mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.

5. Desean realizar entre todas las naciones la colaboración más completa, en el dominio de la economía, con el fin de asegurar a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso económica y la protección social.

6. Tras la destrucción total de la tiranía nazi, esperan ver establecer una paz que permita a todas las naciones vivir con seguridad en el interior de sus propias fronteras y que garantice a todos los hombres de todos los países una existencia libre sin miedo ni pobreza.

7. Una paz así permitirá a todos los hombres navegar sin trabas sobre los mares y los océanos.

8. Tienen la convicción de que todas las naciones del mundo, tanto por razones de orden práctico como de carácter espiritual, deben renunciar totalmente al uso de la fuerza. Puesto que ninguna paz futura puede ser mantenida si las armas terrestres, navales o aéreas continúan siendo empleadas por las naciones que la amenazan, o son susceptibles de amenazarla con agresiones fuera de sus fronteras, consideran que, en espera de poder establecer un sistema de seguridad general, amplio y permanente, el desarme de tales naciones es esencial. Igualmente ayudarán y fomentarán todo tipo de medidas prácticas que alivien el pesado fardo de los armamentos que abruma a los pueblos pacíficos.

Franklin D. Roosevelt — Winston Churchill
14 de agosto de 1941

Significado y trascendencia

En contra de lo que pudiese pensarse, la Carta del Atlántico no fue un tratado firmado entre Reino Unido y Estados Unidos ni tampoco una definición de los futuros términos de paz una vez finalizado el conflicto mundial. En su lugar, se trataba de una serie de principios sobre los cuales se debían asentar las esperanzas para lograr un mejor porvenir para el conjunto de la humanidad. Dichos principios recordaban en parte a los Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson durante la Primera Guerra Mundial, los cuales estuvieron cargados de un cierto idealismo. A través de esta declaración, Churchill buscaba una mayor implicación en la guerra de los Estados Unidos, lo que acabaría ocurriendo finalmente en diciembre de 1941.

El texto de la Carta del Atlántico tuvo un gran significado para la posteridad. Esto fue debido a que dicha carta fue reafirmada en la posterior Declaración de las Naciones Unidas de enero de 1942 en la que participaron 26 países de todo el mundo con el predominio de Estados Unidos, la Unión Soviética y Reino Unido. Además en esta declaración se encontraban las bases de lo que posteriormente se conformaría como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada en 1945 en sustitución de la fallida Sociedad de Naciones. Ante los múltiples desafíos que atraviesa actualmente el mundo, se hace necesario más que nunca recordar aquella lejana declaración que incluía a «vencedores y vencidos«, con el objetivo de lograr una paz duradera y un futuro próspero para todas las naciones del planeta.

Carta del Atlántico, 14 de agosto de 1941. Fuente: Cemeri.org

Bibliografía:

Amaral, M; Jones D. (2020). El mundo en llamas. Desperta Ferro Ediciones.

Cemeri. (2022). ¿Qué es la Carta del Atlántico? Enciclopedia Cemeri. https://cemeri.org/enciclopedia/carta-del-atlantico/

Galán E. J. (2015). La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos. Editorial Planeta, Barcelona.

Palacio, A. (2022). ‘El mundo de mañana ya hoy’. Elmundo.

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