El bienestar personal depende de nuestros genes y sobre todo de factores ambientales; también de la cultura, de la situación política de nuestro país y del grado de satisfacción en la vida. Todos estos factores determinan nuestro bienestar subjetivo.
¿Qué nos hace sentir que nuestra vida merece la pena? La ciencia del comportamiento estudia razones por las que las personas experimentan su vida de forma positiva o negativa, lo que se conoce como bienestar subjetivo.
Los estudios que se han realizado hasta la fecha aportan algo de luz sobre la ciencia del bienestar, pero todavía no han desvelado el secreto de la felicidad. En febrero de este año, el catedrático estadounidense Ed Diener y sus colaboradores publicaron en la revista Nature un repaso de las investigaciones realizadas sobre el bienestar. Te contamos las conclusiones.
La autoevaluación es muy importante en el estudio de la felicidad. Evaluar nuestro nivel de satisfacción y las respuestas emocionales en el curso de la vida es parte de la metodología que siguen los investigadores para conocer qué nos hace felices y por qué. En general, la sensación de bienestar se basa en la comparación de nuestra vida con los estándares que se han impuesto. Cuando experimentamos emociones positivas es porque juzgamos las circunstancias dadas como circunstancias deseables.
Algunas personas experimentan emociones positivas con más frecuencia que emociones negativas. Otras personan experimentan tanto emociones positivas como negativas con una frecuencia similar. En otros casos, las personas experimentan todas las emociones con una intensidad baja. Por no hablar de que la definición de “felicidad” varía en cada idioma y cultura. Por ejemplo, en chino significa literalmente “buena suerte” mientras que en español “estado de satisfacción espiritual y física”. Todo esto hace que el término “felicidad” sea complejo de analizar en ciencia.
¿Qué nos hace felices?
La percepción del bienestar está condicionada social y genéticamente.
Nuestro bienestar subjetivo depende de nuestros genes en menos de un 40%, así que la sociedad tiene un papel muy importante en la felicidad (entre el 60 y 70%). Hay más factores controlables que pueden incrementar nuestro bienestar que factores genéticos. Muchos factores que incrementan nuestra satisfacción en la vida están asociados con necesidades vitales y psicológicas como tener alimentos y un hogar o ser respetados por los demás. Por eso, un buen salario no es el fin, sino que sirve como medio para incrementar el bienestar al permitirnos obtener algunas de estas necesidades básicas.
Para valorar el bienestar subjetivo, se realiza una evaluación llevada a cabo por conocidos y familiares, así como una autoevaluación. En estas evaluaciones se puntúan hechos como recuerdos malos/buenos, el comportamiento en redes sociales o la intensidad de la sonrisa. Los resultados de estas valoraciones muestran que las emociones positivas suelen ser mayores durante la tarde y, como nos imaginábamos, que la gente es más feliz los sábados que los lunes.
Los datos también dicen que tener descendencia no mejora el bienestar; pues hay muchos factores involucrados en la crianza que contrarrestan la balanza de felicidad. Por ejemplo, la calidad del sueño y la conyugal o la economía familiar.
La economía, la política y el compromiso ambiental del país donde se vive también afectan el bienestar de las personas. Así, la corrupción, la desigualdad, la cantidad de espacios verdes y el grado de libertad están relacionados con el bienestar subjetivo.
La cultura es otro aspecto fundamental que influye en el bienestar. En países religiosos, la satisfacción personal depende mucho de la religiosidad de la persona. En algunos países como Australia, la etapa de la vida con menor satisfacción ocurre a los 40 años, mientras que en Rusia sucede más tarde. Probablemente por la diferencia de ritmos de vida en cada nación.
¿Cómo describe la ciencia el bienestar?
Se han descrito tres teorías de bienestar subjetivo: biológicas, de satisfacción de objetivos y de estado mental.
Las teorías biológicas defienden que los individuos tienen un bienestar determinado biológicamente al que regresan periódicamente. Esta teoría de punto fijo es contradictoria a los casos en los que una persona vive un evento infeliz y después de un tiempo no puede regresar a su estado anterior de bienestar.
La satisfacción de objetivos significa que una persona es feliz si sus deseos y necesidades están satisfechos. Según estas teorías, las personas con pocos deseos y necesidades consiguen llegar a un estado de bienestar superior más fácilmente.
Las teorías de estado mental explican que el bienestar depende del conocimiento que tengamos. Es decir, dos personas con el mismo salario pueden presentar diferentes estados de bienestar si una de ellas sabe que su sueldo no coincide con los estándares de referencia. Esto hace que las personas tomen muchas decisiones basadas en comparaciones en lugar de basarse en sus propios sentimientos. Algunas teorías de estado mental explican que la felicidad depende en parte de nuestro foco de atención. Técnicas como mindfulness ayudan a mejorar el bienestar porque focalizan nuestra atención al momento presente (evitando que el pasado o el futuro nos altere).
¿Qué tan beneficioso es el bienestar?
Parece un poco contradictorio, pero los beneficios del bienestar subjetivo no están claros. Si somos felices con nuestras vidas, es posible que no intentemos mejorarlas. Por el contrario, si somos infelices, nos costará resolver problemas. Está claro que el bienestar es beneficioso en muchos aspectos de la vida como la salud, las relaciones sociales y la resiliencia; aunque demasiado podría no ser óptimo… tal vez las emociones negativas momentáneas son beneficiosas porque estimulan el análisis crítico y ayudan a valorar los momentos positivos.
En cualquier caso, personas con un alto grado de bienestar comparten una serie de características: tienden a casarse y no divorciarse, tienen un círculo de amistades amplio, rinden bien en su trabajo y son más resilientes que aquellas personas infelices. Pero ¿qué viene primero, el bienestar o el éxito en la vida? Puede que ocurra en ambas direcciones: el bienestar nos ayuda a ser exitosos y el éxito nos aporta bienestar.
La ciencia de la felicidad aún tiene que resolver muchas preguntas para entender cómo nuestro cerebro interpreta nuestra vida y nos permite sentir bienestar.
Bibliografía
Diener, E., Oishi, S., & Tay, L. (2018). Advances in subjective well-being research. Nature Human Behavior. doi:10.1038/s41562-018-0307-6