En los últimos años, Groenlandia ha estado en el punto de mira de las grandes potencias mundiales debido a su elevado valor geoestratégico. Esta «inabarcable» tierra de hielo de unos 2.175.600 km², posee numerosos recursos naturales todavía sin explotar, claves para el sostenimiento de la economía global. Pero, ¿qué se esconde en esta gran isla del Ártico?
Antecedentes
Habitada desde tiempos inmemoriales por diversas tribus esquimales, Groenlandia apareció por primera vez ante los ojos de los europeos en la década de 980. Un explorador de orígenes noruegos de nombre Erick el Rojo, alcanzó este lejano territorio y lo denominó «Greenland» (tierra verde), quizás para atraer a nuevos colonos a pesar de la gran extensión de hielo presente. A partir de entonces empezó la colonización vikinga de Groenlandia, una etapa que se prolongaría hasta el siglo XV. Las causas de la desaparición de los colonos vikingos no están del todo claras, manejándose todo tipo de hipótesis (sequías, cambios climáticos, hostilidad de los indígenas, etc). Los inuit quedaron como los únicos pobladores de aquellos hostiles parajes.
No sería hasta principios del siglo XVIII cuando los europeos volvieron a asentarse de forma efectiva en Groenlandia. En 1721, un misionero danés-noruego llamado Hans Egede alcanzó la remota isla del Ártico bajo el pretexto de una misión mercantil y clerical. Entre otros acontecimientos, Egede se encargaría de la fundación de Godthåb (Nuuk), actual capital de Groenlandia. Estos hechos marcarían el inicio de la influencia danesa en el territorio. Tras el Tratado de Kiel de 1814, Dinamarca y Noruega quedaron separadas, aunque el reino danés conservaba sus posesiones de ultramar (islas Feroe, Islandia y Groenlandia). Durante la Segunda Guerra Mundial, EE.UU ocupó la isla entre 1941-1945 para evitar su caída en manos de la Alemania nazi.
La «penúltima» frontera
Finalizada la contienda, Dinamarca volvió a recuperar el dominio sobre la isla. No obstante, hubo jugosas ofertas por parte del gobierno estadounidense para adquirir Groenlandia, al igual que había ocurrido décadas atrás con Alaska, comprada a Rusia en 1867. Dichas propuestas fueron rechazadas de plano por los daneses. Aun así, en plena Guerra Fría permitieron que EE.UU. mantuviese el control sobre la base aérea de Thule, situada en el extremo noroccidental de la isla. En 1979, Dinamarca concedió la autonomía a Groenlandia, aunque se reservaba el control sobre política exterior, defensa y recursos naturales. La reina Margarita II siguió ejerciendo como jefa de Estado. En 1985, Groenlandia abandonó la Comunidad Económica Europea.
Para el año 2009, Groenlandia aumentó su estatuto de autonomía mediante una mayor independencia económica y la posibilidad de celebrar un referéndum sobre su independencia. En la actualidad, Groenlandia constituye una nación constituyente dentro del Reino de Dinamarca, el cual todavía conserva sus atribuciones en seguridad y política exterior. Pero, ¿por qué ha despertado tanto interés este inhóspito lugar en los últimos años? Groenlandia posee infinidad de recursos naturales casi sin explotar tales como tierras raras, petróleo, gas natural, zinc, plomo, oro y un largo etcétera. Sin embargo, al contrario que lo que sucede con la Antártida, el Ártico no dispone de un acuerdo internacional oficial que promueva su protección.
Este hecho convierte a esta gélida región del mundo en una zona muy vulnerable a las aspiraciones expansionistas de otras potencias mundiales interesadas en el Ártico como Rusia, China o Estados Unidos. Además, el progresivo deshielo provocado por el calentamiento global está favoreciendo la apertura de nuevas rutas comerciales más cortas que permitirían abaratar significativamente las costes de transporte, especialmente durante el verano. Particularmente, el interés de Estados Unidos por la isla del Ártico ha ido in crescendo llegando incluso a amenazar con una operación militar si los daneses no le entregan Groenlandia, en un momento muy delicado para el mundo. ¿Qué ocurrirá con el futuro de Groenlandia? Nadie lo puede saber.
Bibliografía
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