En 1964 en Brasil se produjo un golpe de estado contra el entonces presidente Joao Goulart “Jango”, por parte de algunos militares como Humberto de Alencar Castelo Branco u Olimpio Mourao Filho. Las casusas se encuentran tanto en la política interna brasileña como en el contexto general de la Guerra Fría.
Contexto nacional e internacional
A nivel interno, algunos militares y sectores conservadores estaban preocupados por el ascenso de ciertos grupos comunistas o socialistas desde la llegada de Joao Goulart al poder en 1961. Además, las dificultades económicas heredadas del gobierno de Juscelino Kubitschek aumentaron la inestabilidad social. Por otra parte, en ese momento la lucha entre Estados Unidos y la Unión Soviética se intensificó con episodios como la construcción del muro de Berlín (1961) o la crisis de los misiles de Cuba (1962). En ese aspecto, el giro a la izquierda del gobierno brasileño suponía una amenaza para los intereses políticos y económicos estadounidenses.
Golpe de estado (1964)
Pocos días antes del golpe de estado “Jango” había dado un discurso ante cientos de personas, conocido como el “Comício da Central”. Las palabras del presidente fueron interpretadas por gente como Olimpio Mourao Filho como una declaración de guerra contra el ejército. Como consecuencia de ello, el 31 de marzo se produjo el movimiento militar que terminaría con el mandato de Goulart. Este, en primer lugar, viajó desde Río de Janeiro hasta Brasilia con la intención de obtener el apoyo del parlamento. Sin embargo, Auro Moura Andrade, uno de los diputados, declaró vacante la presidencia. Ante esta situación, Goulart, se trasladó hasta su estado natal, Río Grande do Sur, porque ahí las fuerzas armadas le serían más leales. Aun así, ante la gravedad de la situación, “Jango”, decidió rendirse para evitar una guerra civil entre brasileños.
El presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson conocía la situación del estado brasileño, a través del embajador Lincoln Gordon. El gobierno estadounidense estaba preocupado por la situación en Brasil y temía que apareciera otro gobierno alineado con los intereses de la Unión Soviética. Para evitar esto apoyaron al golpe de estado llevado a cabo por Castelo Branco durante los meses previos a su ejecución.
Inicio de la dictadura (1964 – 1969)
Durante el primer periodo de la dictadura hubo dos gobiernos. El primero de ellos liderado por Castelo Branco (1964 – 1967) y el segundo por Arthur Costa e Silva (1967 – 1969).
Humberto Alencar Castelo Branco institucionalizó su poder mediante el “Acto Institucional nº2”. Además, con esto legalizó las acciones de los militares contra la población civil, la supresión de partidos y el cierre de cámaras legislativas. Estos dos años de gobierno estuvieron marcados por la represión sobre aquellos sectores de la sociedad más afines a Goulart, a alguno de sus antecesores como Kubitcheck o incluso Getulio Vargas, que se había suicidado 19 años antes. A diferencia de otros países de América Latina, en Brasil, la represión gubernamental estuvo marcada por la tortura en lugar de los asesinatos o las desapariciones del caso argentino. De igual forma, se calcula que entre 1964 y 1966 se expulsó de los órganos de gobierno y de ejército a más de 800 personas.
En 1967 ya no quedaban personas dentro de las instituciones que fueran contrarias al gobierno o que pudieran llevar a cabo alguna clase de oposición. La máxima del gobierno de Castelo Branco era el lema que aparece en la bandera de Brasil Ordem e progresso, que proviene de la idea positivista de Auguste Comte. Por otra parte, poco tiempo antes de dejar el gobierno, en 1966, aprobó una constitución que sería aprobada al año siguiente y que suprimía en gran medida muchas de las libertades que había antes del golpe de estado. Además, se establecían elecciones indirectas a la presidencia en las que participarían el ARENA (Alianza Renovadora Nacional) y el MDB (Movimiento Democrático Brasileño). La constitución, las elecciones y los partidos dotaron de una cierta apariencia de democracia al régimen.
La presidencia de Costa e Silva estuvo marcada por la disminución de la represión sobre la sociedad civil y por el aumento de la movilización social en contra del gobierno. Los sindicatos o los estudiantes volvieron a salir a la calle pidiendo reformas y una vuelta, cuando menos parcial, de la situación anterior. Además, el gobierno fue perdiendo adeptos paulatinamente, hasta quedarse solo con el apoyo de algunos militares, parte de las clases altas y los grandes latifundistas del país. Ante esta situación, a finales de 1968 el ejercito decidió actual de la misma forma que en 1964 y obligó a Costa e Silva a aplicar el Acto Institucional nº5, según el cual quedaba suspendida la constitución de 1966. Además, quedaban prohibidas las manifestaciones, los juicios políticos eran llevados a cabo por militares y se institucionalizó la tortura.
En el plano económico se apostó por dos opciones. La primera de ellas consistió en abrirse a nuevos mercados y a los grandes capitales internacionales. La segunda en una inversión desde el estado en algunos sectores, especialmente el militar. Se aumentó el número de policías y personal de las fuerzas armadas, a la par que se intentó aprovechar el el conflicto en Vietnam para vender armas y municiones. Las consecuencias fueron, por un lado, el aumento de la desigualdad social y por otro el endeudamiento del país y la inflación de la moneda. La solución para esta situación pasó por aumentar las exportaciones de productos dependientes del sector secundario y que estos tomaran el peso que tradicionalmente había tenido el primario. Todo esto se consiguió sin oposiciones políticas ni sociales debido al control que ejerció el estado sobre la población civil desde la llegada de Castelo Branco al poder.
El gobierno de Emílio Garrastazu Medici (1969 – 1974)
En las elecciones de 1969 ganó el candidato del ARENA Emílio Garrastazu Medici, que se mantuvo en el poder hasta el año 1974. Durante esos cinco años se produjo un crecimiento económico sin precedentes en Brasil, llegando a cifras de crecimiento del PIB cercanos al 12%. El modelo económico basado en la transformación y exportación de materias primas alcanzó durante la presidencia de Medici sus mejores resultados tanto a nivel macroeconómico como a nivel social, con unos bajos niveles de desempleo. Para entender este éxito también se deben tener en cuenta factores externos a las propias políticas económicas brasileñas. El momento de mayor crecimiento de la economía brasileña también coincide con una etapa próspera de los países capitalistas como Estados Unidos. Esto hizo que la exportación de materias primas y bienes manufacturados fuera mucho más sencilla. A este proceso de crecimiento se le llamó el “Milagro económico brasileño”.
En 1973 la economía brasileña empezó a dar los primeros síntomas de agotamiento debido a la escasez de algunas materias primas. A pesar de esto, el gobierno logró mantener la inflación, que era uno de los grandes problemas históricos de la economía brasileña. Esta situación, provocó que se tomaran algunas decisiones de carácter intervencionista como la limitación de las exportaciones. Desde 1974 la inflación de la moneda y el modelo económico brasileño se irán poniendo en entredicho hasta el final de la dictadura en 1985.
Por otra parte, la represión de las fuerzas armadas sobre la población civil aumentó, haciendo de esta etapa la más dura de la dictadura. La censura de los medios de comunicación, la acción del ejército y la supresión de movimientos sociales junto con la bonanza económica hizo que las opciones de oposición al régimen fueran escasas y que fuera uno de los periodos de mayor popularidad del régimen de los militares brasileños. Además, el campeonato de fútbol obtenido por la selección brasileña en el mundial de México 1970 también ayudó a mejorar la imagen del régimen brasileño. Algo parecido sucedió con Argentina en 1978.
El periodo de Ernesto Geisel (1974 – 1979)
Ernesto Geisel, candidato del ARENA, antes de su llegada a la presidencia ya estaba dentro de los órganos de gobierno de la dictadura. Desde el inicio de este periodo había ejercido como jefe del Gabinete Militar y de la Secretaría General del Consejo de Seguridad Nacional (1964 – 1967), jefe del Servicio Nacional de Información, ministro del Tribunal Superior Militar y presidente de Petrobras (Empresa petrolífera del estado brasileño). Además, pertenecía a la corriente de pensamiento que proponía medidas más severas hacia aquellas personas consideradas como “subversivas” u opositores al gobierno. A pesar de esto, durante su gobierno se inicia una escasa apertura política porque considera que los militares difícilmente podrán mantener el gobierno del país durante un periodo de años prolongado.
A lo largo de estos cinco años se fortaleció la figura de la presidencia y los militares ejercieron un papel más importante dentro de la política brasileña. Así, en consonancia con las ideas de Geisel, las fuerzas armadas se erigieron como árbitros de la política y la sociedad del país. Por un lado, impedían que los grandes capitales actuaran en base a un interés propio y por otro lado dirigían esa apertura política impidiendo que asociaciones comunistas, socialistas o de izquierdas en general entraran en las instituciones. De hecho, la represión fue más selectiva. No se actuó de forma generalizada, sino que hubo una mayor selección de aquellas personas consideradas opositoras.
A nivel internacional, el 26 de noviembre de 1975 se firmaba la llamada “Operación Cóndor”, que tenía como objetivo la colaboración entre las fuerzas armadas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Brasil para la detención de opositores a sus respectivos gobiernos. Este acuerdo fue promovido por Estados Unidos dentro de su lucha contra el comunismo global, con la intención de evitar que gobiernos más cercanos a la Unión Soviética se establecieran en América Latina. Las cifras sobre la represión de la “Operación Cóndor” oscilan dependiendo del informe que se consulte, pero se calcula que murieron unas 50.000 personas, desaparecieron 30.000 y fueron torturadas unas 400.000 en todo el continente.
João Batista Figueiredo (1979 – 1985)
Este fue el último presidente de la dictadura de los militares en Brasil. De igual forma que Ernesto Geisel, João Batista Figueiredo, también estuvo en cargos importantes durante los gobiernos militares anteriores. Ostentó el puesto de jefe del Servicio Nacional de Informaciones o jefe del Gabinete militar durante el periodo de Emilio Garrastazu Medici. Se presentó por la ARENA a las elecciones de 1978 y asumió el cargo el día 15 de marzo de 1979. Tendrá que hacer frente a la delicada situación económica del país, lastrada además por la recesión global, y a los movimientos sociales que pedían la vuelta de una verdadera democracia al país. Una de las primeras medidas que tomó fue la promulgación de una ley de amnistía en agosto de ese mismo año, a través de la cual eximía de sus delitos tanto a los militares como a los opositores que habían sido encarcelados.
El ministro encargado de la economía fue Mario Henrique Simonsen, que intentó hacer frente a la crisis rebajando los créditos a las entidades privadas. Sin embargo, apenas duró medio año en el cargo siendo sustituido por Delfim Netto, que había sido el principal responsable de los buenos resultados económicos obtenidos al inicio de la dictadura. En primer momento consiguió que el PIB creciera rápidamente pero no fue capaz de equilibrar la balanza de pagos, la cual continuaba siendo deficitaria. Después de esto también se intentó extraer los recursos naturales del Amazonas o aumentar la extracción petrolífera a través de la empresa Petrobras. Finalmente, el gobierno tuvo que privatizar algunos servicios.
El final de la dictadura se empezó a gestar a inicios de los 80´ cuando se empezaron a aceptar un mayor número de partidos de cara a las elecciones gubernamentales de 1982. También, los movimientos sociales que estaban presionado desde hace años lograron que en 1984 se convocasen unas elecciones que se celebraron al año siguiente.
Vuelta a la democracia
En el 1985 hubo unas elecciones que ganó el tándem Tancredo Neves-José Sarney del MDB. Finalmente fue José Sarney el presidente por la muerte prematura de Tancredo Neves. Los objetivos del nuevo gobierno fueron la aplicación de las políticas neoliberales, la consolidación democrática y resolver el problema de la inflación. En base a todo esto se estableció una nueva constitución en el año 1988. Además, al igual que en otros países como Argentina o Chile, en 2012 se estableció la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) encargada de esclarecer los procesos judiciales y las torturas llevadas a cabo por los militares entre el 1946 y el 1988, pero especialmente durante los 21 años de la dictadura militar. El nombre del informe final fue llamado Brasil Nunca Mais (Brasil Nunca Más), aludiendo a que no se debería volver a una época así.
Antiguos presidentes de la actual república brasileña como Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva o Dilma Rouselff fueron encarcelados por los militares. No obstante, fue el caso de la expresidenta de Brasil el más grave, ya que fue la única torturada. En el año 2001 testificó que había perdido varios dientes y que todavía arrastraba problemas en la mandíbula derivados de los golpes recibidos durante su encarcelamiento. En la actualidad el periodo de la dictadura militar está volviendo a ser revisado con la intención de restar importancia a algunos actos cometidos por los militares o incluso para dejar de llamar “dictadura” a ese periodo. El vicepresidente de Jair Bolsonaro, Hamilton Mourão, declaraba que él es “… muy crítico con llamarlo dictadura, con llamar dictadura a un periodo en que cada cuatro años cambiaba el presidente. (…)” y que “La tortura es una cuestión de guerra”.
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