María y Laura Lara Martínez (Guadalajara, 1981), son dos hermanas historiadoras con una trayectoria académica y profesional intachable. Con unas notas excelentes durante su etapa universitaria, consiguieron 38 matrículas de honor de 41 asignaturas posibles. Entre otros galardones, poseen el Primer Premio Nacional de Fin de Carrera en Historia del Gobierno de España. Obtuvieron el doctorado en las Facultades de Filosofía y Letras con calificación sobresaliente cum laude. Actualmente ambas son profesoras en la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), Laura como profesora de Historia Contemporánea y María como profesora de Historia Moderna y Antropología. Han impartido charlas, han escrito varios libros y han realizado gran cantidad de publicaciones e investigaciones, algunas de ellas en Harvard y en París. Son colaboradoras de los programas “La aventura del saber”, “Shalom” y “La navaja de Ockham” emitidos en la 2 de Televisión Española. A su vez, en Cuatro son las historiadoras del programa “Todo es mentira” con su sección “Vamos a contar verdades”. En Telemadrid han tenido su espacio “Un, dos, tres. Históriame otra vez” en el programa “La Redacción”.
El programa El Faro de la SER en el verano de 2021 las nombró “Personas Faro”. Tienen dos espacios semanales en radio: los miércoles “Princesas en Jeans” en Onda Cero desde Guadalajara y los jueves “Historia Semanal” en COPE Pinares. En el periódico Nueva Alcarria tienen los viernes la tribunal “Historia Clínica”. En 2015 ambas fueron galardonadas con el premio Algaba con el libro Ignacio y la Compañía. Del castillo a la misión. En 2011 María ganó el Premio de Novela Histórica “Ciudad de Valeria” con su novela El velo de la promesa, saga en torno a la emperatriz Helena, continuada en el libro Memorias de Helena. Su tercera novela es Sin el estigma de Eva sobre Christine de Pizan, la primera escritora profesional de la Historia. Recientemente, en 2021 han sido nombradas ‘Hijas Predilectas de la Comunidad de Castilla-La Mancha’. Son también las historiadoras de las Cortes de Castilla-La Mancha en el V Centenario de los Comuneros. Su último libro Los caballos amarillos: enfermedades que nadie vio venir, es el objeto de esta entrevista.
¿Cuál ha sido la importancia de la historia de la medicina para la sociedad actual?
El avance de la medicina ha sido decisivo para ampliar la calidad de vida de la humanidad. Uno de los males casi aniquilados gracias a la vacuna es la poliomielitis. Fue un grave problema médico mundial. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó su campaña para erradicar la polio en 1988, cuando seguía siendo endémica en todo el planeta, y de hecho aquel año hubo 350.000 infectados. Y, así, la OMS ha podido certificar la erradicación de la poliomielitis en América, Europa, Sudeste asiático, India y el Pacífico occidental. Si se consigue eliminarla de todos los territorios, será la tercera enfermedad infecciosa eliminada de la faz de la Tierra: la primera fue la viruela, y la segunda la peste bovina.
Nuestro oficio de historiadoras tiene bastante que ver con el del médico y con el del psicoanalista: en la sala de espera de la consulta, o en el diván de la Historia clínica, se sientan las personalidades y los sujetos anónimos y, a menudo, junto a su biografía política, es preciso reconstruir sus dolencias.
«La Historia es magistra vitae», maestra de la vida o para la vida, si traducimos el término vitae como dativo en vez de como genitivo. Lo sentenciaba el romano Cicerón; y esta píldora intelectual la retomaría san Isidoro de Sevilla, el sabio visigodo denominaba a España «honra y prez de todo el orbe».
La Historia, la Filosofía y la Medicina siempre han tenido una estrecha colaboración. Las universidades tienen departamentos de Historia de la Medicina y, en cuanto naces, o como paciente te sientas en la silla de la consulta, se abre o se suman páginas en la carpeta de tu historia clínica. Historias clínicas son el estudio de la Peste Negra, de la viruela, de la gripe de 1918 o del coronavirus.
El milagro hoy avanza de la mano de la ciencia. Son totalmente compatibles Dios y la investigación.
En vuestro último libro Los caballos amarillos: enfermedades que nadie vio venir, habláis sobre el impacto de las enfermedades para el devenir de la historia, ¿de qué manera han influido estos avatares en el auge o declive de civilizaciones pasadas?
Desde 2020 en todo el planeta vivimos una situación excepcional de confinamiento tras la expansión del coronavirus. Países como China o Italia fueron los primeros en decretarlo. A comienzos de marzo de 2020, en los televisores en España veíamos cómo las ventanas y los balcones eran el espacio de contacto con la naturaleza en las calles de Roma. Y, a finales de esa primera quincena, el confinamiento se instaló en nuestro país. Esta drástica medida vino con una única orden: que la población se quedara en casa. Pero no ha sido la primera vez a lo largo de la Historia en que se adoptó esta decisión tan estricta. Es más, los confinamientos han cambiado la historia en España y en el mundo. En el pasado, la bandera amarilla colocada en los buques alertaba de que sus pasajeros estaban en cuarentena, por lo que no se les permitía desembarcar. En las señales marítimas internacionales, la bandera de cuarentena es amarilla y negra.
Las órdenes de confinamiento se han dictado lógicamente de manera preventiva ante las epidemias de peste, cólera, gripe, etc. También por la guerra. Aunque, como explicamos en el libro, ha habido confinamientos por otros factores que han mostrado el lado más inhumano de determinados gobernantes, convirtiendo trágicamente a minorías religiosas o étnicas en chivos expiatorios.
Las pandemias han marcado la Historia, desde las plagas bíblicas (que arqueológicamente han podido ser identificadas, con algunas oscilaciones cronológicas). Por ofrecer un dato que aportamos en nuestro libro: en víspera de la invasión islámica del año 711, los visigodos habían soportado la peste y, aparte de las peleas intestinas entre los clanes de Rodrigo y de Witiza, no se afronta igual la guerra con el cuerpo sano, que enfermo.
De todas las pandemias ocurridas en el pasado, ¿cuál ha sido en vuestra opinión la pandemia más devastadora de la historia o la que más efectos ha provocado?
La mayor pandemia de la historia es la viruela, con más de 300 millones de muertes solo en el siglo XX. Surgió en las poblaciones humanas en torno al año 10.000 a.C. Fue una enfermedad devastadora en la Europa del siglo XVIII. Es causada por el virus variola, y causa tasas de mortalidad de hasta el 30%. A América llegó con los conquistadores y en Europa se acentuó su contagio durante el siglo XVIII.
¿De qué manera influyó la peste negra en la configuración de la sociedad bajo-medieval? ¿Fue decisiva para resquebrajar sus cimientos?
Hasta época contemporánea no se supo que la peste se difundía a través de la picadura de las pulgas de los ratones, se pensaba que era un castigo divino o una conjunción astral. Las pandemias han supuesto cambios en todos los órdenes. Hacia 1360-1386, en el poema alegórico Piers Plowman (Pedro el Labrador), William Langman denunció las condiciones laborales de los campesinos. Con la peste como telón de fondo, en más de 7.000 versos, critica la desorganización del trabajo agrícola. Entre otros aspectos, Langman reveló que los mendigos preferían comprar pan blanco a que les dieran trozos sobrantes para evitar contagiarse.
Igual que en 2020-2022 se está difundiendo la fórmula del teletrabajo como adaptación laboral durante el confinamiento gracias a internet y las nuevas tecnologías, a mediados del siglo XIV se produjo la expansión de la ganadería, para la que no era precisa tanta mano de obra y además permitía aprovechar los espacios vacíos que se podían emplear como pastos.
Hubo diversas enfermedades como la gripe o el sarampión que diezmaron a las poblaciones nativas de América a la llegada de los españoles al no disponer de anticuerpos contra ellas. En este caso, ¿fue el factor clave para el éxito de las campañas de conquista? ¿Sin ellas tal vez el resultado hubiese sido diferente?
Los españoles no quisieron practicar un genocidio en América, alentaron el mestizaje, cosa que los británicos no. El impacto psicológico de la dominación pudo producir alta mortandad, ya que sabemos que algunos pueblos antillanos dejaron de cultivar la tierra. También sabemos que las epidemias del Viejo Mundo, por ejemplo la viruela, introducidas por los primeros pobladores, produjeron una debacle entre los indígenas.
Con la reciente inauguración del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, se ha puesto el foco sobre el papel de las mujeres en la lucha contra las enfermedades. ¿Cuál ha sido el papel desempeñado por estas valientes mujeres a lo largo de la historia? ¿Por qué muchas de estas heroínas han caído tristemente en el olvido?
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna tuvo lugar entre 1803 y 1814. Es considerada la primera misión sanitaria internacional de la Historia. Se trató de una gesta extraordinaria. Y la desarrolló España.
El objetivo de la Expedición era difundir por todos los rincones del planeta la vacuna contra la viruela, descubierta por Jenner. El viaje estuvo encabezado por el cirujano militar alicantino Francisco Javier Balmis y por la enfermera coruñesa Isabel Zendal. Ella era la rectora del orfanato de la Casa de Expósitos de La Coruña. Él era el médico personal de Carlos IV. El soberano había perdido a su hija María Teresa (1791-1794) a causa de dicha enfermedad. El segundo de los Borbones en España, Luis I (tío de Carlos IV), que solo fue rey de España desde el 15 de enero hasta el 31 de agosto de 1724, había fenecido con 17 años de edad por la viruela.
Pero se encontraban con dos obstáculos para el periplo: no había cámaras de refrigeración para transportar el suero de vacunación, y en América no abundaban las vacas para aplicar la variolación. Por ello, se decidió que colaboraran activamente personas que sirvieran de probetas vivas. Se seleccionó a 22 niños de entre 3 y 9 años de edad (entre ellos Benito, el hijo de Isabel).
A estos niños se les inoculó el suero con el virus de la viruela bovina y, gracias a ellos, serían vacunadas 500.000 personas en el planeta. La misión llevó la vacuna a las islas Canarias, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México, Filipinas y China.
Los 22 niños eran varones y ninguno regresó a Galicia. Tampoco volvieron ni Isabel ni Benito, que murieron en Puebla de los Ángeles (México). Balmis fue el único miembro de la tripulación que retornó a España. Isabel Zendal (que es citada hasta con 35 nombres) es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional. En 2020 se ha conmemorado el bicentenario del nacimiento de la enfermera británica Florence Nightingale.
Volviendo a la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna o Expedición Balmis, ¿se puede considerar un hito para la historia en la erradicación de la viruela? ¿Por qué se conoce tan poco en España dicha hazaña?
La palabra «vacuna» deriva precisamente del método que para prevenir la viruela inventó el británico Edward Jenner (1749-1823), padre de la inmunología. En 1796 este médico rural se percató de que las ordeñadoras de vacas contraían la viruela vacuna (cowpox), una variante de la enfermedad humana contra la que quedaban inmunizadas. Ante este indicio, extrajo líquido de las pústulas de la ubre de una vaca enferma para inoculárselo a un niño de 8 años, llamado James Philips, quien se contagió, pero no murió, pues los síntomas que tuvo de la viruela fueron más leves. De este modo, quedó inmunizado ante la viruela humana. Las vacunas dieron la posibilidad de la erradicación de enfermedades.
Jenner elogió la Expedición: «No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este». Del mismo modo, el geógrafo y naturalista prusiano Alexander von Humboldt afirmaba en 1825: «Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la Historia».
Ya en tiempos más recientes, otra pandemia sumamente letal fue la mal llamada ‘gripe española’ de 1918-1920. ¿Cuál fue su impacto en aquel momento? ¿Qué lecciones podemos sacar de ella?
Entre las pandemias más mediáticas está la gripe de 1918. Cincuenta millones de habitantes del planeta y más de 250.000 personas de nuestro país fallecieron a causa de la mal llamada “gripe española”. Entonces no había radio ni televisión pero, como España era neutral en la Primera Guerra Mundial y no aplicaba la censura de prensa como los países combatientes, se cargó con el sambenito. Lo que se sabe con toda seguridad es que no surgió en la Península Ibérica pues, antes de llegar el virus en mayo de 1918 a Madrid, hubo enfermos en Reino Unido, Francia, Alemania, Italia…, en el puerto ruso de Odesa y hasta en Bombay. De hecho, en la ciudad india, un funcionario encargado de la Sanidad, manifestó que ese mal era «un ladrón en la noche», porque de un día para otro habían proliferado los contagios.
A partir de 1918, las naciones se implicaron en mejorar la medicina. El baby boom caracterizó los «locos años 20», marcados por el feminismo y el charlestón. En Francia y Reino Unido se reguló la adopción de niños habida cuenta del alto número de huérfanos.
Hubo muchos matrimonios en segundas nupcias y buena parte de la población quedó sumida en la depresión por multitud de causas: la pérdida de seres queridos, la falta de trabajo, la pobreza en que quedó sumido el hogar si había fallecido el cabeza de familia… Y, como la pandemia coincidió con el final de la Gran Guerra, se habló de la «depresión de Flandes» que también padecían los veteranos del conflicto.
Por el Tratado de Versalles, en 1919 surgía la Sociedad de Naciones como organismo orientado a frenar los conflictos. En la Sociedad de Naciones, una rama estaba dedicada a la sanidad, para evitar que volviera a producirse una enfermedad de tales dimensiones. En 1948 se crearía la Organización Mundial de la Salud.
Aunque tal vez ya no cope los principales informativos de las noticias, existe todavía una epidemia que sigue causando severos estragos sobre todo en los países más desfavorecidos, el VIH. ¿Cómo cambió al mundo esta enfermedad?
Nos enfrentamos a una nueva amenaza, un virus que quizás haya venido para quedarse. Desde 1981, cuando se documentaron los primeros casos del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), las organizaciones internacionales de la salud han sumado esfuerzos para frenar el virus. Se hipotetizó que el origen del VIH era animal, como se ha conjeturado también en relación al coronavirus.
Se sabía que el sida provocaba el agotamiento del sistema inmunológico, pero el desconocimiento inicial acerca de su propagación hizo que su transmisión fuera lamentablemente muy rápida. En el siglo XXI el sida es una enfermedad que sigue existiendo pero que, si se detecta a tiempo, permite tener una vida normal. En el tercer milenio, con el tratamiento adecuado, una persona con VIH puede tener una esperanza de vida casi igual que otra persona no contagiada, aunque siempre hay que acentuar la importancia de la prevención.
Por desgracia, actualmente estamos viviendo otra pandemia, la de Covid-19. Es todavía pronto para analizar todos sus efectos, pero en vuestra opinión, ¿creéis que se estudiará en los libros de historia de las siguientes generaciones?
Claro que se estudiará en los libros de Historia la pandemia de coronavirus. Nos ha marcado a todos vivir esta situación, y esperamos que pase pronto. En el libro contamos que los rastreadores y los toques de queda están inventados desde antiguo. El cercar las poblaciones y el evitar las aglomeraciones de personas son recomendaciones presentes en la Historia desde las plagas grecorromanas. No obstante, ha habido estadistas que han sufrido en sus propias carnes la enfermedad; eso le sucedió a Pericles, pues sus dos hijos y él mismo perecieron ante la llamada peste de Atenas que, realmente, parece que fue un brote de fiebre amarilla. Y, después, Alfonso XI y Margarita de Dinamarca perecieron por la Peste Negra de la Baja Edad Media.
Viendo el impacto que ha tenido en el mundo la actual pandemia de Covid-19, ¿a qué futuros peligros se enfrenta la humanidad en el campo de medicina? ¿Estamos más preparados para afrontarlos o deberíamos inquietarnos?
Se calcula que el cambio climático producirá 250.000 muertes adicionales al año entre los años 2030 y 2050. Habría que tratar de evitar esta trágica situación.
Y la ciencia debería contribuir también a alargar la esperanza de vida de las personas. Nos resulta escalofriante cuando escuchamos: ya había vivido bastante. Ser mayor no quiere decir que tu vida esté amortizada. Ojalá nunca tuviéramos que despedirnos de los seres queridos. ¿Cómo convencer a una persona de que se le acaba su tiempo cuando quiere seguir despertándose, quiere seguir paseando, quiere seguir viendo a sus nietos? Las ganas de vivir nunca mueren.
¿Por qué el título del libro?
En el libro explicamos que el título “Los caballos amarillos” obedece a que este era el color del corcel en el que viajaba en el Apocalipsis el jinete de la muerte. Se ha asociado al amarillo con la muerte desde que Molière murió en 1673 representando El enfermo imaginario. Leyenda urbana que parte de dos falsedades: el dramaturgo no falleció sobre el escenario, sintió un dolor fuerte en el pecho aunque le dio tiempo a llegar a su casa, donde feneció pocas horas después, posiblemente a causa de la tuberculosis; y el traje era color amaranto (rojo tirando a granate), según había encargado a una sastrería parisina.
Quedémonos con los valores positivos que emanan de esta tonalidad: amarillos son el sol y el oro, el mito del Dorado que buscaron los conquistadores, y las baldosas que Dorothy sigue como guía en El mago de Oz. Nuestra obra intenta alentar el optimismo.
Por último, ¿queréis añadir alguna cosa más?
El libro Los caballos amarillos. Enfermedades que nadie vio venir ha sido escrito durante los estados de alarma. Y se halla orientado no solo a contar lo que hemos vivido en 2020 y 2021, sino también a analizar pandemias del pasado, para mostrar que la Historia es un bucle, donde los episodios se repiten.
Muchas gracias por vuestro tiempo y por haber concedido esta entrevista para Academia Play.