En un artículo anterior habíamos abordado la dialéctica y el devenir de los imperios. El filósofo Gustavo Bueno hizo una distinción entre imperios depredadores e imperios generadores. Pero según esta consideración, ¿el Imperio español fue un ejemplo de imperio depredador o generador?
Clasificación de los imperios diaméricos
Debemos recordar que el imperio, en su acepción diamérica, es un sistema de Estados mediante el cual un Estado se constituye como centro de control hegemónico (en materia política) sobre los Estados restantes del sistema que, por tanto, sin desaparecer enteramente como tales, se comportaran como vasallos, tributarios o, en general, subordinados al «Estado imperial».
Los imperios «diaméricos», en sentido politológico, podrán calificarse; atendiendo a la cantidad de Estados subordinados, en tres grupos:
1- El Imperio diamérico mínimo, constituido por un Estado imperial, respecto de un único Estado subordinado que, en el límite, llegaría a ser el mismo Estado: Imperium, en esta línea se utilizará también para designar sinécdoque, a una soberanía absoluta característica del Estado, tal como fue concebido por el absolutismo de un Bodin o de un Hobbes.
Se puede citar, como casos de estos imperios unitarios límite, dos casos en antiguas colonias francesas, como recuerdo de Napoleón. Por ejemplo, el llamado «Imperio de Haití», fundado por el «Emperador Jacobo I», en 1806, de raza negra; años después en 1849, un tal Soulouque se hizo con el poder de Haití y se autodenominó «Emperador Faustino I».
Como segundo ejemplo, citaremos el llamado «Imperio Centro africano» fundado sobre la antigua colonia francesa de Ubangui-Chasi, por el llamado «Emperador Bokassa» también de raza negra, el 4 de diciembre de 1976. Y también podríamos citar dos casos de Imperios unitarios, efímeros, que se constituyeron en el México del siglo XIX.
El llamado «Imperio de Iturbide» (Iturbide fue elegido «Emperador de México» el 18 de mayo de 1822; abdicó el 19 de marzo de 1823 y fue fusilado el 19 de julio de 1824). El llamado «Imperio de Maximiliano» (una «Asamblea de Notables» lo eligió el 10 de junio de 1863, entró en la capital de México para empezar su mandato el 12 de junio de 1864, y fue fusilado el 19 de junio de 1867).
2- El Imperio diamérico intermedio, entendido como sistema constituido por un Estado imperial hegemónico, respecto de varios Estados subordinados, tributarios o vasallos. Es el caso ordinario de las «Ciudades Imperiales» de la antigua Mesopotamia o del antiguo Egipto. También es el caso del Imperio romano, siempre que Roma se considere como un imperio, no tanto en relación con los bárbaros (supuestos que estos se encontraban en un estadio tribal, prepolíticas), sino en relación con otros reinos, ciudades, o repúblicas mediterráneas.
Roma, aunque destruyó Cartago, no destruyó los cientos y cientos de ciudades-Estado que llegó a incorporar a su sistema, ni tampoco llegó a destruir todos los reinos orientales sobre los cuales ejerció su control. La estructura del imperio en su sentido diamérico estricto aparece ahora, por ejemplo, en el momento en el cual una ciudad-Estado (en las civilizaciones asiánicas, del Egeo al Cáucaso) comienza ejercer su hegemonía sobre otras ciudades. De un modo análogo, aunque a escala mayor, a como la estructura del Estado originario habría comenzado en el momento en que una ciudad hiciera girar en torbellino, en torno a ella, a un campo preurbano más o menos extenso.
3- El Imperio diamérico máximo o universal estaría constituido como un sistema tal en que un Estado mantuviera su hegemonía respecto de todos los demás Estados. El «Imperio diamérico universal» no ha existido nunca en la Historia; es una idea límite porque ello comportaría la extinción misma del Estado.
Concepción de Imperialismo según la doctrina leninista
Existe una concepción del imperialismo concebida como capitalismo monopolista. En la doctrina de Lenin se encuentra este error que caló fuerte entre sus seguidores, tanto teóricos como activistas. En su exposición sistemática de su «Imperialismo», Lenin hace un resumen de cinco cuestiones básicas que caracterizan al imperialismo como «fase monopólica del capitalismo».
Primero, sería el grado de concentración y centralización del capital, que llegaron a un punto en convertirse en monopolios. Segundo, la fusión del capital bancario e industrial, dando lugar a una nueva realidad, el dominio de la oligarquía financiera. Tercero, la exportación de capitales que domina y se impone sobre la exportación de mercancías.
Cuarto, las «asociaciones internacionales de capitalistas», adaptados al contexto geográfico y social correspondiente que en siglos atrás solo se asociaban en torno al Mediterráneo, o al conjunto formado por el Mar del Norte y el Mar Báltico. Quinto, se habría terminado el reparto territorial.
Hay que tener en cuenta que esta teoría es falsa ya que los monopolios siempre existieron junto a pequeñas empresas desde la época mercantilista hasta hoy. Lenin no tuvo en cuenta, por ejemplo, a los Visconti en la Baja Edad Media, los Fúcar en la Europa de Carlos V, o a las compañías de la Indias Orientales en el siglo XVII, a banqueros como John Law en los inicios del siglo XVIII, y así podríamos seguir.
La exportación de capitales sucedía también en la época de Ricardo y de Marx. ¿Qué se podía esperar en el paso del capitalismo mercantil al capitalismo productivo? El reparto de tierras vírgenes puede haber terminado, al no existir más tierras vírgenes, pero la caída de algunos imperios produce una fragmentación, y el surgimiento de nuevas republicas. Así fue con la caída del Imperio soviético y Checoslovaquia.
También se pueden dividir los Estados, por ejemplo, Sudán. Los imperios siempre han existido y por tanto los imperialismos. ¿No lo fue el persa, el egipcio, el mongol, cuya economía era producto del nomadismo y del saqueo, el macedónico, el romano? Pero los seguidores de Lenin o del comunismo en general, repitieron de manera dogmática que el «imperialismo es la fase superior del capitalismo».
La misma Unión Soviética fue un imperio, aunque su economía no era capitalista, por eso no pudieron competir exitosamente frente a la de Estados Unidos. Aunque muchos sostuvieron que era otro tipo de capitalismo, es decir, un capitalismo de Estado.
¿Qué es un imperio depredador?
En este apartado hablaremos de Imperio depredador o colonial (y aun de «imperialismo»). Desde este punto de vista conceptual, el «Imperio depredador» se nos revela, no ya tanto como una alternativa dada dentro de los imperios diapolíticos, sino como la situación límite de estos imperios en la cual la relación diamérica desaparece, al desaparecer los Estados subordinados.
El Imperio que llamamos depredador como pudo serlo el llamado «Imperio de los vikingos», es decir, el conjunto de las zonas a la que alcanzaban sus pillajes (durante los siglos IX, X y XI) no es, en rigor, un imperio en sentido político, porque el Estado depredador se mantiene únicamente en el ámbito de la «razón de Estado de sí mismo».
Este es el caso de los primeros imperios «recaudadores de tributos», como pudo serlo el Imperio cretense que tuvo su centro en Cnossos. Sin duda sus planes y programas habrán de detener la depredación (o condicionarla) a los límites que hagan posible que se mantengan las sociedades explotadas (lo que podrá tener lugar mediante el llamado «gobierno indirecto» de las colonias).
Imperios depredadores vs imperios generadores: ¿qué fue el imperio español?
Vistas estas consideraciones, vamos a analizar la distinción que diferencia los llamados imperios generadores de los depredadores, realizada por Gustavo Bueno en su obra España frente a Europa. Es importante precisar que depredador/generador son dos categorías acuñadas desde el punto de vista filosófico, y siempre dialécticas. Todos los imperios propiamente dichos tienen actos de generación y de depredación. Pero hay una diferencia clara y es que la establece que los imperios generadores tratan de convertir a los pueblos conquistados en sociedades de pleno derecho con mayor o menor éxito. El Imperio romano o el imperio de Alejandro Magno serían dos ejemplos evidentes.
En el caso del Imperio español, ¿qué denominación sería la más correcta? España fue un Imperio generador, ya que no tuvo formalmente «colonias», por eso, decir «en la época de la colonias españolas», es no saber muy bien de que se está hablando. Es no distinguir la diferencia entre un sistema colonial y otro. España no tuvo colonias en el sentido estricto de la palabra, sino virreinatos. En cambio, como ejemplos de imperios depredadores tendríamos el británico, el belga, el francés, y el neerlandés. Estos imperios no se preocuparon por el desarrollo político y económico de los pueblos subyugados, limitándose a la explotación de sus recursos para su propio beneficio.
A un imperio depredador tampoco le importa cambiar o elevar el nivel cultural de las sociedades indígenas que habitan en sus colonias. Por el contario, España fundó ciudades, escuelas, hospitales y universidades. La primera imprenta de América se estableció en la Nueva España en 1539, instalándose en la llamada Casa de las Campanas en Ciudad de México, hoy perteneciente a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). La primera cátedra de Medicina de América se creó en la Universidad de México en 1551. Los ingleses crearon la suya en las trece colonias en 1765.
Cuando España e Inglaterra desembarcaron en el actual territorio de los Estados Unidos, había aproximadamente un millón de indígenas. Cuando salieron quedaban 500.000, casi todos en las zonas hispanas del oeste. Es de destacar que mientras que España favoreció el mestizaje en sus territorios, el modelo anglosajón optó por exterminar y confinar a la población indígena en reservas. Uno de los rasgos definitorios de los imperios depredadores es la prohibición de los matrimonios mixtos.
El único Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO en el estado de Texas, es el conjunto de misiones españolas alrededor del río San Antonio, fundadas en el siglo XVIII, que incluyen iglesias, viviendas, silos, piezas arqueológicas y arquitectónicas de gran valor histórico. Son las misiones de San José, Concepción, Espada, San Juan y San Antonio Valero (El Álamo). Según la UNESCO (2015), son una muestra de mestizaje entre la cultura hispánica y la coahuilteca.
Por otro lado, treinta y tres ciudades hispanas de América correspondientes a quince países, han sido declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De las ex colonias inglesas, holandesas y francesas en América y en otras partes del mundo no han encontrado algo digno para una declaración como esta. Por tanto, podemos concluir que a pesar de la leyenda negra imperante en muchos sectores y al contario que otros casos, el Imperio español fue, ante tanto, un imperio generador.
Bibliografía
Gustavo Bueno Martínez. España frente a Europa. Alba Editorial.
José Ortega y Gasset. Sept. 1923. Revista de Occidente.