Sabemos que nació a orillas del río Lozoya, en su tramo más alto, en un refugio bajo una meseta de piedra desde cuya entrada se encara, dominando el círculo de montañas que rodean al valle, la cima de Peñalara, enhiesta la cumbre como una enorme lanza y con sus nieves brillando al sol, como al sol relucían también las puntas que empuñaban los cazadores del clan que dominaba aquel territorio. Era una niña neandertal, de ojos azules, pelirroja, pecosa y de piel clara, cuyo nacimiento se remonta a unos 40.000 años. Pero conocemos, con mucha mayor precisión, que ella murió a poco de cumplir los tres de su corta vida, y que su muerte llenó de dolor no solo a su madre sino a la tribu por entera, que la lloró con desconsuelo.
Guion de Antonio Pérez Henares.
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