Los castrati: mutilación por amor al arte

Como su nombre indica, los castrati eran hombres sometidos durante la niñez (más exactamente antes de iniciar la pubertad) a la ablación o destrucción de los testículos; retirando el escroto y las gónadas sin cortar el pene y así, mantener su característico tono de voz infantil; todo esto para reemplazar a las mujeres en los coros de las iglesias y en la ópera. 

¡Por amor al arte! Era el grito más escuchado en las calles de Europa en pleno apogeo del Renacimiento. Aún con todo el humanismo que se respiraba, esta fue una época de transición entre la Edad Media y la Modernidad, por lo tanto, aún era común que a las mujeres no se les permitiera desarrollar los mismos oficios que a los hombres en diferentes ámbitos de la sociedad. Razón por la cual en el siglo XVI aparecen los “castrati” palabra italiana en plural que significa “castrados”, aunque en el momento de sus aparición no se les conoció a estos cantantes con tal nombre. El termino en singular era “castrato”.

La historia nos indica que ya desde la antigüedad diferentes culturas practicaban la castración con fines religiosos, políticos o culturales. En la Basílica de Santa Sofía de Constantinopla era común que las voces agudas fueran de jóvenes eunucos o castrados, cuya capacidad vocal eclipsaba en todo a las pocas voces femeninas de la época. Algunos historiadores también coinciden en que, al decaer en oriente próximo esta práctica, renació en España en el S. XV.

«El Misterio de Elche» es un drama litúrgico en el que todos los personajes (incluidos los femeninos) son representados por actores masculinos. Esta obra se ha presentado ininterrumpidamente en Elche, Alicante (España) desde mediados del siglo XV.

Es posible que en las primeras representaciones del “Misterio de Elche” contara con la participación de castratis. El Misterio de Elche es una Obra Operística Sacra acerca de la Asunción de la Virgen María. En aquella época las mujeres no podían participar en este tipo de obras sacras por lo cual, hasta el día de hoy, los papeles femeninos (incluyendo el de la Virgen María) son protagonizados por varones. El Misterio de Elche fue declarado “Obra Maestra de Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO en el 2001.

Pero el auge de los castrati ocurrió en el S. XVI. Entonces era normal que las familias más pobres sometieran a sus hijos a la castración con la esperanza de que fueran cantantes virtuosos o, si no eran diestros en la música, pudieran al menos ser sacerdotes. Muchos niños de todas clases sociales fueron sometidos voluntaria e involuntariamente a la castración “al servicio del arte».

Así pues, tanto en los coros catedralicios como en la ópera, se reemplazaban los papeles femeninos con castratis que, podían superar en gran manera la virtuosidad de las mejores voces femeninas. Esto se debía principalmente al hecho de que, al mantener su aparato fonador intacto pero, con el crecimiento normal de los pulmones y el diafragma, su manejo de aire era excepcional y podían fácilmente interpretar las obras más complejas y bellas de la época.

Algunas de las obras vocales más difíciles fueron escritas para castratis, sin embargo, hoy día algunas sopranos y mezzo-sopranos pueden interpretar estas obras usando ciertas técnicas vocales. Es el caso de la Mezzo-soprano Vivica Genaux, que imita con el movimiento de los labios la coloratura (que hacían los castrati con la laringe) en el aria “Qual guerriero in campo armato”.

El procedimiento

La cirugía consistía en la aplicación de dosis letales de opio o de estrangulación mecánica para causar inconsciencia y así evitar el fortísimo dolor de la operación. Luego se procedía a la ablación y sutura de la zona. Se evitaba comprometer la función sexual del pene.

Muchos niños murieron por las distintas complicaciones que derivaban de la castración como el shock que desencadenaba el paro cardio-respiratorio o la infección (se llegó a decir que los barberos eran quienes practicaban la mutilación sin el mínimo de higiene y sin conocimiento médico).

Entre las consecuencias debidas al déficit hormonal de testosterona que causaba este traumático procedimiento podemos enumerar algunas como:

  • La obvia esterilización irreversible; los castrati no podían tener hijos pero sí les era posible sostener relaciones sexuales.
  • Deseo sexual disminuido o nulo.
  • La glotis, las cuerdas bucales y la laringe no crecían normalmente para proyectar la característica voz masculina, sino que permanecían con su timbre de voz agudo o infantil.
  • Escasez de bello púbico y corporal.
  • Ausencia de la nuez o manzana de Adán.
  • Ausencia parcial o total de las facciones características de un hombre.
  • Hoy se ha comprobado que la testosterona también es importante en la función del sistema inmunológico.
Las hormonas sexuales masculinas son producidas principalmente en los testículos. La testosterona causa el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios de los niños después de la pubertad y mantiene el impulso sexual de los hombres.

Aunque las glándulas suprarrenales también producen testosterona, lo hacen en muy poca cantidad; por lo que esta amputación desencadenaba en una apariencia física más femenina en el castrato, lo que hacía que pudieran desarrollar con más éxito papeles femeninos o asexuales (como ángeles) en las obras operísticas.

Quizá el más conocido castrato de la historia fue Carlo Broschi conocido como “Farinelli”. Para quien el mismísimo Haendel compuso obras. Farinelli hizo giras por toda Europa en una época en que la competencia por la música era el “negocio” del momento. Falleció en 1782.

Carlo Broschi (1705 – 1782) El más conocido de los castrati. Fue castrado según su familia con fines terapéuticos, pero otros indican que solo fue para conservar su voz de niño.

El declive de los castrati inició en el siglo XIX debido a los cambios en gustos musicales de la sociedad. El ultimátum para los castrati lo dió el gobierno Francés y luego el Italiano, prohibiendo definitivamente la práctica de la castración con fines ajenos a la medicina. El Papa León XIII prohibió también la admisión de nuevos castrati en el coro de la Capilla Sixtina (el coro de la Basílica de San Pedro que gozaba de mucha fama y cantaba en las ceremonias solemnes con el Papa). La prohibición entró en rigor en 1878. El último castrato conocido que cantó en la Capilla Sixtina fue Alessandro Moreschi, quien murió en 1922.

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