El Oro Negro
El conflicto religioso, sin embargo, no es nada más que la superficie de algo mucho más grande. Hablar de Oriente Próximo es hablar de petróleo. No es para menos. Las reservas son de tanta calidad y tan abundantes que muchos de los países de la zona nadan sobre esta materia prima y dependen de ella en gran medida. Arabia Saudí es el país con el crudo más barato de extraer del mundo y con una de las mayores reservas del planeta. Irán es el siguiente y con unas diferencias tan nimias que bien podrían ser tachadas de insignificantes. Ambos tienen reservas para subsistir durante años.
¿Cuál es, entonces, la razón de la diferencia de trato por parte de occidente para con ambos países? Recientemente el conocido como “Veto Islámico” promulgado por Trump no incluyó a países de la talla de Arabia Saudí, el país que más terroristas ha enviado a EEUU. Hasta 2.000 estadounidenses han muerto bajo las manos de fanáticos saudíes. ¿Por qué Trump, y tradicionalmente Washington, tienen tan buenas relaciones con Riad? La respuesta fácil es el petróleo, pero existen muchos otros productores como el mismo Irán o Rusia, entre otros. Sin embargo, Arabia Saudí es especial.
Retrocedemos hasta el 17 de octubre de 1973, en plena guerra árabe-israelí. Israel está apoyado principalmente por EEUU y, en menor medida, Europa, mientras que los primeros son defendidos por el resto de países musulmanes no combatientes, encabezados por Arabia Saudita, incluyendo a muchos de los miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Ese día los países miembros del organismo se reunieron para dar un mensaje aterrador al mundo libre: iban a reducir su producción de petróleo un 5% al mes mientras Israel mantuviese los territorios ocupados. Un 50% en un año.
En ese momento el mundo capitalista y la sociedad consumista descubrieron el significado de la palabra escasez. Sirva de ejemplo EEUU, que llegó a reducir el nivel de velocidad para ahorrar combustible. No es difícil por otra parte imaginar lo que supuso para las empresas en concepto de aumentos de costes en el transporte y la producción. Toda una demostración del poder saudí. Cuando eres el mayor exportador y productor de un bien tan imprescindible como el petróleo tienes todo el poder para negociar, la ley de la oferta y demanda está a tu servicio. Así, cuando el producto escasea, los precios tienden a subir y el barril de petróleo duplicó su valor a los pocos meses.
Sin embargo, podemos pensar que esta política económica puede ser poco razonable ¿no es arriesgado para un país dejar de vender de lo que viven? La respuesta rápida: no. Para países como Arabia Saudí el sacrificio económico no es muy grande. El beneficio que sacan por barril es tan inmenso que apenas lo van a notar.
Tener petróleo no es sinónimo de ser un país rico. Gran Bretaña tiene yacimientos de petróleo, pero para poder explotarlo necesitan tanta inversión que apenas sale rentable. En Venezuela pasa otro tanto, ya que necesitan una tecnología carísima para poder refinarlo. Sin embargo, el petróleo saudí está muy cerca de la superficie y es de muy buena calidad, por lo que es fácilmente extraíble. El barril de petróleo saudí es el que tiene el coste de extracción más bajo del mundo. Por eso el margen de beneficio que obtienen cuando venden un barril es gigantesco.
Después de la crisis del petróleo, el resto del mundo entendió dos lecciones:
- Merece la pena garantizar un gobierno estable en Arabia Saudí.
- Si tu economía depende del petróleo, más vale tener varios proveedores.
Actualmente, aunque el mercado de petróleo tiene más productores que nunca (GB, Angola, Noruega, EEUU…), todavía 1 de cada 5 barriles provienen de las reservas saudíes. Imaginad qué podría llegar a pasar si de repente estallase una guerra civil en este país y que a alguien le diese por destruir los pozos de petróleo. Estaríamos a las puertas de una nueva crisis internacional de incierta duración. Pero, ¿hay alguien que quiere derrocar a la monarquía saudí?
“Arabia es la cabeza de la serpiente y unos traidores al mundo musulmán”
Esta frase no proviene de los focos más moderados del Islam, sino desde los propios cabecillas del DAESH, que incluso evitan pronunciar a propósito la palabra Saudí o Saudita porque no reconocen el derecho de la casa real a gobernar este país. De hecho, el año pasado surgieron protestas en Arabia contra el gobierno, pero no por parte de ciudadanos que pidiesen más moderación y democracia. Más bien todo lo contrario.
Como ya hemos visto, Arabia Saudita es un país extremadamente joven y es gracias a la ayuda de EEUU, sobre todo a sus empresas de extracción de petróleo, que ha llegado hasta la situación en que vive hoy. A cambio los saudíes concedieron permiso al gobierno estadounidense para poder desplegar tropas en cualquier lugar de la región, una zona de alto valor estratégico. ¿Qué más dan estas molestias mientras pueden bañarse en dólares, comprar palacetes en Marbella y mandar a sus hijos a estudiar a las mejores universidades de EEUU?
Pero no todo el mundo está satisfecho con este nuevo estilo de vida, sobre todo los clérigos más radicales. Aunque Arabia Saudí es una monarquía absoluta cuyos monarcas son fanáticos religiosos influidos por los clérigos islamistas, un país donde la Sharia permanece en vigor y permite que los clérigos organicen lapidaciones públicas, su vehemencia en las doctrinas coránicas no es suficiente para algunos. Es ineludible que siempre que hay alguien sentado en un trono, sobre todo cuando este es absoluto, hay otro que quiere moverlo y colocarse en su lugar.
EEUU es uno de los principales interesados en que se mantenga un gobierno estable haciendo válido el refrán de “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Por eso es tan común la venta de armamento militar, y en grandes cantidades. Es obvio que la mejor manera de conseguir que alguien se mantenga en el poder es proveerle de un buen ejército y, como los saudíes tienen dinero de sobra para pagarlo, todos salen ganando. Arabia Saudita es el 3er país que más gasta en su ejército, y no me refiero en términos relativos. El saudí es el 3er ejército mejor equipado del mundo. Con estas fuerzas, cualquiera que lograse obtener el gobierno de Arabia tendría a su disposición el mejor armamento del planeta.
Así que si para mantener contentos a los radicales el rey tiene que subvencionar la construcción de mezquitas salafistas por todo el mundo, incluido Washington, pues lo hace. EEUU lo prefiere antes que tener a los mismos clérigos en el poder tras una sorpresiva revolución. A cambio, a EEUU se le permite mantener una televisión en el país que emite propaganda prooccidental las 24h en lengua árabe. Se llama Al-Arabiya y es la versión estadounidense de Russia Today (RT). A todo este cruce de intereses hay que sumar a los clérigos radicales que si pudieran darían un golpe de Estado contra la monarquía saudí. Un equilibrio muy complicado y bastante inestable.
A pesar de todo, cuando parecía que las cosas no podían complicarse más, el presidente de los EEUU, Barack Obama, se peleó con Arabia Saudí. Cuando el DAESH apareció en la escena internacional, Obama intentó que los saudíes, por la amistad que une a ambos países, mandaran tropas terrestres a Siria para combatir a los terroristas. Los reyes árabes dieron largas al asunto, más preocupados en enfrentarse contra los malvados chiitas de Yemen que contra otros suníes. Ni corto ni perezoso, Obama reaccionó de la forma más rápida posible: anunció el acuerdo nuclear con Irán, el tradicional archienemigo de Arabia.
El acuerdo sentó como un jarro de agua fría a los saudíes y las relaciones se tensaron hasta el límite. Pero funcionó ya que Arabia se vio obligada a desplegar hasta 30.000 soldados en Siria. No es para menos. La casa Saud sabe que el principal impedimento de Irán son las malas relaciones que arrastra con EEUU y Europa, lo que les impide acceder a su tecnología. Además, los fuertes embargos comerciales impuestos en su contra le impiden crecer económica y tecnológicamente. Aunque muchos pensarán que estar aislados es algo bueno, lo cierto es que Irán tiene un tercio de la renta per cápita de Arabia Saudí. Teniendo una de las mayores reservas de petróleo del mundo, los iraníes son más pobres que los paraguayos o los mexicanos.
¿Qué significaría para Arabia que Irán pudiese importar tecnologías y exportar petróleo al mismo nivel que ellos? Actualmente como ellos tienen un margen de beneficio por barril enorme pueden alterar los precios y la demanda mundial a su antojo, manteniendo una posición de fuerza. Sin embargo, si de repente apareciese un competidor que ofreciese el mismo producto, con las mismas condiciones, la misma calidad y los mismos márgenes de beneficio… perderían gran parte de su fuerza negociadora. El sueño de todo iraní.
Sin embargo, con el cambio de la presidencia de los EEUU, también se han vuelto a cambiar las novedosas políticas que Obama introdujo en la región. El actual presidente, Donald Trump, da un guiño a Arabia cuando permite el paso a EEUU de sus ciudadanos pero se lo impide a los iraníes. Un guiño a Arabia y a su empresa petrolera ARAMCO, que cada año se gasta ingentes cantidades de dinero en lobistas en EEUU para que no se lleven bien con Irán. Solo hay que ver que, justo cuando la petrolera nacional iraní se lanzó al mercado para encontrar nuevos inversores tras el pacto nuclear, ARAMCO lanzó su primera oferta pública de acciones de la historia tras su nacionalización a las empresas estadounidenses. ¿Casualidad?
Otra pregunta que nos debemos hacer en cuanto a la relación entre EEUU y Arabia Saudita es ¿por qué sigue comprando EEUU petróleo saudita tras la nacionalización de ARAMCO y la pérdida de dinero que eso conllevó? La respuesta es sencilla: la seguridad del suministro.
Como ya he dicho, la crisis del petróleo enseñó al mundo entero una valiosa lección: si tu economía depende del petróleo y es adicta al mismo, más te vale no depender de un único proveedor. Los países comenzaron a invertir en otras fuentes de energía pero, sobre todo, aprendieron a diversificar el suministro. Los recursos petroleros de EEUU, aunque están en máximos históricos gracias a nuevas técnicas como el fracking, pueden agotarse o averiarse (sobre todo los gaseoductos). Si todo tu suministro proviene de un único proveedor un desastre así podría provocar que todo el país se quedase sin gasolina de la noche a la mañana en una situación que podría prolongarse durante meses. Siguiendo con el caso estadounidense, la mitad del petróleo que consumen proviene de sus propias reservas naturales, pero la otra mitad se importa desde el extranjero. Y Arabia Saudita no es el principal proveedor. El 40% del petróleo importado proviene de la vecina Canadá. Las razones son obvias: buenas relaciones, sistemas económicos y sociales semejantes y cercanía geográfica.
Arabia saudí es el segundo, y tiene sus razones. La primera es que, a pesar de lo que pueda parecer y todos los problemas que acarrea, sigue siendo el país más estable a la hora de suministrar petróleo. Podrían cortar el suministro por razones políticas, y realmente ya lo han hecho en algunas ocasiones, pero desde el punto de vista estrictamente económico es uno de los pocos países que puede garantizar que siempre exportará petróleo ya que posee lo márgenes de beneficio más altos, al contrario que otros países como Inglaterra, Canadá o Venezuela cuyo petróleo es mucho más caro de extraer o refinar.
Países ordenados con mayor margen de beneficio: Arabia, Irán, Iraq, Rusia, EEUU, Nigeria, Canadá, Venezuela, Noruega, Brasil, GB.
¿Qué tiene esto que ver con la continuidad del suministro? Mucho. Si el precio del petróleo comenzase a disminuir, aquellos productores que necesitan más dinero para extraerlo dejarían de producirlo para no sufrir pérdidas. Es el caso actual de Venezuela, donde tienen ingentes cantidades de crudo pero han paralizado la producción porque el barril sale tan barato que ya no ganan dinero al venderlo y les sale más barato comprarlo que producirlo. Sin embargo, como Arabia es el productor más barato, siempre tendrá beneficios. Pero hay más razones.
Ni todo el petróleo es idéntico ni todas las plantas de refino están preparadas para procesar el mismo tipo de crudo. Por ejemplo, el petróleo que sale de Texas es muy líquido (petróleo ligero), y para poder convertirlo a algo más sólido se necesita mezclarlo con otro algo más espeso. El petróleo saudita es perfecto para hacer este coctel. Un gran negocio tan lucrativo como vender directamente el petróleo, por eso empresas como la SHELL de los Países Bajos, donde no hay petróleo, es capaz de sacar tantos beneficios con el oro negro.
Sin embargo, todo este intrincado equilibrio económico se desajustaría con la llegada al mercado de un nuevo competidor, un competidor con los mismos márgenes de beneficio que Arabia Saudí pero al que casi ningún país occidental compra petróleo. ¿Qué pasaría si Irán consigue abrirse al mundo?
Bibliografía
Míster X
https://www.youtube.com/channel/UCmotoIZb8eE0P0c8oxHwVxg/videos
VisualPolitik
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Ejércitos